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Con su levantamiento en armas contra el colonialismo español en el ingenio Demajagua, enarboló las dos banderas fundamentales de la Revolución Cubana

Desde el 9 de octubre de 1868, los patriotas de los sitios cercanos comenzaron a llegar, unos a caballo, otros a pie, a la hacienda Demajagua, ubicada entre los ríos Buey y Gua, en el camino de Manzanillo a Campechuela. Carlos Manuel de Céspedes le pidió a Cambula Acosta que hiciera una bandera cubana para que presidiera el levantamiento.

Carlos Manuel de Céspedes Reunión con los esclavos, en el ingenio La Demajagua
A media mañana del 10 de octubre, el futuro Padre de la Patria hizo reunir a su dotación en el batey del ingenio

Años después ella relató a un periodista: “Él mismo me pintó en un papel el diseño, indicándome los colores que debía llevar […] Yo entonces desbaraté mi mosquitero, que tenía tela roja, descosí un vestido azul de mi uso y con una pieza blanca que tenía sin usar, me puse a hacer la bandera en la sala de mi casa, cosiéndola a mano.

La estrella la dibujó en un papel Emilio Tamayo, un joven que había venido a unirse a la acción revolucionaria […] Cuando la bandera estuvo terminada, Carlos Manuel me dijo, poco más o menos, lo siguiente: ‘Tómala, dásela a Tamayo y grítale a nuestras fuerzas que antes mueran que entregarla al enemigo’”.

A media mañana del 10 de octubre, cuando el futuro Padre de la Patria hizo reunir a su dotación en el batey del ingenio -realmente eran pocas decenas, ya él anteriormente había libertado a casi medio centenar-, les dijo:

“Ciudadanos, hasta este momento habéis sido esclavos míos. Desde ahora sois tan libres como yo. Cuba necesita de todos sus hijos para conquistar su independencia. Los que me quieran seguir, que me sigan: los que se quieran quedar, que se queden. Todos seguirán tan libres como los demás”.

Cambula Acosta
Cambula Acosta en 1928, junto con
la bandera enarbolada el 10 de
octubre de 1868Minutos más tarde, se dirigió a los casi 700 cubanos, entre hacendados, campesinos, asalariados y ex esclavos: “Ciudadanos, ese sol que veis alzarse por la cumbre del Turquino viene a alumbrar el primer día de libertad e independencia de Cuba.

¿Juráis vengar los agravios de la Patria? […] ¿Juráis perecer en la contienda antes que retroceder en la demanda? […] Enhorabuena, sois unos patriotas valientes y dignos. Yo por mi parte juro que os acompañaré hasta el fin de mi vida”.

Ese mismo día, quizás la noche antes, Céspedes redactó el Manifiesto del 10 de Octubre, en el cual precisaba los dos grandes objetivos por los que los cubanos se lanzaban a la guerra: la conquista de la plena independencia y la justicia social para todos, que en 1868 tenía que partir necesariamente de la abolición de la esclavitud.

Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba

“[…] Al levantarnos en armas contra la opresión del tiránico gobierno español, siguiendo la costumbre establecida en todos los países civilizados, manifestaremos al mundo las causas que nos han obligado a dar ese paso […] Nadie ignora que España gobierna a la Isla de Cuba con un brazo de hierro ensangrentado, no solo no le deja seguridad en sus propiedades, arrogándose la facultad de imponerle tributos y contribuciones a su antojo, sino que teniéndola privada de toda libertad política, civil y religiosa, sus desgraciados hijos se ven expulsados de su suelo a remotos climas o ejecutados sin forma de proceso por comisiones militares establecidas en plena paz con mengua del poder civil. La tiene privada del derecho de reunión como no sea bajo la presencia de un jefe militar; no puede pedir el remedio a sus males sin que se le trate como rebelde y no se le concede otro derecho que callar y obedecer.

Campana de La Demajagua
La Campana del ingenio Demajagua,
que repicó el 10 de octubre
convocando a los cubanos a la
lucha

[…] Solo queremos ser libres e iguales como hizo el Creador a todos los hombres. Nosotros consagramos estos dos venerables principios; nosotros creemos que todos los hombres somos hermanos, amamos la tolerancia, el orden y la justicia en todas las materias; respetamos las vidas y propiedades de los ciudadanos pacíficos aunque sean los mismos españoles residentes en este territorio; admiramos el sufragio universal que asegura la soberanía del pueblo; deseamos la emancipación gradual y bajo indemnización de la esclavitud, el libre cambio con las naciones amigas que usen de reciprocidad; la representación nacional para decretar las leyes e impuestos y en general, demandamos la religiosa observancia de los derechos imprescriptibles del hombre, constituyéndonos en nación independiente […]

Manzanillo [sic], Octubre 10 de 1868”



Valor y autenticidad


Como ya dije en otra ocasión, lo que le imprime valor y autenticidad al Manifiesto es la acción inmediata de los revolucionarios. A algunos estudiosos que jamás han corrido el menor riesgo y que han juzgado de prudente o excesivamente cauteloso el programa de La Demajagua, cabe preguntarles si levantarse en armas contra el colonialismo español era un acto de cautela; si enarbolar una bandera republicana a la sombra del pabellón de la monarquía era un acto prudente; si declarar libres a los propios esclavos era actuar de forma conservadora. Si abandonar resueltamente sus bienes y entregarlos al fuego, podía enmascarar un solo adarme de egoísmo (Eusebio Leal, Historiador de la ciudad de La Habana. Entrevista, 2007).

El primer combate

Sitio conocido como Palmas Altas
Lugar donde estaba enclavada la
hacienda Palmas Altas, sitio en el
que acamparon las tropas mambisasYa en la madrugada del 11 de octubre se puso en marcha la columna mambisa, mal armada con unos pocos fusiles, escopetas de caza y revólveres, una gran parte solo portaba armas blancas. En el ingenio San Francisco hizo una parada. Recibió de parte del mayoral unas cuatro mil balas para escopetas y algunos machetes. Continuó la marcha atravesando cañaverales y potreros, hasta llegar a la hacienda ganadera Palmas Altas, donde acamparon para almorzar.

Bajo una pertinaz llovizna, ya a media tarde, enrumbó hacia el poblado de Yara, al cual llegó casi al anochecer. El capitán pedáneo de la villa le comunicó al emisario enviado por Céspedes que se rendiría a discreción. Los cubanos, confiados, entraron al pueblo sin precaución y se toparon con una fuerza española, también recién llegada al lugar, que se había parapetado en los edificios de la plaza.

Al generalizarse el tiroteo, los mambises se percataron de que la mayoría de sus escopetas, húmedas por la lluvia, no funcionaban. Solo con algunos revólveres sostuvieron el fuego. Pocos minutos después comenzaron la retirada, con solo una baja mortal, Fernando Guardia, el primer insurrecto caído en acción.

Según la tradición, solo quedó junto a Céspedes un grupo reducido de patriotas. Alguien exclamó: “Todo está perdido”. El Hombre de Demajagua le replicó inmediatamente: “Quedan doce hombres, bastan para hacer la Revolución”.

Poco a poco se reagrupó la tropa. Llegaron con más efectivos Luis Marcano y Jaime Santiesteban, quienes se habían levantado en el barrio de Jibacoa. Al sentir el tiroteo, marcharon hacia Yara y se encontraron con Céspedes. Junto a este, en una sola columna, se dirigieron a la hacienda ganadera Calambrosio, en la cual pernoctaron esa noche.


¿Por qué Oriente?

¿Por qué la revolución estalla en el oriente del país y no en el occidente? Es una pregunta que tiene una respuesta, no hay una Cuba son dos, una es la de occidente, donde hay una gran cantidad de españoles, 800 y tantos ingenios, lo más moderno de la tecnología y los esclavos son más explotados. En Oriente por el contrario lo que predomina son los patriarcas, hombres golpeados por siniestros naturales y de campesinos que viven a su sombra, junto con jóvenes intelectuales de pensamiento liberal y una cantidad de esclavos muchísimo menor, por ejemplo hay 300 mil esclavos en occidente, sin embargo no pasan en el oriente, y cuando hablo de oriente hablo de Oriente y Camaguey, no pasan de 70 mil. Allí incluso la esclavitud es menos tensa y hay más ganadería, otros cultivos aparte de la caña. Mientras en Occidente hay buena cantidad de caminos, incluso es fácil de llegar a cualquier punto, en Oriente casi no los hay. (Rolando Rodríguez, miembro de número de la Academia de la Historia de Cuba. Entrevista, 2007).

Parte oficial. Estado Mayor del Ejército español

Por la cuesta La Mendoza, Céspedes entró a la ciudad de Bayamo
Al final de la línea de edificios que está en primer plano, se
encuentra la cuesta La Mendoza por donde entró Céspedes
a la ciudad de Bayamo para liberarla

“Según telegramas oficiales, en Yara, jurisdicción de Manzanillo, se levantó el día 10 una partida de paisanos, sin que hasta ahora se sepa el cabecilla que la manda ni el objeto que la conduce.

Suponerse (sic) unidos a ella los bandidos perseguidos en otras jurisdicciones y su importancia debe ser escasa […] De (Santiago de) Cuba y de otros puntos de la Isla concurren fuerzas considerables del ejército, ya para exterminar en breve tiempo la gavilla levantada, ya para que en las jurisdicciones inmediatas no secunden el ejemplo de este escándalo […] Sobre los criminales que sean cogidos y que según el bando publicado están ya incursos en la jurisdicción militar, caerá pronto inexorablemente el peso de la justicia. En el resto de toda la Isla hay perfecta tranquilidad. Habana, 13 de octubre de 1868”.

Gobierno ampliamente democrático

Desde el 17 de octubre comienza el asedio a Bayamo de los patriotas cubanos, encabezados por Carlos .Manuel de Céspedes. Dos días después la ciudad se encontraba prácticamente en poder de los revolucionarios cubanos y en esa misma fecha el Padre de la Patria da a conocer la integración del gobierno que tendría la misión tanto gobernativa como histórica de regir los destinos de la ciudad durante el periodo de tiempo que estuviera en poder de los revolucionarios cubanos. Lo más llamativo y característico de este gobierno es su carácter ampliamente democrático, lo integran blancos, negros, mulatos, cubanos y españoles, o sea, no importaba su raza, color u origen nacional, sino la actitud que mantuvieran cada uno de estos hombres respecto a la independencia de Cuba. Céspedes mantiene muchas de las instituciones que venían de la sociedad colonial española, pero le cambia su contenido, su función, entiéndase, las milicias, ya no eran para mantener el orden colonialista sino serán milicias para defender Bayamo ante los embates de las diferentes tropas españolas que habían sido enviadas para reconquistar la ciudad. (Ludín Fonseca, Historiador de la ciudad de Bayamo.

Entrevista, 2007)

Capitulación española

Perucho Figueredo
Perucho sacó papel y lápiz del bolsillo, cruzó una pierna
sobre su caballo y comenzó a escribirEn la madrugada del 20 de octubre, la tropa española, sitiada en el cuartel principal de la ciudad (donde hoy existen casas de viviendas, en las calles José Joaquín Palma y general José Manuel Capote), envió un emisario a Céspedes para negociar su evacuación de la ciudad. La respuesta del jefe mambí fue categórica: si no capitulaban en el plazo de una hora, se reanudarían las hostilidades. A los peninsulares no les quedó más remedio que aceptar el ultimátum de los insurrectos.

Para firmar el acta de rendición se designó el centro de la Plaza de Isabel II (hoy Plaza de la Revolución). El general Luis Marcano, segundo jefe de las fuerzas cubanas, había pactado las bases con los sitiados, de acuerdo con las instrucciones recibidas de Céspedes.

Este último fue el primero en llegar a la Plaza, junto con su Estado Mayor y precediendo a la tropa mambisa, comandada por Marcano y Perucho Figueredo. El pueblo ya invadía las calles aledañas al lugar. Al avizorar al jefe español Udaeta y su comitiva, quienes avanzaban por la calle Mercaderes (hoy general Maceo), se abrió en dos alas para darles paso.

La ruptura del 68

El 68 sin duda constituyó una ruptura histórica con todas nuestras tradiciones nacionales. Por primera vez se proclama la existencia de una nación, hasta entonces habían predominado ideas de carácter reformista, formuladas en términos de obtener determinadas concesiones de la metrópoli, muy lejos de vulnerar el dominio colonial.La Revolución rompe con todo eso, no hay posibilidad de continuar bajo la esfera del poder español, en ese sentido el 68 constituye un hito en la historia de Cuba pues desde ese momento todo propósito o intento de resolver pacíficamente por medio de una transición larga los problemas de Cuba esta condenado al fracaso. España no estaba dispuesta a conceder en realidad nada que no estuviera dentro de su prerrogativa colonial, por eso la Revolución del 68 demostró que no había otra solución para los cubanos que la lucha armada. (Jorge Ibarra Cuesta, miembro de número de la Academia de la Historia de Cuba. Entrevista, 2007).

Bayamo, capital mambisa

En medio de un impactante silencio, Marcano leyó el acta de capitulación. Udaeta, al suscribirla, rasgó el papel con la pluma. Luego un pelotón mambí condujo al militar ibérico y su comitiva al lugar designado como prisión provisional. Una vez que ellos abandonaron el lugar, comenzaron a repicar las campanas y el pueblo dio rienda suelta a la emoción contenida, con atronadores ¡Viva Cuba Libre!


Luis Marcano

Canducha Figueredo

El general Luis Marcano, segundo jefe de las fuerzas mambisas, y la abanderada Canducha Figueredo

Luego, una improvisada manifestación, donde se confundían soldados mambises y pueblo, recorrió las calles que limitan a la Plaza. Delante marchaban Céspedes y Pedro Figueredo. Entre ellos, de abanderada, Canducha, la hija de este, vestida con el uniforme de libertadora. Le seguían Marcano, Donato Mármol, Maceo Osorio, el poeta José Joaquín Palma y otros jefes revolucionarios. Detrás iba la multitud, tarareando la música del himno compuesto un año antes por Perucho.

Revolución social

Considero al Diez de Octubre una ruptura con respecto al separatismo y al independentismo anterior, una manifestación de nuevo tipo del movimiento revolucionario cubano. Lo mas extraordinario del 68, y ni siquiera se conoce con suficiente profundidad, es la formación política, ideológica, cultural de esos hombres que inician el movimiento insurreccional. Creo que hay cosas muy conocidas, muy importantes, como son las dos grandes consignas del movimiento de Céspedes: independencia total y abolición de la esclavitud. Pero hay mucho más, lo que pensaba con respecto a la necesidad de crear una sociedad nueva. Un principio que está implícito en los hombres del ´68, es el de enarbolar el lema libertad, igualdad y fraternidad, y para muchos de ellos, la idea de la igualdad era un paso posterior a la abolición de la esclavitud, no solo convertir a los esclavos en hombres libres sino crear ciudadanos capaces de dirigir y regir una república independiente. Por tanto, la Revolución social estaba implícita en la Revolución política. (Eduardo Torres Cuevas, presidente de la Academia de la Historia de Cuba. Entrevista, 2007)

Del clarín escuchad el sonido

Primero fueron voces aisladas, después, el grito unánime de la multitud, que le solicitaba a Perucho la letra del himno. Cuentan que este sacó papel y lápiz del bolsillo, cruzó una pierna sobre su caballo y comenzó a escribir. El papel pasó de mano en mano, otros hicieron apresuradamente copias, pronto se oyeron muchas voces: Al combate corred bayameses, que la Patria os contempla orgullosa…



www.bohemia.cu/2013/10/03/historia/cespedes.html
[Modificato da cubanito74 05/11/2013 15:46]