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Benedicto XVI - noticias y articulos

Ultimo Aggiornamento: 16/03/2009 04:50
05/04/2006 01:54
 
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VATICANO, 04 Abr. 06 (ACI).- El Papa Benedicto XVI presidirá por primera vez desde que asumió el pontificado en abril de 2005, las celebraciones que por Semana Santa se realizarán en el Vaticano y Roma y cuyo programa fue dado a conocer hoy por la Santa Sede.

La Semana Santa se iniciará con la celebración del Domingo de Ramos “de la Pasión del Señor”, el 9 de abril próximo a las 21 horas de Roma. En esta ocasión, el Santo Padre bendecirá en la Plaza de San Pedro las palmas y los olivos y, finalizada la procesión, celebrará la Santa Misa de la Pasión del Señor.

Esa misma fecha también se celebrará la 21º Jornada Mundial de la Juventud cuyo tema será “Luz para mis pasos es tu palabra, luz para mi camino” (Sal 118, 105).

El 11 de abril, Martes Santo, en la Basílica de San Pedro, el Cardenal James Francis Stafford, Penitenciario Mayor, por encargo del Santo Padre, presidirá el Rito de la Reconciliación de los penitentes con la confesión y absolución individual.

En la mañana del 13 de abril, Jueves Santo, el Papa presidirá la concelebración de la Santa Misa Crismal con los cardenales, obispos y presbíteros presentes en Roma, como signo de comunión con el Pastor de la Iglesia Universal y con sus hermanos en el sacerdocio ministerial.

En la noche de ese mismo día comenzará el Triduo Pascual de la Pasión y Resurrección del Señor, “culmen de todo el año litúrgico”, con la Misa de la Cena del Señor. En la Capilla Papal de la Basílica de San Juan de Letrán, a las 17:30 horas, el Santo Padre presidirá la concelebración de la Santa Misa en la que se realizará el rito del lavatorio de los pies a doce varones.

Los presentes serán invitados a realizar un acto de caridad para el sostenimiento del proyecto de reconstrucción de las casas de las víctimas de las devastaciones acaecidas en el territorio de la diócesis de Maasin (Filipinas). La suma recaudada será ofrecida al Santo Padre en el momento de la presentación de los dones. Al término de la celebración se trasladará el Santísimo Sacramento a la Capilla de la reposición.

El Viernes Santo, 14 de abril, Benedicto XVI presidirá desde las 17 horas en la Basílica vaticana la Liturgia de la Palabra, la Adoración de la Cruz y el Rito de la Comunión.

Ese mismo día, desde las 21:15 horas, el Papa presidirá el “Via Crucis”, al término del cual dirigirá unas palabras a los feligreses e impartirá la Bendición Apostólica.

El Domingo de Pascua en la Resurrección del Señor, 15 y 16 de abril, el Pontífice presidirá desde las 22 horas la Vigilia Pascual, la “madre de todas las vigilias”. Allí bendecirá el fuego nuevo en el atrio de la Basílica de San Pedro al que seguirá el ingreso procesional en la Basílica con el cirio pascual y el canto del “Exultet”. Seguidamente, el Papa presidirá la Liturgia de la Palabra, la Liturgia Bautismal y la Liturgia Eucarística, concelebrada por los Cardenales.

Finalmente, el domingo por la mañana en el Sagrato de la Basílica de San Pedro, el Santo Padre celebrará la Santa Misa. Desde el balcón central de la Basílica impartirá la Bendición “Urbi et Orbi
05/04/2006 19:31
 
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Benedicto XVI pide rezar por la paz en el País Vasco por intercesión de san Francisco Javier

En vísperas del quinto centenario del patrono mundial de las misiones

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 5 abril 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI invitó este miércoles a rezar por la paz en el País Vasco y en toda España por intercesión de san Francisco Javier, patrono de las misiones, nacido en ese país.

Al concluir la audiencia general en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa recordó a los peregrinos que el 7 de abril se celebran los 500 años del nacimiento del «gran misionero jesuita que predicó el Evangelio por tierras de Asia, abriendo muchas puertas a Cristo».

«Me uno a dicha celebración agradeciendo al Señor este gran don a su Iglesia --reconoció--. He enviado al Cardenal Antonio María Rouco para presidir los actos en el Santuario de Javier, en Navarra, España. Me uno a él y a todos los peregrinos que acudirán a tan insigne lugar misionero».

«Al contemplar la figura de san Francisco Javier, nos sentimos llamados a rezar por quienes dedican su vida a la misión evangelizadora, proclamando la belleza del mensaje salvador de Jesús», siguió diciendo el Santo Padre.

«Al mismo tiempo, os invito a rezar para que, por intercesión de este Santo, todos intensifiquen sus esfuerzos por consolidar los horizontes de paz que parecen abrirse en el País Vasco y en toda España, y a superar los obstáculos que puedan presentarse a lo largo de este camino», añadió.

Las palabras del Papa tienen lugar después de que el 22 de marzo el grupo terrorista y separatista ETA publicara un comunicado en el que anunciaba un alto al fuego permanente. Desde 1968, ETA ha asesinado a 851 personas.

Al inaugurar el 27 de marzo la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Española, su presidente, monseñor Ricardo Blázquez, manifestó el interés de la Iglesia por contribuir al proceso de paz «en la medida de sus posibilidades».

San Francisco nació cerca de Pamplona, en el castillo de Javier, que entonces pertenecía Reino de Navarra, en el año 1506 y falleció el 3 de diciembre de 1552
06/04/2006 21:52
 
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Benedicto XVI: ”Filipinas tiene un papel especial en la evangelización de Oriente”

6 de Abril (www.ZENIT.org) - MANILA, FILIPINAS. En el contexto del Consistorio de hace dos semanas, el Papa Benedicto XVI recalcó el papel de Filipinas en la evangelización de Oriente.

Éste es un “mensaje personal” del Santo Padre que el Arzobispo Gaudencio Borbon Rosales –de Manila--, creado Cardenal el pasado 24 de marzo en el Vaticano, quiso compartir con sus fieles el pasado 1 de abril.

Sus palabras resonaron en la Catedral de Manila a su regreso de Roma, durante la Misa que presidió en acción de gracias por su llamamiento a la púrpura.

”Debo compartir con vosotros el mensaje personal del Santo Padre –anunció el purpurado--. Dijo que “Filipinas tiene un papel especial en la evangelización de Oriente”.

El Papa ”mencionó esto dos veces en nuestros [cuatro] encuentros durante el Consistorio”, explicó.

El purpurado planteó ante sus fieles que el Papa ”estaba pensando en los miles de filipinos y filipinas que en diferentes países asiáticos viven y trabajan como misioneros”, o que ”tenía en mente el testimonio cristiano que los filipinos” podrían dar tanto en su país como fuera de él.

El Arzobispo de Manila se refirió entonces al eco que Juan Pablo II, en su peregrinación a Extremo Oriente en 1981, se había hecho de palabras de Pablo VI, cuyo ejemplo había seguido viajando a Asia. Resonaba así la especial vocación de testimonio para los filipinos en boca de dos predecesores de Benedicto XVI.

Un “desafío” que, para el purpurado filipino, implica colaborar “para hacer de nuestra sociedad verdaderas comunidades de creyentes, eliminando injusticias y desigualdades que nieguen a cualquiera una vida digna”.

”Asia nos mira por la luz que ya hemos recibido de Cristo”, concluyó.

Tres neocardenales de Asia --los Arzobispos Gaudencio B. Rosales y Nicolas Cheong-Jin-Suk (de Seúl) y el obispo Joseph Zen Ze-Kiun SDB de Hong Kong-- se contaron entre las sorpresas de los prelados que S.S. Benedicto XVI llamó a la púrpura.

En su primer consistorio creó quince Cardenales; doce son “electores”, entre los que están los tres purpurados asiáticos.

06/04/2006 22:33
 
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El Papa invita a los jóvenes a «hacer presente a Dios en nuestras sociedades»

Encuentro con motivo de la XXI Jornada Mundial de la Juventud

CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 6 abril 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI invitó en el atardecer de este miércoles a decenas de miles de chicos y chicas a «hacer presente a Dios en nuestras sociedades» al participar por primera vez como obispo de Roma en una Jornada de la Juventud en su diócesis.

Durante el encuentro, que se celebró en previsión del Domingo de Ramos, día en que celebran esta Jornada las diócesis del mundo, la plaza de San Pedro se llenó por cuarta vez en una semana para asistir a un diálogo espontáneo entre el Papa y cinco jóvenes.

Al comenzar el acto, los presentes acogieron la Cruz de las Jornadas Mundiales de la juventud, traída a hombros por jóvenes de la arquidiócesis alemana de Colonia, celebradas en agosto pasado.

La Biblia, Palabra de Dios
Tras la lectura de un breve pasaje del Evangelio, Simone, de 21 años, estudiante de ingeniería, preguntó al Santo Padre cómo es posible percibir en la vida diaria la Biblia como Palabra de Dios.

«No hay que leer la Sagrada Escritura como si fuera un libro histórico», como si fuera un libro clásico, respondió el Santo Padre, «sino como Palabra de Dios, es decir, en diálogo con Dios».

«La Palabra no se lee en un clima académico, sino rezando y diciendo a Dios: "Ayúdame a comprender tu Palabra"», subrayó.

En segundo lugar, el Santo Padre explicó que uno no puede leer «solo» la Escritura, es necesario dejarse «acompañar por maestros de la "Lectio divina" [la lectura divina de la Biblia], come el cardenal [Carlo Maria] Martini», dijo citando al arzobispo emérito de Milán, gran biblista y famoso por sus comentarios a la Palabra.

En tercer lugar, añadió, «es importante leerla en la gran compañía del Pueblo de Dios», en la comunión de la Iglesia, que transmite esta Palabra a través de los siglos.

Amor y felicidad
Anna, de 19 años, estudiante de Letras, reconoció ante el Papa que en el mundo de hoy resulta difícil vivir lo que propone la Iglesia, particularmente en lo que se refiere a la moral sexual.

Tras recordar que el amor que hace feliz es un amor de entrega, explicó que «es bello encontrar en las primeras páginas de la Escritura la definición del amor y del matrimonio: el hombre abandonará a su padre y a su madre, seguirá a la mujer, y serán una sola carne, una sola existencia».

«Es una profecía del matrimonio que permanece idéntica también en el Nuevo Testamento», constató. Citando a los teólogos medievales, explicó que en cierto sentido el matrimonio fue el primer matrimonio, pues fue instituido por Dios en la creación: «es un sacramento inscrito en el mismo ser humano».

«Por tanto, no es una invención de la Iglesia», aclaró, reconociendo que a causa del pecado original, de la fragilidad del ser humano, en ocasiones parece realmente difícil.

Por eso, señaló, «para vivir esta vocación necesitamos un "corazón nuevo", de carne, como dice Ezequiel. En el Bautismo, el Señor nos implanta este corazón. No es un trasplante físico, pero al igual que en el caso de un trasplante hacen falta tratamientos para este transplante espiritual».

«De este modo, el matrimonio y el afecto de un hombre y una mujer se convierten en algo posible, aunque parezca imposible en el clima de nuestro tiempo», y como prueba de ello, constató, «a pesar de que hay tantos modelos de vida, existen muchas familias cristianas que viven con alegría».

El apostolado: hacer presente a Dios
Inelde, de 17 años, preguntó qué se espera el Papa de los jóvenes y él respondió que es mejor preguntarse «qué se espera Dios de vosotros».

En un mundo que vive como si Dios no existiera, en el que Dios queda relegado a la esfera privada, el Papa les invitó a «hacer presente a Dios en nuestras sociedades y en nuestra vida».

Y «¿cómo es Dios», se preguntó reconociendo que hay muchas visiones de Dios, incluso la de un Dios violento. Por eso respondió: «Es el Dios que nos ha mostrado su rostro en Jesús, que nos ha amado hasta la muerte, y ha vencido la violencia».

Invitó a los jóvenes a «experimentar a este Dios, junto a los amigos y a la gran compañía de la Iglesia», explicando que en esto consiste el «apostolado».

La vocación
Vittorio, de 20 años, pidió al Papa que contara cómo decidió ser sacerdote y que diera consejos para aquellos jóvenes que se plantean la posibilidad de seguir la vida consagrada a Dios.

«Crecí en un mundo muy diferente al de hoy, aunque las cosas se parecen. Por una parte, era algo normal ir a la Iglesia», por otro lado, «estaba el régimen nazi, que profetizaba un mundo sin sacerdotes. Frente a esta cultura antihumana, comprendí que el Evangelio y la fe nos indican el camino justo», confesó.

Cuando era muchacho, reveló, le ayudaron dos elementos. En primer lugar, dijo, «he descubierto la belleza de la liturgia, amándola porque en ella se nos presenta la belleza de Dios y se nos abre el cielo».

En segundo lugar, añadió, «descubrí la belleza de Dios entrando en diálogo con él a través de la teología».

«Obviamente no faltaban las dificultades y me pregunté si lograría vivir durante toda la vida el celibato, consciente de que la teología no era suficiente para ser un buen sacerdote. La teología es bella pero era necesario ser sencillo con los sencillos. El Señor me ayudó con la compañía de buenos sacerdotes amigos».

A los jóvenes que se plantean responder al llamamiento de Dios a la vida consagrada, les recomendó entrar «en amistad con Dios, sin quedarse en los libros, sino viviendo una relación personal para comprender qué es lo que me dice precisamente a mí».

Para esto, aseguró, se requiere «valentía y humildad, confianza y apertura para preguntarse qué quiere el Señor. Es una gran aventura, pero la vida sólo puede vivirse con la confianza en que el Señor no nos deja solos».

Ciencia y fe
Por último Giovanni, de 17 años, estudiante, pidió al Papa explicar la relación entre ciencia y fe.

Benedicto XVI explicó que la matemática es una creación de la mente humana, pero que corresponde a las leyes objetivas de la naturaleza. Sin embargo, aseguró, hay una inteligencia que precede a la matemática y a las leyes naturales, la inteligencia de Dios, es decir «un proyecto inteligente» que ha creado la naturaleza con esas leyes así como a la mente humana.

«Hay dos opciones», reconoció, Dios existe o no existe, es decir, existe una «razón creadora» o sólo queda lo «irracional», pues si no hay Dios sólo queda el caos.

«No es posible probar ni posibilidad ni la otra, pero «la opción del cristianismo es la primera», indicó, «es decir, detrás de todo hay una gran Inteligencia en la que podemos confiar».

«Podríamos preguntarnos cómo es compatible entonces el mal con la racionalidad del Creador. En esto necesitamos volver a mirar al Dios muerto en la Cruz para comprender que la razón no sólo es matemática. Con confianza, podemos elaborar una visión del mundo, según la cual, la razón creadora es Amor y, por tanto, Dios», concluyó.

Tras la respuesta a estas preguntas, el Papa entregó simbólicamente a algunos de los jóvenes la Biblia queriendo proponerla a todos los presentes como «lámpara para sus pasos».

Al concluir el encuentro, Benedicto XVI recordó «a un gran testigo de la palabra de Dios», Juan Pablo II, pocos días después del aniversario de su fallecimiento, y descendió, acompañado de algunos jóvenes, a rezar ante su tumba, en las grutas vaticanas. Mientras, en la plaza los muchachos gritaban «Juan Pablo II».
07/04/2006 22:42
 
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BENEDICTO XVI / "De esta manera la vocación de convertirme en sacerdote creció naturalmente en mí"

El Papa dice que la brutalidad nazi le llevó a hacerse sacerdote

RD

Viernes, 7 de abril 2006

El Papa Benedicto XVI, en un raro momento de introspección personal, dijo el jueves que la brutalidad del régimen nazi en su nativa Alemania lo ayudó a convencerse de ser sacerdote después de la Segunda Guerra Mundial.
"El régimen nazi nos dijo con voz fuerte que en la nueva Alemania no habría sacerdotes, que ya no habría vida consagrada, que ya no necesitaríamos estas cosas, que deberíamos buscar otra profesión", dijo el Papa.

El Pontífice de 78 años, que hizo estas declaraciones de forma espontánea, respondía a un participante en un encuentro juvenil en la Plaza de San Pedro que le preguntó sobre cómo había descubierto su vocación sacerdotal.

"Pero precisamente porque había escuchado esas fuertes voces comprendí, en contraste con la brutalidad de este sistema y su rostro inhumano, que había una necesidad de sacerdotes".

"Fue este fuerte contraste, esta cultura antihumana, lo que me confirmó que el Señor, los Evangelios y la fe nos muestran el camino correcto".

"De esta manera la vocación de convertirme en sacerdote creció naturalmente en mí".

Joseph Ratzinger, el futuro Papa, era un niño durante los primeros años del nazismo en la década de 1930, y cumplió 18 años al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Se hizo sacerdote en 1951, seis años después de que el conflicto bélico termine.

Durante la guerra, Benedicto XVI formó parte durante un breve período de las Juventudes Hitlerianas, cuando era obligatorio pertenecer a esta organización paramilitar nazi. Sin embargo, nunca fue miembro del partido nazi, y su familia se opuso al gobierno de Hitler.
08/04/2006 19:29
 
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Santa Sede confirma viaje de Benedicto XVI a Polonia


VATICANO, 08 Abr. 06 (ACI).- La Santa Sede comunicó hoy el viaje apostólico que realizará el Papa Benedicto XVI a Polonia desde el 25 al 28 de mayo del presente año así como el respectivo itinerario.

El Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, comunicó esta mañana que el Santo Padre visitará Varsovia, Czestochowa, Cracovia, Wadowice, Kalwaria Zebrzydowska, y Auschwitz.

El Papa partirá el jueves 25 de mayo a las 08.40 (hora local) hacia Varsovia, ciudad a la que llegará a las 11.00.

El viernes 26 viajará en helicóptero a la ciudad de Czestochowa y a la ciudad de Cracovia. El 27 se dirigirá a Wadowice, ciudad natal del Siervo de Dios Juan Pablo II, mientras que el domingo 28 realizará el viaje a Auschwitz, para regresar finalmente a Roma a las 20.00.

10/04/2006 00:02
 
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Entrevista concedida por Benedicto XVI

a la televisión de Polonia


En recuerdo de Juan Pablo II, 27 años después de su elección como Papa

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 16 octubre 2005 (ZENIT.org).- Publicamos la entrevista que Benedicto XVI concedió al canal público de la televisión de Polonia con motivo de la Jornada del Papa celebrada el domingo en este país, a los 27 años de la elección del cardenal Karol Wojtyla como obispo de Roma.
La entrevista, emitida en la noche de este domingo, ha sido realizada por el padre Andrzej Majewski, responsable de los programas católicos para la televisión pública polaca.




Gracias de todo corazón, Santo Padre, por habernos concedido esta breve entrevista, con ocasión de la Jornada del Papa que se celebra en Polonia.

El 16 de octubre de 1978, el cardenal Karol Wojtyla se convirtió en Papa y desde aquel día en Juan Pablo II, durante más de 26 años, como Sucesor de San Pedro, y como usted ha dicho, ha guiado a la Iglesia junto con los obispos y los cardenales. Entre los cardenales estaba también Su Santidad, persona singularmente apreciada y estimada por su predecesor; persona de la que el pontífice Juan Pablo II escribió en el libro «¡Levantaos! !Vamos! » --y aquí cito-- «Doy gracias a Dios por la presencia y la ayuda del cardenal Ratzinger. Es un amigo seguro», ha escrito Juan Pablo II.

--Santo Padre ¿cómo comenzó esta amistad y cuándo conoció Su Santidad al cardenal Karol Wojtyla?
--Benedicto XVI: Personalmente le conocí sólo en los dos pre-cónclaves y cónclaves de 1978. Naturalmente había oído hablar del cardenal Wojtyla, al principio sobre todo en el contexto de la correspondencia entre los obispos polacos y alemanes, en 1965. Los cardenales alemanes me informaron del enorme mérito y la contribución del arzobispo de Cracovia, que era el alma de esta correspondencia realmente histórica. Había oído también hablar a mis amigos universitarios sobre su filosofía y su gran figura como pensador. Pero, como he dicho, el primer encuentro personal tuvo lugar en el cónclave de 1978. Desde el comienzo sentí una gran simpatía por él y, gracias a Dios, el cardenal de aquel tiempo me otorgó desde el principio su amistad, inmerecida por mi parte. Estoy agradecido por la confianza que me dio, sin mérito mío alguno. Sobre todo, viéndole rezar, comprendí, no sólo pude ver, que era un hombre de Dios. Ésta era la impresión fundamental: un hombre que vive con Dios, más aún, en Dios. Además me impresionó la cordialidad, sin prejuicios, con la que se encontró conmigo. En estos encuentros del pre-cónclave de los cardenales tomó la palabra en diversas ocasiones y ahí tuve también la posibilidad de percibir su estatura de pensador. Sin grandes palabras surgió una amistad, desde el corazón y, nada más producirse su elección, el Papa me llamó en diversas ocasiones a Roma para charlar y al final me nombró prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

--Por tanto, ¿no fue una sorpresa el nombramiento, ni su convocación a Roma?
--Benedicto XVI: Para mí era un poco difícil, porque desde el comienzo de mi episcopado en Munich, con la solemne consagración como obispo en la catedral de Munich, era para mí una obligación, casi un matrimonio con esta diócesis y habían subrayado que desde hacía varios decenios yo era el primer obispo originario de la diócesis. Me sentía, por tanto, muy obligado y ligado con esta diócesis. Además existían problemas difíciles que todavía no habían sido resueltos y no quería dejar a la diócesis con ellos. De todo esto hablé con el Santo Padre con gran apertura, y con esa confianza que tenía el Santo Padre, que era muy paterno conmigo. Me dio tiempo para reflexionar y él mismo también lo quería pensar. Al final me convenció, porque ésa era la voluntad de Dios. Así pude aceptar esa llamada y esa gran responsabilidad, nada fácil, que de por sí superaba mis capacidades. Pero con la confianza en la paterna benevolencia del Papa y con la guía del Espíritu Santo, pude decir que sí.

-- Esta experiencia duró más de 20 años...
--Benedicto XVI: Sí, llegué en febrero de 1982 y ha durado hasta la muerte del Papa en el 2005.

--¿Cuáles son, según usted, Santo Padre, los puntos más significativos del pontificado de Juan Pablo II?
--Benedicto XVI: Yo diría que podemos tener dos puntos de vista: uno «ad extra» --hacia el mundo-- y uno «ad intra» --hacia la Iglesia--. Respecto al mundo, me parece que el Santo Padre, con sus discursos, su persona, su presencia, su capacidad de convencer, creó una nueva sensibilidad hacia los valores morales, hacia la importancia de la religión en el mundo. Esto hizo que se crease una nueva apertura, una nueva sensibilidad para los problemas de la religión, para la necesidad de la dimensión religiosa del hombre y, sobre todo, ha crecido --de forma inimaginable-- la importancia del obispo de Roma. Todos los cristianos han reconocido --no obstante las diferencias y no obstante su falta de reconocimiento del sucesor de Pedro-- que él es el portavoz de la cristiandad. Nadie más que él, a nivel mundial, puede hablar en nombre de la cristiandad y dar voz y fuerza, en la actualidad del mundo, a la realidad cristiana. Pero también para los no cristianos y para las otras religiones, él fue el portavoz de los grandes valores de la humanidad. También hay que mencionar que consiguió crear un clima de diálogo entre las grandes religiones y un sentido de responsabilidad común que todos tenemos con el mundo, aclarando que las violencias y las religiones son incompatibles y que juntos hemos de buscar el camino para la paz, en una responsabilidad común ante la humanidad.

Traslademos la atención ahora hacia la situación de la Iglesia. Debo decir, ante todo, que supo entusiasmar a la juventud con Cristo. Esto es nuevo si pensamos en la juventud del ‘68 y de los años setenta. Que la juventud se haya entusiasmado por Cristo y por la Iglesia y también por valores difíciles sólo podía conseguirlo una personalidad con ese carisma; sólo él podía movilizar a la juventud del mundo por la causa de Dios y por el amor de Cristo, como él lo hizo. En la Iglesia ha creado --creo-- un nuevo amor por la Eucaristía. Estamos todavía en el Año de la Eucaristía, querido por él con tanto amor; ha dado un nuevo sentido a la grandeza de la Misericordia Divina; y también ha profundizado mucho en el amor a la Virgen y nos ha guiado así hacia una interiorización de la fe y, al mismo tiempo, hacia una mayor eficacia.

Es necesario mencionar naturalmente, como todos sabemos, lo esencial que ha sido también su contribución para los grandes cambios del mundo en el año ‘89, por la caída del así llamado socialismo real.

--A lo largo de sus encuentros personales y de los coloquios con Juan Pablo II, ¿cuál fue el que más le impactó? ¿Podría contarnos sus últimos encuentros con Juan Pablo II?
--Benedicto XVI: Sí. Los dos últimos encuentros los tuve, el primero, en el Policlínico Gemelli, en torno al 5-6 de febrero; y el segundo, el día anterior a su muerte, en su habitación. En el primer encuentro, el Papa sufría visiblemente, pero estaba totalmente lúcido y muy presente. Yo había ido sólo para un encuentro de trabajo, porque necesitaba alguna decisión suya. El Santo Padre, aunque sufriendo, seguía con gran atención cuanto le decía. Me comunicó en pocas palabras sus decisiones, me dio su bendición, me saludó en alemán, concediéndome toda su confianza y amistad. Para mi fue muy conmovedor ver, por una parte, cómo su sufrimiento estaba unido al Señor sufriente, cómo llevaba su sufrimiento con el Señor y por el Señor; y, por otra parte, ver cómo resplandecía su serenidad interior y su completa lucidez.

El segundo encuentro fue el día antes de que muriera: estaba, obviamente, más dolorido, se notaba, rodeado de médicos y amigos. Estaba todavía muy lúcido y me dio su bendición. Ya no podía hablar mucho. Para mí, su paciencia en el sufrimiento ha sido una gran enseñanza, sobre todo el llegar a ver y sentir cómo estaba en las manos de Dios y cómo se abandonaba a su voluntad. A pesar de los dolores visibles, estaba sereno, porque estaba en las manos del Amor Divino.

--Usted, Santo Padre, en sus discursos evoca a menudo la figura de Juan Pablo II, y de Juan Pablo II dice que era un gran Papa, un llorado y venerado predecesor. Siempre recordamos las palabras que usted pronunció en la Misa del 20 de abril pasado, palabras dedicadas justamente a Juan Pablo II. Ha sido usted, Santo Padre, quien dijo --y aquí cito-- «parece como si él me tuviera agarrado fuerte de la mano, veo sus ojos sonrientes y escucho sus palabras, que en aquel momento me dirige a mí de forma particular: "¡no tengas miedo!"». Santo Padre, una pregunta muy personal ¿sigue sintiendo usted la presencia de Juan Pablo II? Y si es así, ¿de qué manera?
--Benedicto XVI: Ciertamente. Comienzo respondiendo a la primera parte de su pregunta. En un principio, hablando de la herencia del Papa, había olvidado hablar de tantos documentos que nos ha dejado --catorce encíclicas, muchas cartas pastorales y tantos otros-- y todo esto representa un patrimonio riquísimo que todavía no ha sido suficientemente asimilado en la Iglesia. Considero que tengo la misión esencial y personal de no producir tantos documentos nuevos, sino más bien la de conseguir que aquellos documentos sean asimilados, porque son un tesoro riquísimo, son la auténtica interpretación del Vaticano II. Sabemos que el Papa era el hombre del Concilio, que había asimilado interiormente el espíritu y la letra del Concilio y con estos textos nos hace comprender qué es lo que realmente quería y no quería el Concilio. Nos ayuda a ser verdaderamente Iglesia de nuestro tiempo y del tiempo venidero.

Paso a la segunda parte de su pregunta. El Papa me resulta siempre cercano a través de sus textos: le oigo y le veo hablar, y puedo estar en diálogo continuo con el Santo Padre porque con estas palabras habla siempre conmigo, conozco también el origen de muchos textos, recuerdo los diálogos que tuvimos sobre cada uno de ellos. Puedo continuar el diálogo con el Santo Padre. Naturalmente esta cercanía a través de las palabras es una cercanía no sólo con los textos sino con la persona, más allá de los textos escucho al mismo Papa. Quien se va con el Señor no se aleja: cada vez siento más que un hombre que se va con el Señor se acerca todavía más y siento que con el Señor está junto a mí, pues yo estoy cerca del Señor, estoy cerca del Papa y él ahora me ayuda a estar junto al Señor y trato de entrar en su atmósfera de oración, de amor al Señor, de amor a la Virgen y me encomiendo a sus oraciones. Hay así un diálogo permanente y también una cercanía, de una forma nueva, pero de una forma muy profunda.

--Santo Padre le esperamos en Polonia. Mucha gente pregunta, ¿cuándo vendrá el Papa a Polonia?
--Benedicto XVI: Sí, tengo la intención de ir a Polonia, si Dios quiere, si el tiempo me lo permite. He hablado con monseñor Dziwisz respecto a la fecha, y me dicen que el mes de junio sería el periodo más apropiado. Naturalmente todo está por organizar con las instancias competentes. En este sentido es una palabra provisional, pero parece que posiblemente el próximo junio pueda ir a Polonia, si el Señor me lo permite.

--Santo Padre, en nombre de todos los telespectadores, le agradezco de corazón esta entrevista. Gracias, Padre Santo.
--Benedicto XVI: Gracias a usted.

10/04/2006 06:28
 
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El Papa lamenta corrupción en el mundo durante Domingo de Ramos
El papa Benedicto XVI ofició hoy ante miles de creyentes la misa del Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro, en el Vaticano. En la ceremonia, que marca el inicio de la Semana Santa, dijo que el egoísmo y la corrupción están devastando al mundo.
Roma (dpa/ Reuters). Tras bendecir las ramas de palmas y olivos -símbolos de paz-, pidió a las personas de todo el mundo que experimenten "una purificación de sus corazones" para ayudar a sanar lo que dijo es un "mundo lacerado".


Además, urgió a que miraran a Cristo en busca de ayuda para "vencer la corrupción y el egoísmo que está devastando al mundo actual".


Según Benedicto, el mensaje de Cristo fue "no responder a la injusticia con injusticia, a la violencia con violencia; y que el mal sólo puede vencerse con el bien".


Bajo un sol radiante y temperaturas primaverales, entre las ramas de palma que decoraban la plaza, Joseph Ratzinger recordó la entrada de Jesús en Jerusalén montado en un burro y homenajeado con ramas de palma.

En la celebración, varios jóvenes alemanes entregaron la cruz de la Jornada Mundial de la Juventud a otros jóvenes australianos, ya que en 2008 Sydney será la anfitriona del encuentro, entre los días 15 y 20 de julio.

"Esta cruz debe ser un instrumento para la paz y la reconciliación entre los pueblos", explicó Benedicto. La entrega supone el cierre espiritual de la XX Jornada Mundial de la Juventud, que en agosto de 2005 reunió a un millón de jóvenes católicos en Colonia.

El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa. El día se celebra tradicionalmente con ramas de palma que se llevan durante una procesión, son bendecidas con agua bendita y después se cuelgan en las casas con un crucifijo.

www.elcomercioperu.com.pe

[Modificato da @Nessuna@ 10/04/2006 6.29]

10/04/2006 23:16
 
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Los medios de comunicación no siempre favorecen relaciones personales”, Benedicto XVI

10 de Abril (www.ZENIT.org) - Las nuevas tecnologías y los medios de comunicación no siempre favorecen las relaciones personales, reconoció este lunes el Papa Benedicto XVI al encontrarse con unos 6,500 universitarios.

Eran los participantes en el anual congreso internacional UNIV dedicado en este año al tema: "Proyectar la cultura: el lenguaje de los medios de comunicación".

"Por desgracia, tenemos que constatar que en nuestro tiempo las tecnologías y los medios de comunicación no siempre favorecen las relaciones personales", reconoció el Papa.

Y añadió: "no siempre ayudan a cultivar la interioridad de la relación con Dios".

Por este motivo, propuso como objetivo a los jóvenes fomentar en todos los ámbitos de la vida, incluído el de la comunicación el "diálogo sincero" y "la amistad entre las personas".

Y recordando su primera Encíclica, "Deus caritas est" explicó que quien descubre a Jesús como su mejor amigo se abre a los demás, "considerándoles como hermanos, manteniendo con cada uno una relación de amistad sincera".

"Jesucristo, de hecho --reconoció--, es precisamente "el amor encarnado de Dios", y sólo en Él es posible encontrar la fuerza para ofrecer a los hermanos afecto humano y caridad sobrenatural en un espíritu de servicio que se manifiesta sobre todo en la comprensión".

11/04/2006 20:18
 
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El Papa meditará en el Vía Crucis en el “poder devastador del pecado” y la salvación de Cristo


VATICANO, 11 Abr. 06 (ACI).- Hoy salió a la venta el texto de las meditaciones del Vía Crucis que el Papa Benedicto XVI presidirá esta Semana Santa y en las que se reflexionará sobre el “poder devastador del pecado” y la fuerza salvífica del amor de Dios manifestada en la Cruz de Cristo.

Así lo dio a conocer la Librería Editora Vaticana (LEV) a través de un comunicado en el que anuncia que el texto preparado por el Vicario general de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano, Arzobispo Angelo Comastri, estará disponible desde hoy en las librerías religiosas y en los mayores circuitos de venta de libros.

El Vía Crucis del Viernes Santo, 14 de abril, será el primero guiado por Benedicto XVI. Según el comunicado de la LEV, las meditaciones "invitan a reflexionar sobre el poder devastador del pecado y, al mismo tiempo, alientan a contemplar la fuerza salvífica del amor de Dios que se hace patente en la Cruz de Cristo".

El texto sale al mismo tiempo que en Italia en Alemania y Estados Unidos, donde lo publican respectivamente las editoriales Herder e Ignatius Press.


13/04/2006 19:13
 
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S.S. Benedicto XVI nombra Nuncio Apostólico en Indonesia

13 de Abril (VIS) - El Papa Benedicto XVI ha nombrado Nuncio Apostólico en Indonesia al Reverendo Leopoldo Girelli, hasta ahora Consejero de la Nunciatura Apostólica en los Estados Unidos de América, elevándolo al mismo tiempo a la sede titular de Capri con la dignidad de Arzobispo.

El Reverendo Girelli nació en Predore (Bergamo) el 13 de marzo de 1953.

Fue ordenado Sacerdote el 17 de junio de 1978.

Se tituló en Teología. Entró al Servicio Diplomático de la Santa Sede el 13 de Julio de 1987, prestando sus servicios como Representante Pontificio en Camerún y Nueva Zelanda para la Sesión para las Transacciones Generales de la Secretaría de Estado, y finalmente en la Nunciatura Apostólica en los Estados Unidos de América.

Habla francés, inglés y español.

(Traducción: www.ssbenedictoxvi.org).

13/04/2006 23:43
 
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Benedicto XVI no ha escrito la carta a los sacerdotes por Jueves Santo
ROMA, 13 Abr. 06 (ACI).- El Papa Benedicto XVI no ha escrito la tradicional carta dirigida a los sacerdotes con motivo de la celebración del Jueves Santo, día en que la Iglesia conmemora la institución de los sacramentos del Orden y de la Eucaristía.

De este modo, Benedicto XVI deja a un lado una costumbre consolidada durante el pontificado de Juan Pablo II, quien todos los años enviaba a los sacerdotes del mundo una misiva.

Otra de las costumbres de Juan Pablo II en Semana Santa era la de trasladarse en Viernes Santo a la basílica de San Pedro para confesar a los penitentes. Aún no se sabe si Benedicto XVI seguirá esta costumbre de su predecesor.
13/04/2006 23:46
 
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Benedicto XVI contradice implícitamente al Evangelio de Judas

El apóstol encarna el misterio del rechazo del amor de Dios; asegura

CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 13 abril 2006 (ZENIT.org).- En la homilía de la misa «en la Cena del Señor» de este Jueves Santo, Benedicto XVI aseguró que el misterio de Judas consiste precisamente en su rechazo del amor de Dios.

Judas Iscariote personaliza al «hombre inmundo» para quien el dinero, el poder y el éxito son más importantes que el amor y no duda en vender a Jesús, constató el Santo Padre desautorizando indirectamente al recientemente divulgado Evangelio de Judas.

El profesor Rodolphe Kasser, de 79 años, responsable de la coordinación de los equipos de traductores y restauradores que en Suiza se ocuparon de sacar a la luz este texto apócrifo, explica que el manuscrito choca con la tradición católica, ya que sostiene que Judas cumplió una misión encomendada por Jesús.

«Sería entonces un favor y un sacrificio por parte de Judas» realizado por el Señor, añade el profesor en una entrevista concedida este 13 de abril al diario madrileño «El País».

Por el contrario, el Papa en su homilía reivindicó la libertad del apóstol que entregó a Jesús por 30 monedas, según explican los evangelios canónicos.

«Existe el oscuro misterio del rechazo, que con lo sucedido a Judas se hace presente y, precisamente en el Jueves Santo, en el día en el que Jesús se entrega a sí mismo, tiene que hacernos reflexionar», reconoció el Papa.

«El amor del Señor no conoce límites, pero el hombre puede ponerle un límite», dijo explicando este misterio.

El Papa se preguntó: «¿Qué hace al hombre inmundo?». Y respondió: «El rechazo del amor, el no querer ser amado, el no amar. La soberbia que cree que no tiene necesidad alguna de purificación, que se cierra a la bondad salvadora de Dios».

«En Judas vemos la naturaleza de este rechazo más claramente todavía --siguió diciendo--. Juzga a Jesús según las categorías del poder y del éxito: para él sólo el poder y el éxito son la realidad; el amor no cuenta».

«Y él es ávido: el dinero es más importante que la comunión con Jesús, es más importante que Dios y su amor».

«De este modo, se convierte también en un mentiroso, que hace el doble juego y rompe con la verdad, alguien que vive en la mentira, perdiendo así el sentido de la verdad suprema, de Dios», siguió explicando el Santo Padre.

«De este modo, se endurece, se hace incapaz de conversión, del regreso confiado del hijo pródigo, y tira la vida destruida», aclaró.

El mismo profesor Kasser aclara que el Evangelio de Judas fue considerado herético por la misma Iglesia primitiva. Se conocía la existencia del texto o de su origen por al libro «Contra las Herejías», de san Ireneo de Lyón, escrito en el año 180. Ahora bien el volumen divulgado podría estar fechado entre el siglo IV y el siglo V, es decir, unos 300 ó 400 años después de la vida de Jesús.

16/04/2006 01:19
 
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Benedicto XVI: Jesús, al morir por amor, destruyó el carácter eterno de la muerte

Agencia EFE

Sábado, 15 de abril 2006




El papa Benedicto XVI dijo hoy, sábado, que la muerte de Jesús fue un "acto de amor" y justo por ello "destruyó el carácter definitivo de la muerte".
Benedicto XVI dijo estas palabras durante la homilía de la Vigilia Pascual o Lucernario, uno de los ritos más antiguos de la liturgia católica, que se celebró en la basílica de San Pedro del Vaticano.

La resurrección de Cristo inauguró una "nueva dimensión del ser, de la vida, en la que también ha sido integrada la materia, de manera transformada y a través de la cual surge un nuevo mundo".

Cristo "pudo dejarse matar por amor, pero justamente así destruyó el carácter definitivo de la muerte, porque en El estaba presente el carácter definitivo de la vida", dijo el Papa.

Jesús estaba en "comunión existencial" con el amor de Dios y "este amor es la verdadera potencia contra la muerte, es más fuerte que la muerte", indicó Joseph Ratzinger.

El Papa explicó que la resurrección no es "un milagro cualquiera del pasado", sino "un salto cualitativo en la historia de la "evolución", y de la vida en general, hacia una nueva vida futura, hacia un mundo nuevo".

La resurrección, que "nos afecta y que atañe a toda la historia", fue "como un estallido de luz, una explosión del amor que desató el vínculo hasta entonces indisoluble del "morir y devenir"".

Ese gran estallido "nos ha alcanzado en el bautismo para atraernos", indicó el Papa, agregando que ese sacramento es "muerte y resurrección, renacimiento, transformación en vida nueva".

Benedicto XVI empleó las palabras de San Pablo para explicar el bautismo: "vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí", y explicó que ésta es la fórmula de la existencia cristiana y de la resurrección en el tiempo.

"Yo, pero no más yo: si vivimos de este modo transformamos el mundo. Es la fórmula de contraste con todas las ideologías de la violencia y el programa que se opone a la corrupción y a las aspiraciones del poder y del poseer", indicó Ratzinger.

En Pascua, "nos alegramos porque Cristo no ha quedado en el sepulcro, su cuerpo no ha conocido la corrupción; pertenece al mundo de los vivos, no al de los muertos".

Jesús "no es un personaje del pasado" sino que vive y "nos llama a seguirlo" para encontrar así "el camino de la vida", recordó Benedicto XVI.

Además, señaló que "la mera idestructibilidad del alma, por sí sola no podría dar un sentido a una vida eterna, no podría hacerla una vida verdadera. La vida nos llega del ser amados por Aquel que es Vida".

La Vigilia Pascual, uno de los ritos más antiguos de la liturgia católica, se celebra en la noche de Sábado Santo, que san Agustín llamó "madre de todas las vigilias", en alusión a la espera de la resurrección de Jesucristo.

Como es tradición, comienza en el atrio de la basílica con la bendición del fuego nuevo y el encendido del cirio pascual, símbolo de Cristo, "Luz del Mundo".

Ratzinger, que realizó con un punzón una incisión sobre el cirio pascual, grabando una cruz y la cifra del año 2006, recitó en latín: "Cristo ayer y hoy, principio y fin, alfa y omega. A El pertenece el tiempo y los siglos, a El la gloria y el poder por los siglos de los siglos".

Después comenzó la procesión hacia el altar mayor, en medio de una total oscuridad en el templo, iluminado poco a poco con las velas de las miles de personas que lo abarrotaban, que fueron encendidas una a una con la llama procedente del Cirio Pascual.

Una vez llegado al altar se encendieron todas las luces y comenzó el canto del Exultet, o pregón pascual, un recorrido sintético de la historia de la salvación.

17/04/2006 02:07
 
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Benedicto XVI, el Papa que explica el amor de Dios

16 de Abril (www.ZENIT.org) - Este miércoles se celebra un año de la elección de Joseph Ratzinger como Obispo de Roma. En esta entrevista concedida a Zenit, Andrea Tornelli, vaticanista del diario *Il Giornale* y de una de las biografías más divulgadas sobre el nuevo Papa, "Benedicto XVI, el custodio de la fe", hace un balance del primer año de Pontificado.

¿Cuáles son las principales diferencias con el Pontificado de Juan Pablo II?

--Tornielli: Hay diferencias objetivas, debidas a la edad, Joseph Ratzinger fue elegido Papa a los 78 años, Karol Wojtyla a los 58, y a la formación. Ratzinger es un teólogo que vivía en la Curia desde hacía 23 años, Wojtyla un filósofo que procedía de una Diócesis.

La diferencia que más me impresiona es el intento de Benedicto XVI de hacer resplandecer la luz de Cristo; no la luz del Papa, como dijo al día siguiente de su elección, en su mensaje "Urbi et Orbi" leído en la Capilla Sixtina: esto significa reducir las apariciones públicas del Papa, por ejemplo, dejando de presidir las beatificaciones, y sobre todo introduciendo una práctica como la adoración eucarística al final de las grandes celebraciones, como sucedió, por ejemplo, en la Jornada Mundial de la Juventud.

Benedicto XVI ha cambiado también la manera de gobernar la Curia: estudia personalmente todos los dossieres de los nombramientos episcopales; ha reintroducido las reuniones de Jefes de Dicasterio para discutir temas que le preocupan particularmente; a veces trata directamente con las congregaciones, que han recobrado protagonismo, sin pasar por la Secretaría de Estado. Wojtyla hablaba más con gestos; Ratzinger con palabras. Wojtyla era más comunicativo, Ratzinger más comedido. Wojtyla estaba más proyectado en una dimensión planetaria, Ratzinger parece mirar más hacia Europa y al riesgo de que pierda su identidad.

Pero desde el punto de vista doctrinal se da una continuidad absoluta.

¿Cuáles serán las líneas fundamentales del Pontificado de Benedicto XVI?

--Tornielli: Creo que son el anuncio de la fe cristiana como un acontecimiento de salvación y no como una serie de dogmas, de normas morales, de prohibiciones, de ritos: pudimos verlo en Colonia, el año pasado. El dato destacado es el de la alegría, de la que habla continuamente el nuevo Papa. El cristianismo es encuentro con la belleza, es la posibilidad de una vida más auténtica, más bella, más entusiasmante. El cristiano no rechaza nada de lo que es verdaderamente humano, no tiene que renunciar a algo, sino que encuentra una vida más plena.

En este sentido, ¿cómo ve usted la Encíclica "Deus caritas est"?

--Tornielli: Ha sido un inicio excepcional. Muchos de los que querían "reclutar" a Benedicto XVI para hacer de él un símbolo de proyectos políticos orientados a reafirmar la identidad de Europa alzando muros contra el Islam se esperaban una Encíclica programática contra el relativismo o a favor de la identidad cristiana. Por el contrario, el Papa ha sorprendido a todos hablando del amor de Dios. Amor y misericordia son la otra cara de la palabra alegría.

¿Cómo cambiará el gobierno de la Curia?

--Tornielli: Lo ha dicho y escrito en varias ocasiones: la Curia romana se ha hecho demasiado grande y se ha burocratizado demasiado. Hay organismos que para justificar su existencia tienen que publicar documentos y de este modo aumenta la mole de papeles. "El Verbo se hizo papel", dice un chiste que puede aplicarse a la Iglesia de nuestros días.

Benedicto XVI, que en una entrevista televisiva anunció que no quiere escribir muchos documentos, por considerar que su tarea es la de hacer asimilar el magisterio de su predecesor, este año no ha publicado la "Carta a los sacerdotes con motivo del Jueves Santo" y sin embargo ha comenzado a reestructurar la Curia, uniendo dos Consejo Pontificios. Me imagino que continuará con estas uniones y simplificaciones para liberar energías que no se utilizan bien entre los papeles y sobre todo para hacer una Curia romana más "ligera" y funcional.

17/04/2006 02:41
 
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El Papa pide que el conflicto iraní se resuelva por la vía del diálogo

• Benedicto XVI aboga por una "negociación" que permita una "salida honrosa" para los implicados
• Teherán advierte a Washington de que "no está en posición de crear otra crisis en la región"
EL PERIÓDICO
ROMA / TEHERÁN
Al igual que hizo su antecesor, Juan Pablo II, en vísperas de la invasión de Irak, el papa Benedicto XVI se declaró ayer opuesto a una solución del conflicto iraní por la fuerza y pidió a las partes implicadas "negociaciones serias y honestas" que permitan "una salida honrosa para todos". El Pontífice hizo del primer mensaje de Pascua Urbi et Orbi de su papado un llamamiento a la paz, y señaló que resolver el desafío de Teherán por el camino del diálogo permitirá "lograr una convivencia pacífica" y "alejar la amenaza del terrorismo".
La intervención del Papa en favor de la negociación ha tenido lugar sólo tres días después de que la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, pidiera al Consejo de Seguridad de la ONU que amenace a Irán con el uso de la fuerza. Sabedor de que este llamamiento tiene, de momento, pocas posibilidades de prosperar --China y Rusia, con poder de veto, se oponen--, el Gobierno de EEUU también anunció la semana pasada que estudia medidas para presionar al régimen, como congelar las cuentas iranís y restringir los visados a miembros del Gobierno.
LAS AMENAZAS
Las amenazas estadounidenses no hacen más que inflamar la retórica de los iranís. Mientras, en Roma, Benedicto XVI pedía diálogo, en Teherán, el expresidente Alí Akbar Hachemi Rafsanyani, actualmente jefe del Consejo de la Determinación de Irán, advertía a la Casa Blanca de que un ataque contra su país "no favorecerá sus intereses ni los de la región". Para Rafsanyani, "EEUU ha lanzado una guerra psicológica contra los planes de Irán de desarrollar energía atómica con objetivos pacíficos". El dirigente no descarta que Washington se decida al final por una ofensiva militar.
En la misma línea, aunque con mayor contundencia, se expresó el ministro de Exteriores iraní, Manouchehr Mottaki. "Estamos intentando encontrar una solución diplomática al problema, y EEUU debería darse cuenta de que no está en posición de crear una nueva crisis en la región", declaró el responsable, citado por la agencia oficial Irna. "Han pasado más de tres años desde que EEUU invadió Irak, y después de todo este tiempo vienen a pedirnos ayuda", añadió, en referencia a las conversaciones previstas entre el régimen de Teherán y el embajador de EEUU en Irak, Zalmay Jalilzad.

MÁS DIPLOMACIA
En medio de la escalada verbal, el jefe de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de EEUU, Richard Lugar, dijo ayer que su país debería negociar directamente con Irán. "Creo que debemos avanzar por la vía diplomática", declaró el senador republicano en un programa de la cadena de televisión ABC. Además, Lugar opinó que es prematuro presionar a la comunidad internacional para que sancione a Teherán por su programa nuclear.
El Ejecutivo iraní, entretanto, negó ayer que el cambio de la mitad de sus embajadores en el mundo sea el producto de una purga gubernamental. Muchos de los 60 diplomáticos relevados de su cargo eran considerados como cercanos al anterior Gobierno reformista.



17/04/2006 03:03
 
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Respuesta del Papa al “evangelio” de Judas

La traición del apóstol fue totalmente libre y que lo hizo porque tenía avidez por el dinero.
El Papa Benedicto XVI describió al "discípulo traidor" en unas palabras con las que de modo indirecto desautoriza el recientemente divulgado "Evangelio de Judas".
El papa Benedicto XVI afirmó hoy durante la Misa de la Ultima Cena, en la basílica de San Juan de Letrán, que la traición de Judas fue totalmente libre, un rechazo neto al amor de Dios.
"¿Qué es lo que hace al hombre inmundo? El rechazo del amor, el no querer ser amado y el no amar. En Judas vemos la naturaleza de ese rechazo con más claridad. El valoró a Jesús según las categorías del poder y del éxito", dijo el Pontífice.
El Papa agregó que Judas tenía avidez de dinero.
"El dinero para él era más importante que la unión con Jesús, más importante que Dios y que su amor", subrayó.
Benedicto XVI reiteró que Judas se convirtió en un "mentiroso, uno que juega a dos cartas y rompe con la verdad, uno que vive en la mentira y pierde de esa manera el sentido de la verdad suprema".

"De ese modo se endureció y fue incapaz de la conversión, del confiado regreso del hijo pródigo, y tiró su vida destruida", destacó.

Benedicto XVI reafirmó que en Judas se da la soberbia de quien cree que no necesita de purificación alguna, de quien se cierra a la bondad salvadora de Dios, es decir, "todo lo que hace al hombre inmundo".

El conocido como "Evangelio de Judas" es un conjunto de papiros encontrado en Egipto en 1978, cuyo contenido y edad se desconocían y, según confirmó el pasado día 6 la asociación estadounidense National Geographic, fue escrito en torno al siglo III, obra de la secta gnóstica de los cainitas.

El manuscrito contiene, en una traducción al copto del original griego, la única copia conocida del supuesto "Evangelio de Judas" del que hizo referencia en el año 180 el obispo Ireneo de Lyon en el año 180 en su tratado "Contra los herejes".

El Vaticano no se ha pronunciado oficialmente sobre este texto que revisa la figura de Judas Iscariote.

Tanto teólogos católicos como representantes del Patriarcado Ortodoxo de Moscú han manifestado que las revelaciones del "Evangelio de Judas" no son importantes ni cambian la doctrina cristiana.

-Stella Benedetta-
¨La forza che ci tiene tutti uniti è l'amore, di cui siamo testimoni nella celebrazione della vita, perché la vita è stata creata a immagine e somiglianza di Dio¨
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La Cruz es el símbolo del auténtico amor
Homilía de Benedicto XVI en el Domingo de Ramos, Jornada Mundial de la Juventud

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 9 abril 2006 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía que pronunció Benedicto XVI en la misa del Domingo de Ramos, XXI Jornada Mundial de la Juventud, que llevaba por tema: «Para mis pies antorcha es tu palabra, luz para mi sendero» (Sal 118[119],105)

Desde hace veinte años, gracias al Papa Juan Pablo II, el Domingo de Ramos se ha convertido de manera particular en el día de la juventud, el día en que los jóvenes del todo el mundo salen al encuentro de Cristo, deseando acompañarle en sus ciudades y sus países para que esté entre nosotros y pueda establecer en el mundo su paz. Si queremos salir al encuentro de Jesús y caminar después con él por su camino, tenemos que preguntar: ¿Por qué camino quiere guiarnos? ¿Qué nos esperamos de él? ¿Qué se espera de nosotros?

Para comprender lo que sucedió el Domingo de Ramos y saber qué significa no sólo para aquella época sino para todos los tiempos, resulta importante un detalle, que para sus discípulos se convirtió en la clave para comprender aquel acontecimiento cuando, después de Pascua, recordaron con una nueva mirada aquellos días tumultuosos. Jesús entra en la Ciudad Santa a lomos de un asno, es decir, el animal de la sencilla gente del campo, y además un asno que no le pertenece, que ha tomado prestado para esta ocasión. No llega en una lujosa carroza real, ni a caballo como los grandes del mundo, sino en un asno tomado prestado. Juan nos cuenta que en un primer momento los discípulos no entendieron esto. Sólo después de la Pascua se dieron cuenta de que de este modo Jesús estaba cumpliendo los anuncios de los profetas, mostraba que su acción derivaba de la Palabra de Dios y la llevaba a su cumplimiento. Se acordaron, dice Juan, de que en el profeta Zacarías se lee: «No temas, hija de Sión; mira que viene tu Rey montado en un pollino de asna» (Juan 12, 15; Cf. Zacarías 9, 9). Para comprender el significado de la profecía y de este modo la acción de Jesús, tenemos que escuchar todo el texto de Zacarías que sigue diciendo: «El suprimirá los cuernos de Efraím y los caballos de Jerusalén; será suprimido el arco de combate, y él proclamará la paz a las naciones. Su dominio irá de mar a mar y desde el Río hasta los confines de la tierra» (9,10).

De este modo, el profeta hace tres afirmaciones sobre el rey venidero.
En primer lugar, dice que será un rey de los pobres, un pobre entre los pobres y para los pobres. La pobreza se entiende en este caso en el sentido de los «anawim» de Israel, de esas almas creyentes y humildes que vemos alrededor de Jesús, en la perspectiva de la primera bienaventuranza del Sermón de la montaña. Uno puede ser materialmente pobre pero tener el corazón lleno del ansia de riqueza y del poder que deriva de la riqueza. El hecho de que vive en la envidia y en la avaricia demuestra que, en su corazón, forma parte de los ricos. Desea trastocar la repartición de los bienes, pero para que él mismo se encuentre en la situación que antes ocupaban los ricos. La pobreza en el sentido de Jesús --en el sentido de los profetas-- presupone sobre todo la libertad interior de la avaricia y del afán de poder. Se trata de una realidad más grande que una repartición diferente de los bienes, que se limitaría al campo material, y que haría aún más duros los corazones. Se trata, ante todo, de la purificación del corazón, gracias a la cual se reconoce que la posesión es responsabilidad ante los demás, que bajo laminada de Dios y se deja guiar por Cristo que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros (Cf. 2 Corintios 8, 9). La libertad interior es el presupuesto para superar la corrupción y la avaricia que a estas alturas devastan el mundo; esta libertad puede encontrarse sólo si Dios se convierte en nuestra riqueza; sólo puede encontrarse en la paciencia de las renuncias cotidianas, en las que se desarrolla como libertad auténtica. En el Domingo de Ramos aclamamos al rey que nos indica el camino hacia esta meta, Jesús, y le pedimos que nos lleve consigo en su camino.

En segundo lugar, el profeta nos muestra que este rey será un rey de paz: hará que desaparezcan los carros de guerra y los caballos de batalla, romperá los arcos y anunciará la paz. En la figura de Jesús esto se concretiza con el signo de la Cruz. Es el arco roto, en cierto sentido el nuevo, el auténtico arco iris de Dios, que une el cielo y la tierra y tiende puentes entre los continentes sobre los abismos. La nueva arma que Jesús pone en nuestras manos es la Cruz, signo de reconciliación, signo del amor que es más fuerte que la muerte. Cada vez que nos hacemos la señal de la Cruz tenemos que acordarnos de no responder a la injusticia con otra injusticia, a la violencia con otra violencia; tenemos que acordarnos de que sólo podemos vencer al mal con el bien, sin ofrecer mal por mal.

La tercera afirmación del profeta es el preanuncio de la universalidad: el reino del rey de la paz se extiende «de mar a mar… hasta los confines de la tierra». La antigua promesa de la Tierra es sustituida aquí con una nueva visión: el espacio del rey mesiánico ya no es un país determinado, que se separaría de los demás, y que inevitablemente tomaría posición contra los demás países. Su país es la tierra, el mundo entero. Superando toda delimitación, en la multiplicidad de las culturas, crea unidad. Penetrando con la mirada en las nubes de la historia, vemos aquí cómo emerge desde lejos en la profecía la red de las comunidades eucarísticas que abraza a todo el mundo, una red de comunidades que constituyen el «Reino de la paz» de Jesús, de mar amar hasta los confines de la tierra. Él llega a todas las culturas y a todas las partes del mundo, por doquier, a las miserables cabañas y a los pobres pueblos, así como al esplendor de las catedrales. Por doquier él es el mismo, el Único, y de este modo todos los orantes reunidos, en la comunión con él, están unidos también entre sí en un único cuerpo. Cristo gobierna haciéndose nuestro pan y entregándose a nosotros. De este modo construye su Reino.
Este nexo se resulta totalmente claro en otra frase del Antiguo Testamento que caracteriza y explica lo sucedido en el Domingo de Ramos. La muchedumbre aclama a Jesús: «¡Hosanna! Bendito el que viene en el nombre del Señor» (Marcos 11,9; Salmo 117[118], 25s). Esta frase forma parte del rito de la fiesta de las cabañas, durante la cual los fieles se mueven en corro en torno al altar, llevando en las manos ramos de palma, arrayán y sauce.
Ahora la gente lanza este grito ante Jesús, en quien ve quien viene en el nombre del Señor: la expresión: «El que viene en nombre del Señor», de hecho, se había convertido en la manera de designar al Mesías. En Jesús reconocen a quien verdaderamente viene en el nombre del Señor y trae la presencia de Dios entre ellos. Este grito de esperanza de Israel, esta aclamación a Jesús durante su entrada a Jerusalén, se ha convertido con razón en la Iglesia en la aclamación a quien, en la Eucaristía, nos sale al encuentro de una manera nueva. Saludamos a quien en la Eucaristía siempre llega entre nosotros en el nombre del Señor uniendo en la paz de Dios los confines de la tierra. Esta experiencia de la universalidad forma parte de la Eucaristía. Dado que el Señor viene, nosotros salimos de nuestras realidades exclusivistas y pasamos a formar parte de la gran comunidad de todos los que celebran este santo sacramento. Entramos en su reino de paz y aclamamos en él en cierto sentido a nuestros hermanos y hermanas, por quienes viene para crear un reino de paz en este mundo lacerado.
Las tres características anunciadas por el profeta --pobreza, paz, universalidad-- están resumidas en el signo de la Cruz. Por este motivo, y con razón, la Cruz se ha convertido en el centro de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Hubo un período --y no quedado totalmente superado-- en el que se rechazaba el cristianismo precisamente a causa de la Cruz. La Cruz habla de sacrificio, se decía, la Cruz es signo de negación de la vida. Nosotros, sin embargo, queremos la vida entera, sin restricciones y sin renuncias. Queremos vivir, nada más que vivir. No nos dejamos limitar por los preceptos y las prohibiciones --se decía y se sigue diciendo--; queremos riqueza y plenitud. Todo esto parece convincente y seductor; es el lenguaje de la serpiente que nos dice: «No os dejéis atemorizar! ¡Comed tranquilamente de todos los árboles del jardín!». El domingo de los Ramos, sin embargo, nos dice que el auténtico gran «sí» es precisamente la Cruz, que la Cruz es el auténtico árbol de la vida. No alcanzamos la vida apoderándonos de ella, sino dándola. El amor es la entrega de nosotros mismos y, por este motivo, es el camino de la vida auténtica simbolizada por la Cruz. Hoy se entrega la Cruz que fue el centro de la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia a una delegación para que comience su camino hacia Sydney, donde en el año 2008 la juventud del mundo quiere reunirse de nuevo alrededor de Jesús para construir junto a él el reino de la paz. ¡De Colonia a Sydney, un camino a través de los continentes y las culturas, un camino a través de un mundo lacerado y atormentado por la violencia! Simbólicamente es como el camino de mar a mar, desde el río hasta los confines de la tierra. Es el camino de quien, con el signo de la Cruz, nos entrega la paz y hace de nosotros portadores de su paz. Doy las gracias a los jóvenes que llevarán por los caminos del mundo esta Cruz, en la que casi podemos tocar el misterio de Jesús. Pidámosle que al mismo tiempo abra nuestros corazones para que, siguiendo su cruz, nos convirtamos en mensajeros de su amor y de su paz. Amén.

-Stella Benedetta-
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La esencia del sacerdocio
La esencia del sacerdocio es la amistad con Jesús y el ser un hombre de oración -Benedicto XVI

VATICANO, 13 Abr. 06 (ACI).- El Papa Benedicto XVI celebró en la Patriarcal Basílica de San Pedro la Santa Misa del Crisma y en su homilía reflexionó sobre la esencia del sacerdocio como el ser amigos de Jesús, invitando a los sacerdotes presentes a poner sus manos a disposición de Cristo y dejarse guiar por Él.
Meditando sobre el sacerdocio como una amistad con Jesús, el Santo Padre afirmo que “el ser amigo de Jesús, el ser sacerdote, significa ser un hombre de oración. Solo podemos ser amigos de Jesús en la comunión con el Cristo entero, con el cuerpo y la cabeza”.
Se refirió al sacerdocio como un momento en el que Jesús mismo hace del ordenado un amigo, “el Señor nos confía todo; nos confía a sí mismo. Él verdaderamente se ha entregado a nuestras manos. Nos hace participar también de su conciencia sobre la miseria del pecado y de toda la oscuridad del mundo, y nos da la llave en las manos para abrir la puerta hacia la casa del Padre”.
Asimismo negó el activismo, como algo que no da frutos, afirmando que: “el simple activismo puede ser hasta heroico. Pero el actuar externo, al fin de cuentas, permanece sin frutos y pierde eficacia, si no nace de la profunda íntima comunión con Cristo”.
“El sacerdote –continúo diciendo- debe ser sobre todo un hombre de oración. El mundo en su activismo frenético pierde el peso de la orientación. Su actuar y sus capacidades se tornan destructivas, si la oración no es considerada”.
En su homilía el Papa definió el Jueves Santo como “el día en que el Señor dio a los Doce la tarea sacerdotal de celebrar, en el pan y el vino, el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre hasta su regreso. En el lugar del cordero pascual y de todos los sacrificios de la Antigua Alianza ingresa el don de su Cuerpo y de su Sangre, el don de sí mismo”.
Definió también esta realidad como un movimiento de ida y vuelta en el que “Dios da un don a nosotros, y nosotros, llenos de este don, nos convertimos en suyos: la creación retorna al Creador”.
“De este modo –dijo- el sacerdocio se ha convertido en una cosa nueva: no es más cuestión de descendencia, sino es un encontrarse en el misterio de Jesucristo. Él es siempre Aquel que dona y nos lleva a lo alto hacia sí”.
Dirigiéndose a los sacerdotes dijo que “el misterio del sacerdocio de la Iglesia está en el hecho que nosotros, míseros seres humanos, en virtud del Sacramento podemos hablar con su Yo: in persona Christi”.
Seguidamente el Santo Padre realizó una explicación de los signos del Sacramento del Orden afirmando que como sacerdotes “tenemos la necesidad de retornar a aquella hora en que Él ha puesto sus manos sobre nosotros y nos ha hecho partícipes de este misterio”.

La imposición de las manos: “Tú me perteneces”

Iniciando con el signo de la imposición de las manos, Su Santidad dijo que se trata de un acto con el cual Jesús “ha tomado posesión de mi diciéndome: ‘Tú me perteneces’. Pero con esto también ha dicho: ‘Tú estás bajo la protección de mis manos. Tú estás bajo la protección de mi corazón. Tú estas custodiado en mis manos y justamente así te encuentras en la vastedad de mi amor. Permanece en el espacio de mis manos y dame las tuyas’”.

La unción del aceite: Signo del Espíritu Santo

Continuando con los signos del Sacramento del Orden, el Pontífice destacó la unción de las manos con el aceite, en cuanto “signo del Espíritu Santo y de su fuerza”.
“La mano del hombre –continuó diciendo- es el instrumento de su acción, es el símbolo de su capacidad para afrontar el mundo. El Señor nos ha impuesto las manos y quiere ahora nuestras manos para que, en el mundo, se conviertan en las suyas. Quiere que no sean más instrumentos para tomar las cosas, los hombres, el mundo para nosotros, para reducirlo a nuestra posesión, sino que transmitan su toque divino, poniéndose al servicio de su amor. Quiere que sean instrumentos del servicio y por lo tanto expresión de la misión de la entera persona que se hace garantía de Él y lo lleva a los hombres”.

Más adelante agregó: “Si las manos del hombre representan simbólicamente sus facultades y, generalmente, la técnica como poder para disponer del mundo, entonces las manos ungidas deben ser un signo de su capacidad de donar, de la creatividad de plasmar el mundo con el amor, y para esto necesitamos del Espíritu Santo”.
Seguidamente hizo referencia Jesús, quien “se presenta hoy en el Evangelio como el Ungido de Dios, entonces esto quiere decir que Él actúa por misión del Padre y en la unidad del Espíritu Santo. Pongamos nuestras manos nuevamente a su disposición y pidámosle tomarnos siempre de nuevo de la mano para guiarnos”.
Continuando con su homilía Benedicto XVI se refirió a algunos momentos de la vida sacerdotal, en concreto a aquel “punto del camino en el que hemos tenido la experiencia de Pedro tras la pesca milagrosa, nos hemos quedado asustados por su grandeza, la grandeza de la tarea y por la insuficiencia de nuestra pobre persona al punto de querer echarnos atrás”, o cuando “caminando sobre las aguas al encuentro del Señor, improvisamente se ha dado cuenta que el agua no lo sostenía y que estaba por hundirse”.
“Él nos sostiene –dijo con firmeza el Papa-. Fijemos siempre nuestra mirada a Él y extendamos las manos hacia Él. Dejemos que su mano nos tome, y entonces no nos hundiremos, sino que serviremos la vida que es más fuerte que la muerte, y el amor que es más fuerte que el odio”.
Y destacando la centralidad de la fe dijo: “la fe en Jesús, Hijo del Dios viviente, es el medio gracias al cual siempre de nuevo aferramos la mano de Jesús y mediante el cual Él toma nuestras manos y nos guía”.

-Stella Benedetta-
¨La forza che ci tiene tutti uniti è l'amore, di cui siamo testimoni nella celebrazione della vita, perché la vita è stata creata a immagine e somiglianza di Dio¨
17/04/2006 08:27
 
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La teología de las religiones de Joseph Ratzinger

17 de Abril (www.ZENIT.org) - Al cumplirse un año del inicio de Pontificado del Papa Benedicto XVI, Zenit ha querido profundizar en su pensamiento acerca la llamada "teología de las religiones".

En esta entrevista, Joan-Andreu Rocha Scarpetta, Profesor de Teología de las Religiones y de Ecumenismo en la Facultad de Teología del Ateneo Pontificio "Regina Apostolorum" de Roma, donde dirige el "Máster en Iglesia, Ecumenismo y Religiones", relata cómo el entonces teólogo Joseph Ratzinger veía la relación de las religiones con el cristianismo y cómo sigue aplicando en su Pontificado esta visión.

¿Se puede hablar de una "teología de las religiones" propia del Cardenal Joseph Ratzinger?

Rocha: Más que de una "teología de las religiones" propia de Joseph Ratzinger, se puede hablar de un Ratzinger teólogo de las religiones. Ya como joven profesor de teología de Frisinga y Bonn el futuro Benedicto XVI enseñó historia de las religiones y filosofía de la religión. Subrayaba la importancia de estas religiones en la preparación del camino del cristianismo, como la realización paulatina de las promesas de Dios a lo largo de la historia de la salvación.

Su valoración de estas tradiciones religiosas se funda en el principio del Reino de Dios: la Iglesia es depositaria de los medios para proclamar y hacer presente el Reino de Dios. Pero no posee el monopolio, porque el Reino es más que la Iglesia.

La característica principal de este reino es el amor. Donde hay amor fraterno se hace presente virtualmente el Reino de Dios, que perfecciona la ley natural, donde obra la gracia salvífica divina. La base de este pensamiento se funda sobretodo en la dimensión natural de la persona humana y su posibilidad de razonar, que son objeto del amor de Dios.

No hay que olvidar que el teólogo Ratzinger vive de cerca el desarrollo de lo que hoy llamamos la teología de las religiones, que evoluciona en el contexto de una tensión entre tres elementos: la reflexión teológica propiamente dicha (que comprende la teología de las religiones a la luz de la teología de la gracia, la eclesiología y la teología de la salvación o soteriología), el mandato misionario de la Iglesia que impele a la proclamación del Evangelio a todo el mundo, y el reconocimiento de los valores humanos presentes en todas las culturas, en las que se encuentran las diversas religiones del mundo.

Es a partir de esta triple tensión --formada por la reflexión teológica, la misión y el valor de las culturas-- donde nace y se desarrolla el verdadero diálogo interreligioso.

Cabe decir que la teología de las religiones es la disciplina teológica que se ocupa de la valoración teológica de las religiones no cristianas, que no hay que confundir con el diálogo interreligioso. En su estado actual presenta tres tendencias: la exclusivista (que no reconoce ningún valor a las religiones fuera del cristianismo), la pluralista (que da a todas las religiones un valor igual) y la inclusivista (que da la supremacía de la verdad salvífica a Cristo, pero reconoce los valores presentes en las otras religiones). Esta última es la línea aceptada por el Magisterio de la Iglesia.

¿Cómo sugería el teólogo Ratzinger el acercamiento a las religiones?

--Rocha: El teólogo bávaro insistía en una aproximación a las religiones a partir de la teología de la historia, superando la reducción de la religión a la pura experiencia (misticismo) o a un conocimiento puramente racional (ilustración). Estas son en el fondo las grandes tentaciones del ser humano: el relativismo que ve todo como igual e indistinto, o la razón presentada como opuesta a la religión.

Años después, de frente al desarrollo de la teología de las religiones y como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el teólogo Ratzinger afinará su pensamiento. Insistirá sobre la importancia de la verdad como fundamento del encuentro entre las religiones, y enfatizará aun más la importancia del hecho histórico y salvífico que es la revelación de Cristo. La declaración "Dominus Iesus" (2000) es precisamente como un grito de atención frente a la disolución del evento salvífico de Cristo en el contexto de un pluralismo religioso creciente. Cristo, para los cristianos, no es un personaje religioso notable entre otros, sino el único salvador.

Benedicto XVI insiste especialmente en el vínculo con las religiones monoteístas. ¿Cómo entiende el Papa el valor de las otras religiones?

--Rocha: El principio fundamental que rige el pensamiento del Santo Padre en este sentido es que ante Dios, todos los hombres tienen la misma dignidad, independientemente del pueblo, la cultura o la religión a que pertenezcan. A partir de aquí avanza la perspectiva de una teología de la historia que ve en las religiones no cristianas las precursoras del cristianismo. Pero insiste en el valor distinto de las religiones.

Por esto las religiones monoteístas ocupan un lugar particular. Entre ellas el judaísmo tiene un lugar preeminente. Sobretodo por la estrecha relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, por las raíces espirituales comunes y por su rico patrimonio de fe en el único Dios, que estableció su alianza con el pueblo elegido, reveló sus mandamientos y enseñó la esperanza en las promesas mesiánicas.

Respecto al Islam, la otra religión monoteísta, el Santo Padre ha subrayado la importancia de la mutua filiación en Abraham y el servicio común a los valores morales fundamentales.

En todo caso el Santo Padre es coherente con su pensamiento teológico, sobretodo por lo que se refiere a la especificidad de la verdad cristiana revelada en Jesucristo. La arrogancia no es creer que Dios ha hecho el don de la verdad a los cristianos, sino el relativismo que lleva a decir que Dios no puede ofrecernos este don. De aquí la frase "la verdad no puede tener otra arma que sí misma".

Por lo que toca a la manera de ver las otras religiones, ¿advierte un cambio en relación a Juan Pablo II?

--Rocha: Hay que recordar que la historia de la llamada "teología de las religiones" en tanto que disciplina teológica es bastante joven en el ámbito de la teología católica.

Todo y que históricamente existieron momentos de aproximación a las demás religiones y sus valores - pienso a los esfuerzos de un Mateo Ricci (1552-1610) en China y un Roberto Nobili (1577-1656) en India, o la visión de una "paz entre las religiones" de un Nicolás de Cusa (1401-1464) – no fue hasta el Concilio Vaticano II que la Iglesia, de manera formal, estableció el paradigma de lo que llamaríamos después la "teología de las religiones".

Las bases de esta doctrina se encuentran en la declaración Nostra Aetate sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas (1965). Desde entonces la teología de las religiones se ha ido desarrollando entre momentos de gran entusiasmo, pero también al ritmo de un discernimiento cauto.

Creo que Juan Pablo II realizó una inusitada aproximación a las otras religiones, sobretodo a partir de gestos concretos muy significativos, como la visita a la Sinagoga de Roma (1986) o la visita a la Mezquita de Damasco (2001), y sobretodo con los encuentros de Asís de 1986 y del 2002. Esta aproximación a las diversas religiones del mundo ha tenido un valor profundamente simbólico, y ha ayudado e desplomar muchos prejuicios.

Pero al lado de los gestos simbólicos hay que ir consolidando una reflexión teológica que, al final, es la que determina un verdadero diálogo.

Con Benedicto XVI nos encontramos con una profundización de los elementos teológicos que, seguramente, no tendrán una repercusión mediática tan notable como los gestos, pero permitirán establecer claramente los principios reguladores de una teología de las religiones (y por tanto de un diálogo interreligioso) que eviten tanto un exclusivismo de ultranza como un relativismo de principio.

El inclusivismo que caracteriza la teología católica de las religiones (que defiende la unicidad y la universalidad de la salvación en Jesucristo reconociendo en las religiones un valor imperfecto) encontrará seguramente bajo el Pontificado de Benedicto XVI un fino y sólido desarrollo.
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