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Ultimo Aggiornamento: 30/06/2010 15:35
25/10/2006 01:11
 
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«El neoliberalismo en Brasil se combate eligiendo a Lula»

RD Martes, 24 de octubre 2006

A una semana de la segunda vuelta electoral el teólogo e intelectual brasileño Leonardo Boff no evitó pronunciarse sobre la candidatura del líder del PT. Identificó al Presidente como la figura carismática capaz de generar una alternativa, en una entrevista de Eduardo Andrés Aller en APM-Rebelión.

“Lula [Da Silva] representa la alternativa del sistema y lo nuevo que viene desde abajo… Por eso estamos muy pendientes de que Lula pueda ganar”. De visita en Argentina para realizar una serie de conferencias sobre las posibles alternativas éticas y humanistas para superar el modelo neoliberal, el teólogo e intelectual brasileño Leonardo Boff no eludió opinar sobre Luiz Inácio Lula Da Silva y su Gobierno.

El Presidente de Brasil, por la coalición que lidera el Partido de los Trabajadores (PT) buscará la reelección el próximo domingo cuando enfrente a Geraldo Alckmin, ex gobernador de San pablo y abanderado del conservador Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

Boff nació en Concórdia, Santa Catarina, el 14 de diciembre de 1938. Es nieto de emigrantes italianos venidos del Veneto a Río Grande do Sul a finales del siglo XIX. En 1959 se ordenó como sacerdote franciscano y en 1970 se doctoró en Teología y Filosofía en la Universidad de Munich (Alemania). Durante 22 años fue profesor de Teología en varios centros de estudio y universidades de Brasil y profesor visitante en las universidades de Lisboa (Portugal), Salamanca (España), Harvard (Estados Unidos), Basilea (Suiza) y Heidelberg (Alemania).

Debido a sus tesis ligadas a la Teología de la Liberación –combina la fe cristiana con elementos del marxismo- expuestas en su libro Iglesia: Carisma y Poder, en 1985 fue condenado a un año de “silencio obsequioso” y depuesto de todas sus funciones editoriales y académicas en el campo religioso. La sanción fue levantada un año después por la presión mundial ejercida sobre el vaticano. En 1992, luego de que Joseph Ratzinger, hoy el Papa Benedicto XVI, lo amenazara con una segunda punición, renunció a sus actividades sacerdotales y se autopromovió al estado laico. “Cambio de trinchera para continuar en la lucha”, dijo Boff por entonces.

El 8 de diciembre del 2001 le fue otorgado en Estocolmo el Right Livelihood Award, conocido también como el Nóbel Alternativo. En la actualidad es doctor Honoris Causa en Política por la Universidad de Turín (Italia) y en Teología por la Universidad de Lund (Suiza). Ha sido galardonado con varios premios en Brasil y en el exterior por su lucha a favor de los débiles y de los Derechos Humanos. Lleva escritos más de 60 libros y es asesor de movimientos populares como los Sin Tierra y las Comunidades Eclesiales de Base.

Antes de comenzar la entrevista, durante una de sus exposiciones, anticipó que “El problema mundial es tan grave que no puede tener solución política ni técnica, tiene que venir de otras fuentes como la ética, en tanto conjunto de iniciativas y principios. No abstractos ni complicados, sino cercanos a la esencia humana, al cotidiano de las personas.”

¿Cómo se combate el neoliberalismo en Brasil?

Se combate eligiendo a Lula; porque Fernando Henrique Cardoso (ex Presidente de Brasil, 1995 -2002, y presidente de Honor del PSDB) dijo que hay que privatizar Petrobrás, el Banco de Brasil, los correos; volver al neoliberalismo, a la privatización, un sistema que no funcionó en ninguna parte del mundo. Y él retoma ese discurso. Gracias a Dios que Alckmin está muy atrás en las encuestas, como por once puntos de diferencia. Entonces, una forma de combatir el neoliberalismo es llevar al poder a personas que den centralidad a lo colectivo, a lo que más incluye personas; y que no concentre todo en el individuo, en las grandes empresas, en las multinacionales, sino que favorezca a la pequeña empresa y a su articulación, a la producción colectiva. Es una manera de contrarrestar la lógica del capital, que es competitiva y no cooperativa. Por eso estamos muy pendientes de que Lula pueda ganar.

¿Por qué Lula Da Silva es el líder para conducir una alternativa al neoliberalismo en Brasil?

Lula representa el nuevo sujeto histórico, aquellos que estaban siempre destituidos, al margen, sin poder, se han organizado de tal manera que encontraron en Lula a la persona carismática, aquel que ha podido copar el poder central y utilizar ese poder no para reproducir los privilegios del Estado manipulado por las oligarquías, sino que ha intentado, sin conseguirlo totalmente, pero ha intentado dar centralidad a lo social, a los pobres, con políticas ricas para los pobres. Y de hecho ha integrado a 43 millones de personas, que es mucho. Entonces, él representa la alternativa del sistema y lo nuevo que viene desde abajo y es una expresión de gran magnitud histórica. Si miramos la historia de Brasil que fue siempre la historia de los pudientes, de los terratenientes y de las oligarquías y nunca del pueblo. Ahora, por lo menos, alguien del pueblo ha llegado al poder y utiliza el poder de una forma distinta, con contradicciones por la presión que el mismo sistema hace, pero es muy clara la opción por las grandes mayorías.

¿Cuál es mayor logro de la presidencia de Lula y por qué?

La obra más grande del Gobierno Lula es Hambre Cero y la Bolsa Familia, programas sociales que permitieron que las familias que no comían ni una vez al día, lo hagan tres. Eso ha permitido que se recupere de alguna manera la comensalidad. Comer y beber juntos fue lo que le permitió al ser humano hacerse y sentirse humano y hoy gran parte de la humanidad no come. Hasta los que pueden comer ya no tienen comensalidad porque estamos en la era de la comida rápida. Ya no comemos juntos alrededor de la misma mesa, discutiendo los problemas, los padres junto a los hijos. Se suele comer juntos los domingos pero hemos perdido la sacralidad de la mesa, donde afloran los problemas y se resuelven los conflictos

¿No hay riesgos de caer en el asistencialismo?

Sí y no. La primera función del Estado es cuidar de la vida de los ciudadanos, por la tanto asegurarse de que coman. Para mí eso no es asistencialismo es humanitarismo en grado cero, es ser mínimamente humano. A la par, sí se pueden dar otros incentivos para no depender del Estado. Si en dos años, la familia no logró una autonomía relativa, no ha ganado nada. Tiene que dar un salto, tiene que alfabetizarse, profesionalizarse para lograr su autonomía ciudadana. Es fundamental en la humanidad para que no haya hambre, para que puedan disfrutar de una casa, una familia. Son nuestras hermanas y hermanos que tiene comer y beber; hay que garantizar que eso suceda.

¿En qué tiene que avanzar Lula Da Silva?

Hay que hacer más; por eso lo apoyamos pero también le cobramos sus promesas críticamente. Tiene que hacer algunos gestos que Kirchner ha hecho y Lula no. Por ejemplo, Kirchner no ha dicho no voy a pagar, porque sería una herejía del sistema, pero sí dijo no voy a pagar cien, voy a pagar 30. Lula tiene que presionar al mercado financiero, que ha tenido sus ganancias y ahora tiene hacer un sacrificio como lo está haciendo el pueblo. El puede presionar si tiene detrás una base social que lo impulsa a eso. Nosotros lo apoyamos pero lo agobiamos para que sea más radical en eso, en las políticas públicas, que sean ricas para los pobres y pobres para los ricos.

¿La gran victoria que Lula obtuvo en el Nordeste puede significar el surgimiento de un nuevo PT con un perfil más rural, más ligado a los movimientos sociales que al grupo sindical de San Pablo, donde la derrota fue contundente?

Sí. Creo que el PT es dominado en gran parte por el grupo de San Pablo que viene de la industria y de los grandes sindicatos, pero hay todo un PT del campo, del Nordeste; yo considero, por ejemplo, el PT del Estado de Acre, la parte amazónica es un PT totalmente distinto, que ha incorporado el discurso ecológico. El gobernador Jorge Viana ha creado, incluso, la categoría de Florestanía, en comparación con la Ciudadanía. Es Un PT más ligado a las luchas campesinas, a la producción alternativa, a la agricultura familiar, la economía solidaria. Creo que habría que darle más peso a ese PT porque tiene más novedades y es más fiel a las raíces populares. En San Pablo está muy tentado por el poder de la moderna sociedad de la cultura más ilustrada y más comprometida con el sistema. Son contradicciones internas del PT, que se tienen que ir superando a medida que se van reforzando las bases. La dirigencia tiene que tener una organicidad permanente con las bases, porque si se desgarra de eso, se hacen burócratas del poder y la corrupción es muy fácil.

Después de la polarización social que mostraron las urnas en Brasil, donde Lula ganó entre los más pobres y Alckmin entre los más ricos, ¿cómo hace un gobierno popular para integrar a esos sujetos socializados por el neoliberalismo que, sin pertenecer a las elites, votaron por el PSDB y expresan cierto odio contra los más postergados?

Creo que hay que reforzar el polo más débil, que son las clases populares que fueron siempre explotadas y marginadas, y el Gobierno, desde su dimensión ética, debe hacer políticas sociales que los involucre más, por ejemplo toda la agricultura familiar, el microcrédito, la coordinación de producciones comunitarias; y eso Lula lo está haciendo. Pero no alcanzó a crear una red de esos grupos, porque es solamente mediante una red articulada que se suman fuerzas. Si uno se queda en fuerza regionales sin relación con lo otros grupos no se logra nada. Para mí, el gran reto del nuevo gobierno de Lula es que tenga una conexión más sistemática, más conciente, con las bases populares para compensar la base parlamentaria. Y que eso no sea únicamente un poder social, sino que se transforme también en un poder político, en el sentido de que ayude a formular políticas públicas que sean discutidas con ellos, que ellos puedan hacer sugerencias y que no sean solamente beneficiarios. Y ahí sí creo que ayudaríamos a tener un democracia más incluyente, no solamente representativa, delegaticia, más popular y participativa.

La integración política y económica es conocida, pero ¿cuál el la integración que necesita el Mercosur a nivel cultural?

Creo que hay que superar el economicismo, en el sentido de que en el fondo, hasta el momento, el Mercosur es una cuestión de tasas, facilitación de impuestos, intercambios tecnológicos, donde poco se incluye el lado cultural. Y nuestros países tienen una cultura muy interesante porque son pueblos muy creativos, que han creado manifestaciones culturales de música, de arte, de cine y casi todo eso no se intercambia. Creo hay que intercambiar los pueblos y no solamente productos. Y eso sería lo nuevo; entonces el factor cultural sería determinante para crear más cohesión. Nosotros tenemos tanto que aprender de la cultura argentina, de la historia argentina, que es muy rica también; de las tradiciones populares e indígenas. Y nuestra cultura que es muy diversa, tanto que sesenta países han enviado sus representantes ver a un pueblo muy diverso y con mucha riqueza de creatividad. Todo eso es fundamental si queremos una América Latina más coherente, más fuerte para dialogar con otras fuerzas.
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