Un caso de estafa masiva conmociona a Cienfuegos
La tranquila y hermosa ciudad de Cienfuegos anda en turbulencia por estos días. La noticia corre de boca en boca y cada vez aparecen más víctimas que cayeron en las redes de Rolando Pérez Hermiaga “Roly”, cantinero del Hotel Jagua, quien parece ser pasará a la historia como el mayor estafador que ha visto esa provincia. Roly se escapó a Panamá con aproximadamente medio millón de dólares timados a cientos de cienfuegueros.
“Él es un tipo muy conocido acá. Elegante, de verbo fácil, embaucador. Trabajaba en el hotel Jagua y también se dedicaba a la compra-venta de carros”, cuenta a Cuballama Pedro, un vecino de Junco Sur, el barrio donde vivía Rolando Pérez Hermiaga.
Todo el mundo lo quería. Junto a su esposa, Gladys María Calzadilla, una presentadora del telecentro cienfueguero, organizaban grandes fiestas a las que invitaban a todos. Era amante del deporte y amigo de peloteros.
Bajo su fachada de hombre bueno, decente, muy de su familia y sus amistades, pedía dinero prestado y convencía a las personas a cambio de devolverles una suma mayor. Muchas veces restituyó lo que le daban para ganar confianza entre sus posibles víctimas, pero siguió demandando por otro lado y subiendo la parada.
Para lograr su objetivo en varias ocasiones involucró a terceras personas, añade Pedro.
Los miles estafados a Dayana, Dairon y otros en Cienfuegos
Dayana Hernández tenía una relación casi familiar con Roly y Gladys. Era amiga de su hija “Gladita” (que hoy vive en Estados Unidos) desde que eran niñas. “Este hombre y su esposa eran como mis padres”, relata a Cuballama. “El primer dinero que le di fueron 30 000 CUC de mi tía para que supuestamente comprara un carro para ella. Tomó el dinero y quedaron en que traería el auto para hacer los papeles.”
Pero ese carro nunca apareció y daba excusas creíbles. “Y cómo había familiaridad, pues confiamos”, se lamenta Dayana. “Luego alegó que tenía un carro chocado y otro en la Mercedes Benz arreglándolo, que necesitaba otros 16 000 CUC y que en unos días, cuando los vendiera, obtendría lo necesario para devolvernos. Eso no le bastó, y el 21 de noviembre pasado volvió a mi casa desesperado. Decía que necesitaba 14 300 antes de las ocho de la noche o sino le matarían a la esposa y al nieto. Mi hermano llamó a varias personas para ayudarlo pero sólo resolvió 3000 CUC. Nos fiamos nuevamente de su buena voluntad y después de molestar a varias personas, le conseguimos el monto con mi vecina que días atrás había vendido su apartamento. El préstamo era por una semana, a los nueve días devolvió una parte y se quedó debiendo 4 060 a mi vecina.”
Pasaron los días y no pagaba nada. Ya la tía no quería carro ninguno, solo que le regresara lo suyo. “Venía a mi casa con su cara inventando mil cuentos, ponía fechas y no cumplía, regresaba y ponía otra y así sucesivamente”, relata Dayana.
“El 30 de diciembre quería ir a Varadero a pedirle a mi tía que le diera hasta el 3 o 4 de enero para reintegrarle el dinero y que no fuera a la policía. También la vecina lo enfrentó y le solicitó de plazo hasta el día 3 de enero. Tengo mensajes en mi teléfono felicitándonos el día 31, con toda la frescura del mundo y dando explicaciones banales que ya no creíamos”.
Durante los días pactados para la devolución, 3 y 4 de enero, inventó viajes a La Habana y Santa Clara para buscar dinero y hasta accidentes en la carretera.
“El miércoles 9 de enero me dijo que estaba en La Habana, pero que le faltaban 6000 y al mediodía lo tendría completo y saldría para acá. Al ver que no aparecía comunicamos sin cesar a su celular y nunca respondió. Al día siguiente nos enteramos que se había ido del país llevándose los más de 49 000 CUC de mi familia y los 4 060 CUC que le quedaron sin abonar a mi vecina”, afirma Dayana.
Dairon Blanco también tenía un vínculo estrecho con él. Sus familias estaban emparentadas y se conocían de toda la vida. Coincide con el resto de los implicados en que es un tipo envolvente, de buena posición social y económica, y que tenía una máscara que inspiraba confianza a sus presas.
Dairon y su esposa querían deshacerse de su auto y le entregaron un Peugeot 407 en buen estado para que realizara la venta. “El supuesto comprador tenía el dinero completo y él mismo nos lo traería, pero pasaron los días y nada. Le llamábamos y nos contestaba con total cordialidad que en un rato llegaría a casa con el dinero”, explica Dairon.
Nunca apareció y cómo todo tiene un límite lo salió a buscar. Con total sangre fría llegó llorando a casa de Dayron el 26 de diciembre y le aseguró que su hija en Estados Unidos vendería una rastra y le mandaría el dinero el 6 de enero. “Jamás volvió. Cuando supimos que se había ido del país, vi perdidos mis 58 000 CUC”, se queja.
Hasta el momento hay casi 20 perjudicados por Roly y no se descarta que existan más. Cuentan entre la veintena de afectados un matrimonio del municipio de Abreu que también le encargó la venta de un carro. Le dieron el dinero y cuando lo emplazaron les trajo uno que un médico de la ciudad le había dado para arreglar. A los tres días lo vino a recoger alegando le haría arreglos y desapareció.
Sobresale asimismo la historia de un cienfueguero de bajo estrato social que le prestó 28 000 CUC. Después de culminado el plazo para la devolución, el hombre fue a buscar a Roly y lo amenazó con una pistola. Este se le arrodilló llorando e implorando perdón, y le confirmó le daría 35 000 en dos días, pero nada.
Otro de los estafados intentó hasta suicidarse. Es el caso de un muchacho que tenía un auto Moskovich dejado por su padre como herencia. Roly lo persuadió de que le prestara el carro como garantía ante otra persona que le facilitaría 17 000 dólares y a cambio le retribuiría. Tampoco vio nunca más ni los dólares ni el auto.
La policía y la estafa masiva
Todos los implicados han hecho las pertinentes denuncias sobre el que se considera el segundo caso de estafa más grande que haya sacudido a la apacible ciudad de Cienfuegos. Hasta el momento la policía solo ha respondido que lo circulará si entra al país, aunque todos saben que él no volverá.
Insiste Dayron en que las autoridades deben hacer algo más. La esposa tiene que saber a pesar de que alega que todo fue a sus espaldas. “Habría que revisar sus últimas llamadas, buscar otros implicados, porque él no actuó solo. Esa cantidad de dinero no pudo haberla sacado del país en ese último viaje. Ayuda tuvo que tener”, manifiesta.
La policía tiene conocimiento, incluso, de que en noviembre pasado él y la esposa se divorciaron y la casa y otros bienes los pasó a nombre de ella. Además, pocos días antes de la fuga quitaron todos los aires acondicionados de la casa y vendieron el auto. “Todo está muy claro, solo es cuestión de actuar y apretarla un poco más”, exigió Dayron.
Este drama ha conmocionado a Cienfuegos, pero no parece tendrá solución. El Código Penal cubano, en su Artículo 334.1, sanciona entre dos y cinco años de privación de libertad a quien “en ventaja o en beneficio patrimonial ilegítimo, y empleando cualquier ardid o engaño que induzca a error a la víctima, determine a éste a realizar o abstenerse de realizar un acto en detrimento de sus bienes o de los de un tercero”. O, entre cuatro y diez años a quien obtenga un “beneficio de considerable valor o la víctima sufre un grave perjuicio en sus bienes, o el hecho se realiza por uno o más individuos actuando como miembros de un grupo organizado”.
Rolando salió de Cuba hacia Panamá, vía Guyana. “Donde esté que se cuide, porque los cubanos estamos en todas partes”, aseveró Dairon.
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