El ferrocarril Habana, Bejucal, Güines, surge debido a la necesidad de ampliar la producción azucarera obligaba a buscar nuevas tierras, que ya no existían cercanas a los puertos de embarque, elevándose los costos de transportación, y por tal, los del producto, lo que no le permitía competir con la de remolacha, que se estaba extendiendo en Europa.
Datos históricos y sobre la construcción
El Conde de Villanueva realizó todas las gestiones pertinentes, y después de conseguir la aprobación de la Corona, obtuvo los créditos necesarios con la banca inglesa y en abril de 1835 (sólo años después que Stephenson, con su locomotora Rocket, hicieran el famoso recorrido de Liverpool a Manchester en 1829) llegaron a La Habana el ingeniero Alfred Cruger en calidad de primer ingeniero y Benjamín H.WrightJr. como segundo, con todos los instrumentos para delinear y escoger el trazado de la vía.
Las obras se iniciaron el 9 de diciembre de 1835. El tramo inicial Habana-Bejucal presentaba algunas complejidades debido a que esta última villa se encontraba a 97 metros sobre nivel del mar en un tramo de 26 km, por lo que en ocasiones se presentaban desniveles que obligaron a complicados trabajos de infraestructura, tales como un túnel en Vento de 14 pies de ancho, 16 de alto y 325 de longitud y un puente de sillería sobre el río Almendares que exigió la importación de 200 pilares de cantería de los Estados Unidos.
Construcción del ferrocarril.Los rieles se tendían sobre traviesas de madera que descansaban sobre una capa de balastro de 6 pulgadas de espesor, pero la quiebra del contratista que debía suministrar las traviesas obligó a sustituirlas por sillares de cantería de 2.25 metros de largo por 60 cm de ancho y 45 de grueso, que se colocaban a una distancia de 3.6 metros entre uno y otro, con pequeños polines de piedra intercalados.
Inicialmente se pensó situar la estación del ferrocarril donde hoy está el Capitolio Nacional. De allí saldría por la calle Zanja hasta el Castillo del Príncipe, lugar en que torcería hacia el sur. Pero el general Tacón se opuso a que se construyera la vía en el terreno cercano a la fortaleza, por lo que hubo de realizarse una estación provisional en Garcini, hoy Oquendo entre Estrella y Maloja. Los almacenes, depósitos y talleres se situaron en una estancia conocida por La Ciénaga, ubicada en el entronque de la calzada del Cerro y Puentes Grandes.
A los 23 meses y diez días de haber iniciado la obra, el 19 de noviembre de 1837, en una mañana lluviosa por la entrada de un frente frío, a las 8 a.m. salió el primer tren hacia Bejucal, lo que convirtió a Cuba en el séptimo país del mundo en contar con un ferrocarril en explotación.
Pasajeros en la salida de la Habana
El tramo de Bejucal a Güines, de 46 Km se continuó de inmediato y resultó mucho más fácil, pues su trazado era por terrenos más llanos. A la salida de Bejucal pasaba por los poblados de Buenaventura, Quivicán, Guara, Melena y Güines, con un recorrido total de 71.959 km desde La Habana. Este tramo se inauguró el 19 de noviembre de 1838, o sea, exactamente un año después que lo hiciera a Bejucal. El costo de la vía desde La Habana hasta Güines fue de 1 753 589 pesos y en 251 889 el material rodante, totalizando 2 005 000 pesos.
El paradero de Bejucal.Con el traslado de Tacón, el nuevo Gobernador autorizó inmediatamente la construcción y salida de los trenes de la estación de Villanueva (en los terrenos donde hoy se sitúa el Capitolio) con el consiguiente traslado de las vías, lo que tuvo un costo adicional de 148 000 pesos. El primero de abril de 1840 comenzaron los trenes a salir de la estación de Villanueva, llamada así por el Presidente de la Comisión de Fomento, Claudio Martínez de Pinillos, Conde de Villanueva.
El edificio de la estación, según el estilo y usanza de los construidos en los Estados Unidos y en Europa para esta función, tenía un cuerpo a cada lado de la vía. Uno era un cuadrilongo de 33.4 m de largo y 6.7 m de ancho, con la fachada mirando al Campo de Marte, formando dos arquitrabes sostenidos por seis columnas dóricas con techo de azotea. En este edificio radicaban la dirección, las oficinas, expendio de boletines, cajero, pesas y despacho de equipajes de viajeros. El otro edificio, paralelo al norte del primero, era todo de planta baja con azotea y estaba ocupado por los empleados de residencia permanente en el lugar y por almacenes.
Como la Junta de Fomento, que había acometido la construcción no podía comprometerse a administrarla debido a que no era su función, sacó el Ferrocarril a pública subasta, la que se le otorgó en 3.5 millones de pesos el 10 de enero de 1837 a la Sociedad Caminos de Hierro de la Habana, compuesta por 20 personas acaudaladas, representadas por Don Juan Poey. Eran requisitos para obtener la subasta los compromisos de rebajar los fletes de carga y construir los ramales a Batabanó, a San Antonio y a Unión de Reyes.
En los próximos años la Empresa construyó el ramal hacia Batabanó, desde el paradero de San Felipe, que tenía 15.5 km y en 1844 inauguraron otro de 12 km entre El Rincón y San Antonio de los Baños, que cinco años más tarde cubriría 22 km y llegaría a la rica región azucarera de Guanajay.
También, según lo pactado, se extendieron 52 km hacia el este y llevaron las líneas de Güines a San Nicolás, Palos, Nueva Paz y Alacranes, hasta enlazar con el ferrocarril de Matanzas en la Taberna de Reyes, razón por lo que se llamaría a este lugar en lo adelante, Unión de Reyes.
[Modificato da cubanito74 26/11/2013 14:52]