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Azitromicina a 4 000 pesos, Rocephin a 10 000: el precio de los antibióticos en el mercado negro




Injustificable. No existe otra palabra para calificar a quienes, en medio de la crítica situación que vive el país a causa del actual rebrote de la pandemia, se dedican a obtener beneficios a costa del dolor de los demás, mediante la venta ilegal de medicamentos.

Pedir a quien tiene un familiar enfermo tres, seis o 7 000 pesos por una tira de antibióticos o cualquier otro fármaco, resulta condenable desde todo punto de vista; además de constituir una conducta reprochable que nada tiene que ver con los valores que promueve un país que ofrece servicios de Salud de manera gratuita.


Una muestra de lo anterior lo contaba, en fecha reciente, un residente en la capital, quien narraba la manera en que compró Rocephin para un familiar que lo necesitaba. Primero, se lo vendían en 20 dólares, pero al final logró dar con otro vendedor de la Villa Panamericana que lo tenía en 600 pesos. La propia persona le comentó que él lo había adquirido en ese mismo precio, pero no lo había usado, por eso «ayudaba» a otros.

Asimismo, detalló que, para contactar al vendedor, se valió de la información publicada en un grupo de la red social Telegram, donde, por igual, venden tres óvulos de Clotrimazol en 800 pesos; un pomo de Clonazepam en 600; y 60 tabletas de Tramadol con paracetamol, en mil. ¡Ah!, y agregó que tiene «ofertas buenísimas» de sondas de aspiradora para secreciones, cánulas para traqueotomía 4.5, catéter de plástico y kit de colecta de orina, entre otros productos.

Situaciones como la narrada se han vuelto recurrentes en las redes sociales. Una rápida indagación realizada en diferentes sitios permite observar que los fármacos más cotizados en estos momentos son Azitromicina, Prednisolona, Cefalexina y Duralgina, entre otros que, en dependencia de su función, contribuyen a combatir el malestar asociado a los síntomas de la COVID-19.

También existen otros medicamentos muy promocionados, de los que se encuentran «a nivel de hospital», como el propio antibiótico Rocephin, las inyecciones de Omeprazol, de Espasmoforte, el Diclofenaco de sodio y hasta el Interferón; además de otros que fueron importados al amparo de la Resolución 309 de la Gaceta Oficial Extraordinaria No. 62, que establece el no pago de los aranceles e impuestos en la Aduana.