Homilias, Mensajes Discursos y Audiencias de Benedicto XVI

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@Nessuna@
00domenica 14 gennaio 2007 19:28
Benedicto XVI en defensa de la familia emigrante
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 14 enero 2007 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención que pronunció Benedicto XVI al rezar teste domingo a mediodía el Ángelus junto a varios miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.



Queridos hermanos y hermanas:

En este domingo se celebra la anual Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado. Con este motivo, he dirigido a todos los hombres de buena voluntad y, en particular, a las comunidades cristianas, un mensaje especial dedicado a la «familia emigrante».

Podemos contemplar a la sagrada Familia de Nazaret, imagen de todas las familias, pues refleja la imagen de Dios, custodiada en el corazón de cada familia humana, incluso cuando está debilitada y en ocasiones desfigurada por las pruebas de la vida.

El evangelista Mateo narra que, poco después del nacimiento de Jesús, san José se vio obligado a viajar a Egipto, llevando consigo al niño y a su Madre, para huir de la persecución del rey Herodes (Cf. Mateo 2, 13-15).

En el drama de la Familia de Nazaret podemos entrever la dolorosa condición de tantos emigrantes, especialmente de los refugiados, de los exiliados, de los desplazados, de los perseguidos. Reconocemos, en particular, las dificultades de la familia emigrante como tal: las difíciles condiciones de vida, las humillaciones, las incomodidades, la fragilidad.

En realidad, el fenómeno de la movilidad humana es muy amplio y diversificado. Según cálculos recientes de las Naciones Unidas, los emigrantes por razones económicas son casi 200 millones, los refugiados son unos 9 millones y los estudiantes internacionales unos 2 millones.

A este gran número de hermanos y hermanas tenemos que añadir los desplazados internos y los emigrantes irregulares, teniendo en cuenta que cada uno de ellos tiene, de una u otra manera, una familia. Es importante, por tanto, tutelar a los emigrantes y a sus familias a través del auxilio de protecciones legislativas, jurídicas y administrativas específicas, así como a través de una red de servicios, centros de escucha y de estructuras de asistencia social y pastoral.

Espero que pronto se alcance una gestión balanceada de los flujos migratorios y de la movilidad humana en general, de manera que aporte beneficios a toda la familia humana, comenzando con medidas concretas que favorezcan a la emigración regular y la reagrupación familiar, prestando particular atención a las mujeres y a los menores de edad.

También en el enorme campo de las migraciones internacionales la persona humana tiene que ponerse siempre en el centro. La justa integración de las familias en los sistemas sociales, económicos y políticos de lo países de acogida sólo se alcanza, por un lado, respetando la dignidad de todos los inmigrantes, y, por otro lado, con el reconocimiento por parte de los mismos inmigrantes de los valores de la sociedad que les acoge.

Queridos amigos: la realidad de las migraciones nunca debe ser vista sólo como un problema, sino también y sobre todo como un gran recurso para el camino de la humanidad. Y la familia emigrante es especialmente un recurso, a condición de que sea respetada como tal, de que no tenga que sufrir laceraciones irreparables, sino que pueda permanecer unida o reagruparse, y cumplir su misión de cuna de la vida y de primer ámbito de acogida y de educación de la persona.

Se lo pedimos juntos al Señor por intercesión de la Virgen María y de santa Francesca Saverio Cabrini, patrona de los emigrantes.

[Traducción del original italiano realizada por Zenit. Tras rezar el Ángelus, el Papa saludó a los peregrinos en seis idiomas. Estas fueron sus palabras en español:]

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española. Queridos hermanos: Como en las bodas de Caná, también ahora la Virgen María está atenta a nuestras necesidades. Ella sabe mejor que nadie lo que nuestro corazón necesita: ¡el amor de Cristo! Por eso, también hoy nos pide a cada uno: «Haced lo que Él os diga». Que María Santísima os ayude a vivir siempre como fieles discípulos de su Hijo Jesucristo. ¡Feliz domingo!

[© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana]



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00mercoledì 17 gennaio 2007 17:24
Benedicto XVI: Una semana para orar y trabajar por la unidad de los cristianos

Intervención en la audiencia general(17/01/2007)

Queridos hermanos y hermanas:

Comienza mañana la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que clausuraré personalmente en la basílica de San Pedro Extramuros, el próximo 25 de enero, con la celebración de las Vísperas, a las que han sido invitados también los representantes de las demás iglesias y comunidades eclesiales de Roma.

Los días del 18 al 25 de enero, y en otras partes del mundo, la semana en torno a Pentecostés, son un tiempo fuerte de compromiso y de oración por parte de todos los cristianos, quienes pueden servirse de los subsidios elaborados conjuntamente por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y por la Comisión «Fe y Constitución» del Consejo Mundial de las Iglesias.

He podido experimentar cómo es profundo el deseo de la unidad en los encuentros que he mantenido con varios representantes de las iglesias y comunidades eclesiales a lo largo de estos años, y de manera conmovedora en la reciente visita al patriarca ecuménico Bartolomé I, en Estambul, Turquía. El próximo miércoles volveré a afrontar estas y otras experiencias que han abierto mi corazón a la esperanza.

Ciertamente el camino de la unidad sigue siendo largo y difícil; sin embargo, es necesario no desalentarse y seguir recorriéndolo, contando en primer lugar con el seguro apoyo de Aquél que, antes de subir al cielo, prometió a los suyos: «he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mateo 28, 20). La unidad es don de Dios y fruto de la acción del Espíritu. Por este motivo es importante rezar. Cuanto más nos acercamos a Cristo convirtiéndonos a su amor, más nos acercamos también los unos a los otros.

En algunos países, entre los que se encuentra Italia, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos es precedida por la Jornada de Reflexión Judeocristiana, que se celebra hoy precisamente, 17 de enero. Desde hace casi dos décadas, la Conferencia Episcopal Italiana dedica esta Jornada al judaísmo con el objetivo de promover el conocimiento y la estima y para incrementar la relación de amistad recíproca entre la comunidad cristiana y la judía, relación que se ha desarrollado positivamente tras el Concilio Vaticano II y tras la histórica visita del siervo de Dios Benedicto XVI a la Sinagoga Mayor de Roma. La amistad judeocristiana para crecer y ser fecunda también debe fundamentarse en la oración. Invito por tanto a todos a dirigir hoy una invocación insistente al Señor para que judíos y cristianos se respeten, se estimen y colaboren juntos por la justicia y la paz en el mundo.

Este año el tema bíblico propuesto a la reflexión común y a la oración en esta «Semana» es: «Hace oír a los sordos y hablar a los mudos» (Marcos 7, 37). Son las palabras del Evangelio de Marcos y se refieren a la curación de un sordomudo por parte de Jesús. En esta breve perícopa, el evangelista narra que el Señor, después de haber puesto los dedos en los oídos y después de haber tocado con la saliva la lengua del sordomudo, realizó el milagro diciendo: «Effatá», que significa, «¡Ábrete!». Al recuperar el oído y el don de la palabra, aquel hombre suscitó la admiración de los demás contando lo que le había sucedido. Todo cristiano, espiritualmente sordo y mudo a causa del pecado original, con el Bautismo recibe el don del Señor que pone sus dedos en la cara y, de este modo, a través de la gracia del Bautismo, es capaz de escuchar la palabra de Dios y de proclamarla a los hermanos. Es más, a partir de ese momento tiene la tarea de madurar en el conocimiento y en el amor de Cristo para poder anunciar y testimoniar con eficacia el Evangelio.

Este tema, al ilustrar dos aspectos de la misión de toda comunidad cristiana, el anuncio del Evangelio y el testimonio de la caridad, subraya también la importancia de traducir el mensaje de Cristo en iniciativas concretas de solidaridad. Esto favorece el camino de la unidad, pues se puede decir que todo alivio, aunque sea pequeño, que los cristianos ofrecen juntos al sufrimiento del prójimo, contribuye a hacer más visible también su comunión y su fidelidad al mandamiento del Señor.

La oración por la unidad de los cristianos, sin embargo, no puede limitarse a una semana del año. La invocación conjunta al Señor para que realice, cuando y como Él sólo sabe, la plena unidad de todos sus discípulos debe extenderse a cada uno de los días del año.

Además, la armonía de objetivos en la diaconía para aliviar los sufrimientos del hombre, la búsqueda de la verdad del mensaje de Cristo, la conversión y la penitencia, son etapas obligadas a través de las cuales cada cristiano digno de este nombre debe unirse al hermano para implorar el don de la unidad y de la comunión.

Os exhorto, por tanto, a pasar estos días en un clima de orante escucha del Espíritu de Dios para que se den pasos significativos en el camino de la comunión plena y perfecta entre todos los discípulos de Cristo. Que nos lo obtenga la Virgen María, a quien invocamos como Madre de la Iglesia y auxilio de todos los cristianos, apoyo en nuestro camino hacia Cristo.

[Traducción del original italiano realizada por Zenit. Al final de la audiencia, el Papa dirigió un saludo en varios idiomas a los peregrinos. En español, dijo:]
Queridos hermanos y hermanas:

Mañana comienza la Semana de oración por la unidad de los cristianos. Durante estos años, en los encuentros que he tenido con representantes de Iglesias y Comunidades eclesiales, y particularmente en la reciente visita al patriarca Ecuménico Bartolomé I, en Turquía, he podido observar cuan grande es el deseo de unidad. Un camino largo y no fácil, que todos debemos seguir recorriendo.

La unidad es un don de Dios y fruto de la acción de su Espíritu. Por ello es importante rezar. Cuanto más nos acercamos a Cristo convirtiéndonos a su amor, más nos acercamos también los unos a los otros.

Este año el tema bíblico propuesto para la oración y reflexión es: «Hace oír a los sordos y hablar a los mudos». Palabras del Evangelio de Marcos que, poniendo de relieve dos aspectos de la misión de toda comunidad cristiana: el anuncio del Evangelio y el testimonio de la caridad¬ subrayan también lo importante que es traducir el mensaje de Cristo en iniciativas concretas de solidaridad, que favorecen el camino de la unidad. Por ello la oración por la unidad de los cristianos no puede limitarse sólo a una semana, sino que debe extenderse a cada día del año.

Saludo cordialmente a los peregrinos de España y de América Latina, especialmente al grupo de la «Scuola Italiana» de Montevideo. Os exhorto a vivir esta Semana en un clima de oración y escucha del Espíritu de Dios, para avanzar día a día en el camino de la plena comunión entre todos los discípulos de Cristo.

[© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana]

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00venerdì 19 gennaio 2007 21:08


Benedicto XVI recibe a Superiores y alumnos del “Collegio Capranica” que cumple 550 años

19 de Enero (VIS) - El Papa Benedicto XVI recibió hoy a los Superiores y alumnos del “Almo Collegio Capranica”, donde se forman candidatos al sacerdocio de la Diócesis de Roma y de otras Diócesis de Italia y del mundo, con ocasión de la próxima fiesta de su patrona, Santa Inés.

"La calidad del clero depende de la seriedad de su formación" afirmó el Pontífice al recorrer la historia de ese seminario del que fueron alumnos Papas como Benedicto XV y Pío XII.

El Santo Padre recordó que han transcurrido 550 años de la fundación del Collegio por parte del Cardenal Domenico Capranica, que quiso que "se destinase exclusivamente a la formación de los futuros sacerdotes, con una atención preferencial por los candidatos con menos recursos".

El motivo principal que le llevó a fundar esta institución, continuó el Santo Padre, fue "la convicción de que la calidad del clero depende de la seriedad de su formación". Además, el Cardenal Capranica quiso que todos los alumnos conociesen la ética de Aristóteles, que los de teología estudiasen especialmente a Santo Tomás de Aquino y los de derecho, la doctrina del Papa Inocencio III.

S.S. Benedicto XVI recordó también que la organización de estos estudios se englobaba, "en un programa de formación integral, centrado en la dimensión espiritual, cuyos pilares eran los sacramentos de la Eucaristía -cotidiana- y de la Penitencia -al menos mensualmente- y estaba sostenida por las prácticas de piedad prescritas o sugeridas por la Iglesia. También tenía una gran importancia la educación caritativa, tanto en la vida fraterna ordinaria como en la asistencia a los enfermos, así como la que hoy llamamos "experiencia pastoral".

El Papa expresó el deseo de que el Collegio Capranica continúe por este camino, "siendo fiel a su larga tradición y a las enseñanzas del Concilio Vaticano II" y pidió a los alumnos que renueven cada día su "oferta a Dios y a la santa Iglesia, conformándoos cada vez más a Cristo Buen Pastor, que os ha llamado a seguirlo y a trabajar en su viña

[Modificato da @Nessuna@ 21/01/2007 20.47]

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00sabato 20 gennaio 2007 19:21
Audiencias diarias de Benedicto XVI, sábado 20 de Enero

20 de Enero (www.ssbenedictoxvi.org) - Informó la Oficina de Prensa que el Papa Benedicto XVI recibió esta mañana de sábado en Audiencias Separadas a:

• Señor Marius Gabriel Lazurca, en occasión de la presentación de sus Cartas Credenciales como nuevo Embajador de Rumania ante la Santa Sede;

• Presidentes de la Quinta Conferencia del Episcopado Latino-Americano:

- Cardenal Giovanni Battista Re, Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para la América Latina;

- Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, Arzobispo de Santiago de Chile (Chile), y Presidente de la CELAM;

- Cardenal Geraldo Majella Agnelo, Arzobispo de São Salvador da Bahia (Brasil), y Presidente de la Conferencia Episcopal Brasileña;

- Participantes en la Plenaria de la Pontificia Comisión para la América Latina.

Está previsto que esta tarde el Santo Padre reciba en Audiencia al Cardenal Giovanni Battista Re, Prefecto de la Congregación para los Obispos.
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00domenica 21 gennaio 2007 20:51
Benedicto XVI: El ecumenismo «espiritual», una tarea que todos pueden realizar
¡Queridos hermanos y hermanas!

Este domingo se sitúa durante la «Semana de oración por la Unidad de los Cristianos» que, como es sabido, se celebra cada año, en nuestro hemisferio, entre el 18 y el 25 de enero. Para 2007 el tema es una expresión extraída del Evangelio de Marcos, y refiere la maravilla de la gente por la curación del sordomudo obrada por Jesús: «¡Hace oír a los sordos y hablar a los mudos!» (Mc 7,37).

Tengo intención de comentar con mayor amplitud este tema bíblico el próximo 25 de enero, fiesta litúrgica de la Conversión de San Pablo, cuando, con ocasión de la conclusión de la «Semana de oración», presida a las 17.30 horas la celebración de Vísperas en la Basílica de San Pablo Extramuros. Os espero numerosos en tal encuentro litúrgico, ya que la unidad se hace sobre todo orando, y cuánto más coral es la oración, más agradable es al Señor.

Este año, el proyecto inicial para la «Semana», adaptado después por el Comité Mixto Internacional, ha sido preparado por los fieles de Umlazi, en Sudáfrica, ciudad muy pobre, donde el Sida ha adquirido proporciones de pandemia y donde las esperanzas humanas son muy pocas. Pero Cristo resucitado es esperanza para todos. Lo es especialmente para los cristianos. Herederos de divisiones ocurridas en épocas pasadas, en esta circunstancia ellos han querido lanzar un llamamiento: Cristo lo puede todo, Él «hace oír a los sordos y hablar a los mudos» (Mc 7,37), o sea, es capaz de infundir en los cristianos el deseo ardiente de escuchar al otro, de comunicarse con el otro y de hablar junto a él el lenguaje del amor recíproco.

La Semana de oración por la Unidad de los Cristianos nos recuerda así que el ecumenismo es una experiencia dialógica profunda, un escucharse y hablarse, un conocerse mejor; es una tarea que todos pueden realizar, especialmente en lo relativo al ecumenismo espiritual, basado en la oración y en compartir lo que es posible por ahora entre los cristianos. Deseo que el anhelo por la unidad, traducido en oración y fraterna colaboración para aliviar los sufrimientos del hombre, se difunda cada vez más a nivel de las parroquias y de los movimientos eclesiales y entre los Institutos religiosos. Aprovecho la ocasión para dar las gracias a la Comisión Ecuménica del Vicariato de Roma y a los párrocos de la ciudad, que alientan a los fieles a celebrar la «Semana». También, en un ámbito más general, estoy agradecido a cuantos, en toda parte del mundo, con convicción y constancia, oran y trabajan por la unidad. Que María, Madre de la Iglesia, ayude a todos los fieles a dejarse abrir íntimamente por Cristo a la comunicación recíproca en la caridad y en la verdad, para transformarse en Él en un solo corazón y una sola alma (Hch 4,32).

[Traducción del original italiano realizada por Zenit. Al final del Ángelus el Papa saludó a los peregrinos en seis idiomas. En español dijo:]

Saludo a los peregrinos de lengua española. Invocando la protección maternal de la Virgen María, a quien invocamos como Madre de la Iglesia, os exhorto a rezar especialmente en estos días por la unidad de todos los discípulos de Cristo. ¡Feliz domingo!

[© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]

Zenit.org



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00lunedì 22 gennaio 2007 01:57
Discurso de Benedicto XVI a los Consejeros y Miembros de la Pontificia Comisión para América Latina

Discurso del Papa Benedicto XVI a los Consejeros y Miembros de la Pontificia Comisión para América Latina con ocasión de su reunión Plenaria.




"Señores Cardenales,
Queridos hermanos en el Episcopado:

Me da mucha alegría recibir y saludar con afecto a los Consejeros y Miembros de la Pontificia Comisión para América Latina con ocasión de su Reunión Plenaria. Agradezco a su Presidente, el Cardenal Giovanni Battista Re, sus amables palabras que expresan el sentir de todos vosotros y el deseo profundo de renovar vuestro compromiso de servir, cum Petro et sub Petro, a la Iglesia que peregrina en América Latina, siguiendo el ejemplo de Cristo, el Buen Pastor, que ama y se entrega por sus ovejas.

Pensando en los desafíos que al inicio de este tercer milenio se plantean a la Evangelización, se ha escogido como tema de reflexión este encuentro “La familia y la educación cristiana en América Latina”, muy en consonancia con el inolvidable Encuentro Mundial de las Familias el pasado verano en Valencia, España. Fue un hermoso acontecimiento que pude compartir con familias católicas de todo el mundo, muchas de ellas latinoamericanas.

Vuestra presencia aquí me hace pensar en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, que he convocado en Aparecida, Brasil, y que tendré el gusto de inaugurar. Pido al Espíritu Santo, que asiste siempre a su Iglesia, que la gloria de Dios Padre misericordioso y la presencia pascual de su Hijo iluminen y guíen los trabajos de este importante evento eclesial a fin de que sea signo, testimonio y fuerza de comunión para toda la Iglesia en América Latina.

Esta Conferencia, en continuidad con las cuatro anteriores, está llamada a dar un renovado impulso a la Evangelización en esa vasta región del mundo eminentemente católica, en la que vive una gran parte de la comunidad de los creyentes. Es preciso proclamar íntegro el Mensaje de la Salvación, que llegue a impregnar las raíces de la cultura y se encarne en el momento histórico latinoamericano actual, para responder mejor a sus necesidades y legítimas aspiraciones.

Al mismo tiempo, se ha de reconocer y defender siempre la dignidad de cada ser humano como criterio fundamental de los proyectos sociales, culturales y económicos, que ayuden a construir la historia según el designio de Dios. En efecto, la historia latinoamericana ofrece multitud de testimonios de hombres y mujeres que han seguido fielmente a Cristo de un modo tan radical que, llenos de ese fuego divino que lo consume todo, han forjado la identidad cristiana de sus pueblos. Su vida es un ejemplo y una invitación a seguir sus pasos.

La Iglesia en América Latina afronta enormes desafíos: el cambio cultural generado por una comunicación social que marca los modos de pensar y las costumbres de millones de personas; los flujos migratorios, con tantas repercusiones en la vida familiar y en la práctica religiosa en los nuevos ambientes; la reaparición de interrogantes sobre cómo los pueblos han de asumir su memoria histórica y su futuro democrático; la globalización, el secularismo, la pobreza creciente y el deterioro ecológico, sobre todo en las grandes ciudades, así como la violencia y el narcotráfico.
Ante todo ello, se ve la necesidad urgente de una nueva Evangelización, que nos impulse a profundizar en los valores de nuestra fe, para que sean savia y configuren la identidad de esos amados pueblos que un día recibieron la luz del Evangelio. Por ello resulta oportuno el tema elegido como guía para las reflexiones de dicha Conferencia: Discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él tengan vida. En efecto, la V Conferencia ha de fomentar que todo cristiano se convierta en un verdadero discípulo de Jesucristo, enviado por Él como apóstol, y como decía el Papa Juan Pablo II, “no de re-evangelización sino de una evangelización nueva. Nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión”, a fin de que la Buena Noticia arraigue en la vida y en la conciencia de todos los hombres y mujeres de América Latina (Discurso en la apertura de la XIX Asamblea del Consejo del Episcopado Latinoamericano. Port-au-Prince, Haití, 9 marzo 1983).

Queridos Hermanos: los hombres y mujeres de América Latina tienen una gran sed de Dios. Cuando en la vida de las comunidades se produce un sentimiento como de orfandad respecto a Dios Padre, es vital la labor de los Obispos, sacerdotes y demás agentes de pastoral, que den testimonio, como Cristo, de que el Padre es siempre Amor providente que se ha revelado en su Hijo. Cuando la fe no se alimenta de la oración y meditación de la Palabra divina; cuando la vida sacramental languidece, entonces prosperan las sectas y los nuevos grupos pseudoreligiosos, provocando el alejamiento de la Iglesia por parte de muchos católicos. Al no recibir éstos respuestas a sus aspiraciones más hondas, que podrían encontrarse en la vida de fe compartida, se producen también situaciones de vacío espiritual. En la labor evangelizadora es fundamental recordar siempre que el Padre y el Hijo enviaron al Espíritu Santo en Pentecostés, y que ese mismo Espíritu sigue impulsando la vida de la Iglesia. Por eso es importante el sentido de pertenencia eclesial, donde el cristiano crece y madura en la comunión con sus hermanos, hijos de un mismo Dios y Padre.

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí” (Jn 14,6). Como señalaba mi venerado predecesor Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica Ecclesia in America, “Jesucristo es, pues, la respuesta definitiva a la pregunta sobre el sentido de la vida y a los interrogantes fundamentales que asedian también hoy a tantos hombres y mujeres del continente americano” (n. 10). Sólo viviendo intensamente su amor a Jesucristo y entregándose generosamente al servicio de la caridad, sus discípulos serán testigos elocuentes y creíbles del inmenso amor de Dios por cada ser humano. De esta manera, amando con el mismo amor de Dios, llegarán a ser agentes de la transformación del mundo, instaurando en él una nueva civilización, que el querido Papa Pablo VI llamaba justamente “la civilización del amor” (cf. Discurso en la clausura del Año Santo, 25 diciembre 1975).

Para el futuro de la Iglesia en Latinoamérica y el Caribe es importante que los cristianos profundicen y asuman el estilo de vida propio de los discípulos de Jesús: sencillo y alegre, con una fe sólida arraigada en lo más íntimo de su corazón y alimentada por la oración y los sacramentos. En efecto, la fe cristiana se nutre sobre todo de la celebración dominical de la Eucaristía, en la cual se realiza un encuentro comunitario, único y especial con Cristo, con su vida y su palabra.

El verdadero discípulo crece y madura en la familia, en la comunidad parroquial y diocesana; se convierte en misionero cuando anuncia la persona de Cristo y su Evangelio en todos los ambientes: la escuela, la economía, la cultura, la política y los medios de comunicación social. De modo especial, los frecuentes fenómenos de explotación e injusticia, de corrupción y violencia, son una llamada apremiante para que los cristianos vivan con coherencia su fe y se esfuercen por recibir una sólida formación doctrinal y espiritual, contribuyendo así a la construcción de una sociedad más justa, más humana y cristiana.

Es un deber importante alentar a los cristianos que, animados por su espíritu de fe y caridad, trabajan incansablemente para ofrecer nuevas oportunidades a quienes se encuentran en la pobreza o en las zonas periféricas más abandonadas, para que puedan ser protagonistas activos de su propio desarrollo, llevándoles un mensaje de fe, de esperanza y de solidaridad.

Para terminar, vuelvo al tema de vuestro encuentro de estos días sobre la familia cristiana, lugar privilegiado para vivir y transmitir la fe y las virtudes. En el hogar se custodia el patrimonio de la fe; en él los hijos reciben el don de la vida, se sienten amados tal como son y aprenden los valores que les ayudarán a vivir como hijos de Dios. De esta manera, la familia, acogiendo el don de la vida, se convierte en el ambiente propicio para responder al don de la vocación (cf. Alocución en el Ángelus, Valencia, 8 julio 2006), especialmente ahora en que se siente tanto la necesidad de que el Señor envíe trabajadores a su mies.

Pidamos a María, modelo de madre en la Sagrada Familia y Madre de la Iglesia, Estrella de la Evangelización, que guíe con su intercesión maternal a las comunidades eclesiales de Latinoamérica y el Caribe, y asista a los participantes en la V Conferencia para que encuentren los caminos más apropiados a fin de que aquellos pueblos tengan vida en Cristo y construyan, en el llamado “Continente de la esperanza”, un futuro digno para todo hombre y mujer. Os aliento a todos en vuestros trabajos y os imparto de corazón mi Bendición Apostólica"

Radio Vaticano

@Nessuna@
00martedì 23 gennaio 2007 19:23

Benedicto XVI: “El Abad Pierre, con su favor a los pobres, dio testimonio de la caridad de Cristo”
23 de Enero (VIS / www.ZENIT.org / AICA) - El Papa Benedicto XVI, a través de su Secretario de Estado, Cardenal Tarcisio Bertone, ha enviado un telegrama al Cardenal Jean-Pierre Ricard, Arzobispo de Burdeos (Francia), con motivo de la muerte, ayer lunes, a los 94 años, del Abbé Pierre, fundador de la Comunidad de Emmaus.

“EL SANTO PADRE, INFORMADO DEL FALLECIMIENTO DEL ABBÉ PIERRE, DA GRACIAS POR SU ACTIVIDAD EN FAVOR DE LOS MÁS POBRES, MEDIANTE LA CUAL HA DADO TESTIMONIO DE LA CARIDAD QUE PROCEDE DE CRISTO. CONFÍA A LA MISERICORDIA DIVINA Y PIDE AL SEÑOR QUE ACOJA EN LA PAZ DE SU REINO A ESTE SACERDOTE QUE LUCHÓ TODA SU VIDA CONTRA LA MISERIA. COMO PRENDA DE CONSUELO Y ESPERANZA, SU SANTIDAD LE ENVÍA DE TODO CORAZÓN LA BENDICIÓN APOSTÓLICA, QUE EXTIENDE A LA FAMILIA DEL DIFUNTO, A LOS MIEMBROS DE LAS COMUNIDADES DE EMMAUS Y A TODAS LAS PERSONAS REUNIDAS PARA LA CEREMONIA DE DESPEDIDA”, concluye el telegrama.

El sacerdote fundador de la Comunidad de Emaús, Abbé Pierre falleció en el hospital Val-de-Grace, de París a consecuencia de una neumonía.

Al mensaje del Santo Padre se han sumado los de numerosos Obispos de todo el mundo, en particular de Francia y Bélgica, emitidos este lunes al hacerse pública la noticia del fallecimiento, se encuentra el del propio Cardenal Jean-Pierre Ricard, Presidente de la Conferencia Episcopal Francesa.

"El Abbé Pierre ha llegado al Padre. Que Dios le acoja ahora en la plenitud de su Amor", explica el purpurado.

En estos momentos, el Cardenal piensa en los franceses, "cuya admiración por el Abbé Pierre no ha sido desmentida desde hace tantos años. A través de él, han manifestado su apego a la generosidad, a la solidaridad, y a la atención por los más necesitados".

"Emaús y la fundación del Abbé Pierre seguirán actuando en su nombre, pues la precariedad y las malas condiciones de alojamiento siguen siendo preocupantes, en Francia al igual que en otros muchos países", asegura el prelado.

Emaús Internacional cuenta con 327 comunidades repartidas en 39 países a través de 4 continentes.

La mayoría de sus acciones "se realizan siempre con y para los más pobres. En la mayoría de los casos, estas acciones se autofinancian a través del trabajo de estos grupos", explica un comunicado de la Comunidad.

Emaús promueve en el escenario internacional una lucha sobre varios temas prioritarios, en particular, "contra la esclavitud contemporánea", a favor del "agua como derecho fundamental de la Humanidad y la finanza ética".

El año pasado el Abate Pierre figuró en tercer lugar en un sondeo sobre "El francés más grande de todos los tiempos", detrás del Presidente Charles de Gaulle y el científico del siglo XIX Louis Pasteur.

Se llamaba Henri-Antoine Grouès y había nacido el 5 de agosto de 1912, cerca de Lyon. Era el quinto hijo de una familia católica numerosa. Su padre era comerciante de seda; él renunció a las comodidades para convertirse en religioso capuchino, a los 19 años. Ordenado sacerdote en 1938, poco después debió dejar esa Orden franciscana por enfermedad y se incorporó al clero diocesano de Grenoble, donde fue vicario de la basílica de San José, Capellán de un orfanato y Vicario de la Catedral.

Adoptó el apodo de Abate Pierre cuando colaboró con la resistencia durante la ocupacíón alemana. Se convirtió en un héroe de la resistencia en Francia salvando la vida de miles de personas, judíos y perseguidos políticos. Fue detenido en 1944, pero logró fugarse y llegar a Argel. Entre 1945 y 1951 fue diputado a la Asamblea Nacional de Francia, en épocas en que tuvieron activo protagonismo en la politica francesa otros políticos de inspiración católica, como Maurice Schuman y Georges Bidault.

El Abate Pierre comenzó su obra en 1949, reuniendo a gente necesitada, para recoger ropa y objetos viejos, cosas desechadas, para reciclarlos y aliviar a los más pobres. En una visita a la Argentina en 1991, el Abate Pierre recordó esos comienzos, en declaraciones que la periodista Odile Baron Supervielle recogió en el diario La Nación, de Buenos Aires: “Un día lo vinieron a buscar porque un hombre se quería suicidar. Éste le contó su vida. Había matado a su padre en un acceso de ira. Condenado a perpetuidad, salió de la cárcel unos años después por buena conducta. El Abate Pierre le dijo: “Tenés un pasado terrible. Yo no puedo hacer nada por vos, no te puedo ayudar, el dinero que gano como diputado lo invierto todo en la construcción de esta casa, que es un refugio para los necesitados. Pero ahora disponés de tu libertad, hacés lo que querés. Antes de suicidarte ¿por qué no nos das una mano? Podés ayudarnos, trabajar para que otros sufran menos. Te necesitamos”. El Padre Pierre contó: “El rostro del hombre cambió… Se quedó 15 años con nosotros. Al recordar más tarde ese episodio me dijo: ‘Si me hubiese dado buenos consejos, ofrecido una casa, un trabajo, dinero, etc. desesperado como estaba, me habría matado de todas maneras, porque lo que me hacía falta no eran medios de vida, sino una razón para vivir, y usted me la dio al decirme que juntos íbamos a hacer algo”.

¡Socorro! Una mujer se murió de frío

En 1954 lanzó por radio un llamado angustiante: "¿Amigos míos, socorro! Una mujer acaba de morir de frío a las tres de la madrugada en una vereda del boulevard Sebastopol, apretando en sus manos la orden de expulsión de su casa que había recibido anteayer. Cada noche hay más de 2 mil acurrucados en el frío, sin techo, sin pan, más de uno casi desnudo… Ante sus hermanos que mueren de miseria, una sola opinión debe existir entre los hombres: la voluntad de hacer imposible que esto continúe”. Y pedía: “Necesitamos para esta noche, y a más tardar para mañana, 500 frazadas, 300 carpas grandes, 200 estufas de kerosene. Gracias a ustedes, ningún hombre, ningún niño, dormirá esta noche en la calle o a las orillas del Sena en París”. Su llamado a una "insurrección de la bondad" logró una enorme repercusión, y despertó la colaboración.

Cuarenta años después volvió a denunciar "el cáncer de la pobreza" en un nuevo llamado radial por el alojamiento de 400 mil sin techo. "Guardémonos la impaciencia y la rabia", dijo, y animó a convertir la indignación en "fuerza que demuestre el amor cristiano al prójimo".

En 1991, el Abate Pierre presidió en Adrogué, provincia de Buenos Aires, un encuentro de representantes de 32 países de su movimiento, con el lema: “Nuestra meta; que los pobres sean agentes de su propia transformación”.

En una entrevista realizada hace un año por Radio Il Sole 24 Ore, el Abate Pierre declaró que no tenía miedo de morir: “Será un encuentro con un amigo. Y estoy realmente impaciente. A los 93 años, creo tener derecho a decir: lo que he vivido es suficiente”.

Junto a su extraordinaria obra de caridad, fue conocido también por algunas posiciones controvertidas asumidas en público. Era amigo del filósofo negacionista del Holocausto judío, Roger Garaudy; en alguna ocasión apoyó públicamente la adopción de niños por parte de homosexuales; y sostuvo al obispo francés Jacques Gaillot cuando la Santa Sede aceptó su renuncia al gobierno de la diócesis de Evreux por sus posiciones en contra del Magisterio de la Iglesia. En un libro reciente "Mi Dios ¿por qué?" (2005), junto a pensamientos de mucha elevación y caridad, sostuvo posturas discutibles sobre los homosexuales, el celibato sacerdotal, la ordenación de mujeres, el preservativo, etc.

El sepelio se efectuará el viernes en el cementerio de Esteville, en Normandía, donde vivía retirado en una de las comunidades de los pobres de Emaús.

@Nessuna@
00mercoledì 24 gennaio 2007 19:26
Benedicto XVI hace un balance del camino ecuménico recorrido en 2006
Queridos hermanos y hermanas:
Se clausura mañana la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que este año tiene por tema las palabras del Evangelio de Marcos: «Hace oír a los sordos y hablar a los mudos» (Marcos 7, 37). Podremos también nosotros repetir estas palabras que expresan la admiración de la gente ante la curación de un sordomudo realizada por Cristo al ver el maravilloso florecimiento del compromiso por la recomposición de la unidad de de los cristianos. Al repasar el camino de los últimos cuarenta años, sorprende cómo el Señor nos ha despertado del sopor de la autosuficiencia y de la indiferencia; cómo nos hace cada vez más capaces de «escucharnos» y no sólo de «oírnos»; cómo nos ha soltado la lengua de manera que la oración que le elevamos tenga más fuerza de convicción para el mundo. Sí, es verdad, el Señor nos ha concedido muchas gracias y a la luz de su Espíritu ha iluminado muchos testimonios. Han demostrado que todo se puede alcanzar rezando, cuando sabemos obedecer con confianza y humildad al mandamiento divino del amor y adherir al anhelo de Cristo por la unidad de todos sus discípulos.

«El empeño por el restablecimiento de la unión corresponde a la Iglesia entera --afirma el Concilio Vaticano II--, afecta tanto a los fieles como a los pastores, a cada uno según su propio valor, ya en la vida cristiana diaria, ya en las investigaciones teológicas e históricas» («Unitatis redintegratio», 5). El primer deber común es el de la oración. Rezando, y rezando juntos, los cristianos alcanzan una mayor conciencia de su condición de hermanos, aunque todavía estén divididos; y rezando aprendemos mejor a escuchar al Señor, pues sólo escuchando al Seño y siguiendo su voz podemos encontrar el camino de la unidad.

El ecumenismo es ciertamente un proceso lento, a veces quizá incluso desalentador cuando se cede a la tentación de «oír» y no de «escuchar», de decir las verdades a medias, en vez de tener la valentía de proclamarlas. No es fácil salir de la «sordera cómoda», como si el Evangelio inalterado no tuviera la capacidad de reflorecer, reafirmándose como levadura providencial de conversión y de renovación espiritual para cada uno de nosotros.

El ecumenismo, como decía, es un proceso lento, es un camino lento y de subida, como todo camino de arrepentimiento. Ahora bien, es un camino que, tras las iniciales dificultades y precisamente en ellas, presenta también grandes espacios de alegría, pausas refrescantes, y permite de vez en cuando respirar a pleno pulmón el aire purísimo de la plena comunión.

La experiencia de estas décadas, después del Concilio Vaticano II, demuestra que la búsqueda de la unidad entre los cristianos se realiza a diferentes niveles y en innumerables circunstancias: en las parroquias, en los hospitales, en los contactos entre la gente, en la colaboración entre las comunidades locales en todas las partes del mundo, y especialmente en las regiones donde cumplir un gesto de buena voluntad a favor de un hermano exige un gran esfuerzo y también una purificación de la memoria. En este contexto de esperanza, salpicado de pasos concretos hacia la plena comunión de los cristianos, se enmarcan también los encuentros y los acontecimientos que marcan constantemente el ritmo de mi ministerio, el ministerio del obispo de Roma, pastor de la Iglesia universal. Quisiera ahora recorrer los acontecimientos más significativos que han tenido lugar en 2006, y que han sido motivo de alegría y de gratitud hacia el Señor.

El año comenzó con la visita oficial de la Alianza Mundial de las Iglesias Reformadas. La comisión internacional católico-reformada presentó a la consideración de las respectivas autoridades un documento que concluye con un proceso de diálogo emprendido en 1970, que ha durado por tanto 36 años. Este documento lleva por título «La Iglesia como comunidad de testimonio común del Reino de Dios».

El 25 de enero de 2006, por tanto, hace un año, en la solemne conclusión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos participaron, en la Basílica de San Pablo Extramuros, los delegados para el ecumenismo de Europa, convocados conjuntamente por el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa y por la Conferencia de las Iglesias Europeas para la primera etapa de acercamiento a la tercera Asamblea Ecuménica Europea, que se celebrará en tierra ortodoxa, en Sibiu, en septiembre de este año 2007.

Con motivo de las audiencias de los miércoles he podido recibir a las delegaciones de la Alianza Bautista Mundial y de la Evangelical Lutheran Church de los Estados Unidos, que se mantiene fiel a sus visitas periódicas a Roma. Tuve la oportunidad, además, de encontrar a los jerarcas de la Iglesia ortodoxa de Georgia, a la que sigo con afecto, continuando ese lazo de amistad que unía a Su Santidad Ilia II con mi venerado predecesor, el siervo de Dios Papa Juan Pablo II.

Continuando con esta cronología de los encuentros ecuménicos del año pasado, se encuentra la Cumbre de jefes religiosos, celebrada en Moscú en julio de 2006. El patriarca de Moscú y de todas las Rusias, Alejo II, solicitó con un mensaje especial la adhesión de la Santa Sede. Después fue útil la visita del metropolita Kirill del patriarcado de Moscú, que manifestó la intención de llegar a una normalización más explícita de nuestras relaciones bilaterales.

Fue también apreciada la visita de los sacerdotes y de los estudiantes del Colegio de la «Diakonía Apostólica» del Santo Sínodo de la Iglesia ortodoxa de Grecia. Quiero recordar también que en su Asamblea General, en Porto Alegre, el Consejo Mundial de las Iglesias dedicó amplio espacio a la participación católica. En esa ocasión envié un mensaje particular.

Quise hacer llegar también un mensaje a la reunión general de la Conferencia Mundial Metodista en Seúl. Recuerdo, además, con gusto la cordial visita de los secretarios de la Christian World Communions, organización de recíproca información y contacto entre las diferentes confesiones.

Continuando con la cronología del año 2006, llegamos a la visita oficial del arzobispo de Canterbury y primado de la Comunión Anglicana del pasado noviembre. En la capilla «Redemptoris Mater» del Palacio Apostólico compartí con él y con su séquito un significativo momento de oración.

Por lo que se refiere al inolvidable viaje apostólico a Turquía y al encuentro con Su Santidad Bartolomé I, me complace recordar los numerosos gestos que fueron más elocuentes que las palabras. Aprovecho la oportunidad para saludar una vez más a Su Santidad Bartolomé I y para darle las gracias por la carta que me escribió a mi regreso a Roma; le aseguro mi oración y mi compromiso de actuar para que se saquen las consecuencias de aquel abrazo de paz, que nos dimos durante la Divina Liturgia en la iglesia de San Jorge en el Fanar.

El año concluyó con la visita oficial a Roma del arzobispo de Atenas y de toda la Grecia, Su Beatitud Christodoulos, con quien nos intercambiamos dones exigentes: los iconos de la «Panaghia», la «Toda Santa», y la de los santos Pedro y Pablo abrazados.

¿No son acaso estos momentos de elevado valor espiritual, momentos de alegría, de gran alcance en esta lenta subida hacia la unidad, de la que he hablado? Estos momentos iluminan el compromiso, con frecuencia silencioso, pero intenso, que nos une en la búsqueda de la unidad. Nos alientan a hacer todo esfuerzo posible para continuar por esta subida lenta, pero importante.

Nos encomendamos a la constante intercesión de la Madre de Dios y de nuestros santos protectores para que nos apoyen y nos ayuden a no desfallecer en los buenos propósitos, para que nos alienten a intensificar todo esfuerzo, rezando y trabajando con confianza, convencidos de que el Espíritu Santo hará el resto. Nos dará la unidad completa cómo y cuando a Él le plazca. Y, fortalecidos por esta confianza, continuemos adelante por el camino de la fe, de la esperanza y de la caridad. El Señor nos guía.

[Traducción del original italiano realizada por Zenit. Al final de la audiencia, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo:]


Queridos hermanos y hermanas:
Mañana concluye la Semana de oración por la unidad de los cristianos, que en este año ha tenido como lema las palabras del Evangelio de san Marcos: «Hace oír a los sordos y hablar a los mudos». Se trata de una preocupación que, como afirma el Concilio Vaticano II, atañe a la Iglesia entera. Rezando juntos, los cristianos se hacen más conscientes de su estado de «hermanos divididos», de las dificultades causadas por sus diferencias y se sienten retados a superarlas.

La experiencia de estos últimos años demuestra que la búsqueda de esta unidad se lleva a cabo en innumerables circunstancias y de diversos modos, en parroquias, hospitales, comunidades locales y especialmente en las regiones donde realizar un gesto de buena voluntad con un hermano requiere un gran esfuerzo y una purificación de la memoria. En este contexto se encuadran también los encuentros que marcan constantemente el ministerio del Obispo de Roma, Pastor de la Iglesia Universal. Entre ellos quiero resaltar el inolvidable viaje apostólico a Turquía y el encuentro con Su Santidad Bartolomé I. Estos momentos de alto valor espiritual ponen de relieve el compromiso que nos une en la búsqueda de la unidad, y nos animan a realizar todos los esfuerzos posibles para proseguir en el camino iniciado.

Saludo cordialmente a los peregrinos de España y de América Latina, de modo especial a los militares españoles destacados en Nápoles y a los estudiantes de la Scuola Italiana de Valparaíso, Chile. Confiad a la constante intercesión de la Madre de Dios, vuestras oraciones y trabajos por la unión de todos los discípulos de Cristo.

[© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana]
24/01/2007

Aenut
@Nessuna@
00venerdì 26 gennaio 2007 05:46
«Cristianos mudos y sin valor»
RD Jueves, 25 de enero 2007

El Papa Benedicto XVI se dirigió hoy a los cristianos preguntándose si no se han vuelto 'demasiado mudos' o 'faltos de valor' para dar testimonio de Dios en el mundo, recordando al mismo tiempo que la fe no se puede imponer.

El Papa concluyó, en la Basílica romana de San Pablo Extramuros, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos con la oración litúrgica de las vísperas a las 17:30 horas, ante la presencia de representantes ortodoxos, luteranos, anglicanos y miembros de otras comunidades católicas.

'Debemos preguntarnos nosotros cristianos, ¿No nos hemos vuelto demasiado mudos?, ¿no nos falta quizá el valor de hablar y de testimoniar?. El mundo tiene necesidad de este testimonio', exhortó el Pontífice durante el rezo de las Vísperas, añdiendo que 'la unidad no se puede imponer', sino que por el contrario, incidió, ésta 'debe fundarse sobre la común participación sólo de la fe'.

Desde el jueves 18 de enero se celebró en todo el mundo la Semana por la Unidad de los Cristianos bajo el tema: 'Hacer oír a los sordos y hacer hablar a los mudos' que concluye hoy 24 de enero en la Basílica de San Pablo Extramuros con la oración litúrgica de las Vísperas, presidida por el Papa.

En ella, el Papa invitó a 'dejarse sorprender por la novedad de la Palabra de Dios que nunca envejece' como clave de la unidad entre cristianos. Subrayó que la división y la falta de comunicación 'son consecuencia del pecado y contrarias al diseño de Dios' y alertó de la necesidad de 'escuchar y hablar', 'comprender a los demás y comunicar la propia fe' como dimensiones esenciales en la labor ecuménica.

El diálogo ecuménico, según Benedicto XVI, 'conlleva la evangélica corrección fraterna' y conduce 'a un recíproco enriquecimiento espiritual en el compartir las auténticas experiencias de fe y vida cristianas', ideas que ya expuso durante su intervención en el último Sínodo de los Obispos, celebrado en Roma el pasado 2005.

Por otra parte, el Papa recordó además los nuevos descubrimientos, en la Basílica de San Pablo, de la tumba del apóstol 'objeto de recientes investigaciones y estudios', iniciativa que alabó por haber dejado al descubierto el sepulcro del santo, visible desde entonces a los peregrinos.
@Andrea M.@
00venerdì 26 gennaio 2007 18:27
Más de la Homilía del Santo Padre
Benedicto XVI clausura la Semana de oración por la unidad de los cristianos con una homilía en la que señala que “la división de los cristianos es contraria al designio de Dios”

Viernes, 26 enero 2007 (RV) - En la Basílica papal romana de San Pablo Extramuros, Benedicto XVI presidió ayer tarde, las segundas vísperas de la solemnidad de la Conversión de san Pablo Apóstol, como conclusión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Participaron en la celebración los representantes de las otras Iglesias y Comunidades eclesiales de Roma que fueron invitados, también este año, para rezar coralmente por la unidad plena de los discípulos de Cristo, como testigos de su amor en medio del mundo.

“Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”, es el tema bíblico propuesto por las comunidades cristianas de Sudáfrica, y fue sobre el que el Papa reflexionó en su homilía. Un mensaje que se encuentra en toda la predicación y la obra de Jesús. “No somos nosotros, los que hacemos y organizamos la unidad de la Iglesia. La Iglesia no se hace a sí misma y no vive de sí misma, sino de la palabra que viene de la boca de Dios”, dijo el Santo Padre, añadiendo después que “quien se pone a la escucha de la palabra de Dios puede y debe hablar después y transmitirla a los demás, a los que nunca la han escuchado antes, o a los que la han olvidado y sepultado bajo las espinas de las preocupaciones y los engaños del mundo”.

Un mundo que, según el Pontífice, “tiene necesidad de este testimonio”, de ahí que busque ese testimonio a través de la escucha a Dios que “implica también la escucha reciproca el dialogo entre las iglesias y las comunidades eclesiales”. Benedicto XVI señaló que la unidad no se puede ciertamente imponer, va compartida y fundada sobre una común participación en la única fe. Escuchar y hablar, comprender a los otros y comunicar la propia fe son dimensiones por lo tanto esenciales de la praxis ecuménica. “El diálogo honesto y leal –prosiguió el Papa- constituye el instrumento típico e imprescindible de la búsqueda de la unidad”.

Y recordó que “el Decreto sobre el ecumenismo del Concilio Vaticano II subraya que si los cristianos no se reconocen recíprocamente no son ni inimaginables los progresos sobre la vía de la comunión”. Es indispensable ciertamente “exponer, (como dice el Concilio), con claridad toda la doctrina”, para un diálogo que afronte, discuta y supere las divergencias aún existentes entre los cristianos, pero al mismo tiempo “el modo y el método de enunciar la fe católica no debe de ninguna manera ser un obstáculo para el diálogo con los hermanos”.

“El dialogo ecuménico comporta -añadió el Pontífice- la evangélica corrección fraterna y conduce a un recíproco enriquecimiento espiritual para compartir las autenticas experiencias de fe y de vida cristiana”. Para que esto tenga lugar es menester implorar la asistencia de la gracia de Dios y la iluminación del Espíritu Santo y rezar confiadamente “para que todos los discípulos de Cristo sean una cosa sola”. A la intercesión de san Pablo, infatigable constructor de la unidad de la Iglesia, el Santo Padre confío los frutos de la escucha y del testimonio común que se ha podido experimentar en los múltiples encuentros fraternos y de diálogo que han tenido lugar en el curso de 2006, ya sea con los Iglesias de Oriente, que con las Iglesias y Comunidades Eclesiales en Occidente.

Al final de la homilía, el Papa "felicitó" a todos los artífices de las excavaciones y estudios que han hecho que pueda ser visible para los peregrinos la tumba de San Pablo, situada bajo el altar mayor de la basílica. Tras la ceremonia, Benedicto XVI descendió al espacio que ha quedado abierto bajo el altar mayor donde se puede apreciar la cripta en la que se encuentra el sarcófago de san Pablo. El Papa escuchó a este respecto las explicaciones que le ofreció el arcipreste de la Basílica, el cardenal Andrea Cordero Lanza di Montezemolo. Al descubrimiento del sarcófago se llegó tras excavar, entre el altar mayor y el de San Timoteo, una pequeña cavidad para no dañar el presbiterio y luego se prosiguió por un pequeño túnel hasta llegar a la tumba del Apóstol.

Futente: Radio Vaticana

@Nessuna@
00sabato 27 gennaio 2007 16:53

Audiencias diarias de Benedicto XVI, sábado 27 de Enero

27 de Enero (www.ssbenedictoxvi.org) - Informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede que el Papa Benedicto XVI recibió este sábado por la mañana en Audiencias Separadas a:

• Tres prelados de la Conferencia Episcopal Italiana (Región Emilia-Romagna), en Visita “ad Limina Apostolorum”:

- Monseñor Lino Pizzi, Obispo de Forlì-Bertinoro;

- Monseñor Mariano De Nicolò, Obispo de Rimini;

- Monseñor Luigi Negri, Obispo de San Marino-Montefeltro;

• Monseñor Antoni Stankiewicz, Obispo titular de Novapietra, Decano del Tribunal de la Rota Romana y al Colegio de Prelados Auditores del Tribunal de la Rota Romana, en ocasión de la Solemne inauguración de Año Judicial (Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano).

Está previsto que por la tarde el Santo Padre reciba en Audiencia al Cardenal Giovanni Battista Re, Prefecto de la Congregación para los Obispos.

@Nessuna@
00sabato 27 gennaio 2007 20:15
Papa exhorta a defender verdad del matrimonio ante mentalidad relativista


VATICANO, 27 Ene. 07 / 08:06 am (ACI).- Esta mañana el Papa Benedicto XVI recibió en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano a los miembros del Tribunal de la Rota Romana con ocasión de la inauguración del año judicial y los exhortó a rescatar la dimensión intrínsecamente jurídica del matrimonio en armonía con la tradición de la Iglesia sin dejarse seducir por una mentalidad relativista.

En su discurso el Santo Padre reflexionó sobre la dimensión jurídica del matrimonio recordando que “en las causas de nulidad matrimonial, la verdad del proceso presupone la verdad del matrimonio mismo”, expresión que “pierde relevancia existencial en un contexto cultural marcado por el relativismo y el positivismo jurídico, que consideran al matrimonio como una mera formalización social de las uniones afectivas”.

De este modo el Pontífice hizo notar como el matrimonio se “vuelve contingente como lo pueden ser los sentimientos humanos, sino que también se presenta como una estructura legal que la voluntad humana podría manipular a placer, privándola hasta de su índole heterosexual”.

Asimismo el Papa llamó la atención sobre el hecho que tal mentalidad entra también en la mentalidad de los fieles y que a “algunos les parece que la doctrina conciliar sobre el matrimonio, intima comunitas vitae et amoris, debería llevar a negar la existencia de un vínculo conyugal indisoluble, pues se trataría de un ideal al cual no pueden ser ‘obligados’ los ‘cristianos normales’”.

“En efecto –prosiguió-, se ha difundido también en ciertos ambientes eclesiales la convicción según la cual el bien pastoral de las personas en situación matrimonial irregular exigiría una suerte de regularización canónica, independientemente de la validez o nulidad del matrimonio, es decir, independientemente de la verdad sobre su condición personal”.

Ante tal situación Benedicto XVI reafirmó que “el matrimonio tiene una verdad, a cuyo descubrimiento y profundización concurren armónicamente la razón y la fe, es decir el conocimiento humano, iluminado por la Palabra de Dios, sobre la realidad sexualmente diferenciada del hombre y de la mujer, con sus profundas exigencias de complementariedad, de donación definitiva y de exclusividad”.

“A partir de esta unidad dual de la pareja humana se puede elaborar una auténtica antropología jurídica del matrimonio. Todo matrimonio es ciertamente fruto del libre consenso del hombre y de la mujer, pero su libertad traduce en acto la capacidad natural inherente a su masculinidad y feminidad”, agregó.

De este modo Su Santidad recordó que “de frente a la relativización subjetivista y libertaria de la experiencia sexual, la tradición de la Iglesia afirma con claridad el índole naturalmente jurídico del matrimonio, es decir su pertenencia por naturaleza al ámbito de la justicia en las relaciones interpersonales. En esta óptica el derecho se entrecruza verdaderamente con la vida y con el amor como su intrínseco deber ser”.

Finalmente el Papa hizo un llamado a reaccionar ante la “mentalidad relativista… con valentía y confianza, aplicando constantemente la hermenéutica de la renovación en la continuidad sin dejarse seducir por vías interpretativas que implican una rotura con la tradición de la Iglesia”.
@Andrea M.@
00domenica 28 gennaio 2007 18:51
La oración del Angelus
El Papa hace un urgente llamado a la paz en el Líbano y en la Franja de Gaza

VATICANO, 28 Enero 2007 (ACI).- Durante la oración del Angelus este domingo en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI lanzó un urgente llamado a favor de la paz en el Líbano y el fin de las confrontaciones en la Franja de Gaza, en los territorios palestinos.

El Pontífice enfatizó su llamado a la paz soltando dos palomas blancas desde su ventana, acompañado por dos niños.

Haciendo referencia al incremento de la violencia, producida especialmente a raíz de las protestas callejeras organizadas por el movimiento fundamentalista islámico Hezbollah, el Pontífice señaló que es “inaceptable que se recorra este camino para defender las posiciones políticas propias”.

“Siento una pena inmensa por aquella querida población. Sé que muchos libaneses se ven golpeados por la tentación de dejar toda esperanza y se sienten como desorientados por lo que está sucediendo” agregó el Papa.

“Hago mías las fuertes palabras pronunciadas por el Cardenal Nasrallah Pierre Sfeir (Patriarca de los católicos de rito Maronita del Líbano) denunciando las confrontaciones fratricidas. Con él y con los demás responsables religiosos, invoco la ayuda de Dios para que todos los libaneses indistintamente puedan y quieran trabajar juntos para convertir a su patria en una verdadera casa común”, agregó el Pontífice.

“A los cristianos del Líbano –señaló luego-, repito la exhortación a ser promotores de un auténtico diálogo entre las diversas comunidades, mientras invoco sobre todos la protección de Nuestra Señora del Líbano”.

Benedicto XVI auspició luego “que cese lo más pronto posible la violencia en la Franja de Gaza”, donde el enfrentamiento entre dos facciones palestinas –Fatah y Hamas- por el control del gobierno, ha dejado cerca de 30 muertos en los últimos días.

“A toda la población deseo expresar mi cercanía espiritual y asegurar mi oración para que prevalezca en todos la voluntad de trabajar juntos por el bien común, emprendiendo vías pacíficas para solucionar las diversas tensiones”, concluyó el Pontífice.
@Nessuna@
00martedì 30 gennaio 2007 00:31
Audiencias diarias de Benedicto XVI, lunes 29 de Enero

29 de Enero (VIS) - El Papa Benedicto XVI recibió este lunes por la mañana en el Vaticano en Audiencias Separadas a:

• Arzobispo Celestino Migliore, Observador Permanente ante la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York.

• Arzobispo Paolo Romeo, de Palermo (Italia).

• Cinco prelados de la Conferencia Episcopal Italiana (Región Liguria), en visita "ad limina":

- Arzobispo Angelo Bagnasco, de Genova, con el Obispo Auxiliar Luigi Ernesto Palletti.

- Obispo Mario Oliveri, de Albenga-Imperia.

- Obispo Alberto Tanasini, de Chiavari.

- Obispo Bassano Staffieri, de La Spezia-Sarzana-Brugnato.
@Nessuna@
00martedì 30 gennaio 2007 00:33

DISCURSO DE BENEDICTO XVI A LA COMUNIDAD DEL ALMO COLEGIO CAPRÁNICA (Enero 19)

DISCURSO DEL PAPA BENEDICTO XVI A LA COMUNIDAD DEL COLEGIO CAPRÁNICA EN EL 55O ANIVERSARIO DE SU FUNDACIÓN


Viernes 19 de enero de 2007



"Señor Cardenal;
venerados hermanos;
monseñor rector;
queridos alumnos del Colegio Capránica:

Me alegra acogeros en vísperas de la fiesta de vuestra patrona, santa Inés. Os saludo a todos con afecto, comenzando por el cardenal vicario Camillo Ruini y el arzobispo Pio Vigo, que forman la Comisión episcopal encargada del Colegio. Saludo al rector, monseñor Ermenegildo Manicardi. Os doy una especial bienvenida a vosotros, queridos alumnos, que formáis parte de la comunidad del colegio eclesiástico romano más antiguo.

En efecto, han pasado 550 años desde aquel 5 de enero de 1457, cuando el cardenal Domenico Capránica, arzobispo de Fermo, fundó el Colegio que tomó su nombre, destinando a él todos sus bienes y su palacio junto a Santa María en Aquiro, para que pudiera acoger a jóvenes estudiantes llamados al sacerdocio. La naciente institución era la primera en su género en Roma; inicialmente reservada a los jóvenes de Roma y de Fermo, extendió luego su hospitalidad a estudiantes de otras regiones italianas y de diversas nacionalidades.

El cardenal Capránica murió menos de dos años después, pero su fundación ya había iniciado su camino, que ha proseguido hasta hoy, sufriendo solamente un decenio de clausura, de 1798 a 1807, durante la así llamada República romana. Dos Papas fueron alumnos del Colegio Capránica: durante casi cuatro años el Papa Benedicto XV, al que con razón consideráis "parens alter" por el especial afecto que manifestó siempre por vuestra casa, y también, durante un tiempo más corto, el siervo de Dios Pío XII. A vuestro Colegio mostraron siempre su benevolencia mis venerados predecesores, algunos de los cuales os visitaron en circunstancias particulares.

Nuestro encuentro, además de celebrarse en recuerdo de santa Inés, tiene lugar en el contexto de un significativo aniversario de vuestra institución. Desde esta perspectiva histórica y espiritual es útil preguntarse qué motivaciones impulsaron al cardenal Capránica a fundar esta obra providencial, y qué valor conservan para vosotros hoy esas motivaciones.

Ante todo, conviene recordar que el fundador había tenido experiencia directa de los colegios de las Universidades de Padua y Bolonia, en las que había estudiado, así como de las de Siena, Florencia y Perusa. Se trataba de instituciones surgidas para hospedar a jóvenes versados en los estudios y que no pertenecían a familias ricas. Tomando algunos elementos de esos modelos, ideó uno que estuviera destinado exclusivamente a la formación de los futuros sacerdotes, con una atención preferente a los candidatos con menos recursos económicos.

De este modo, anticipó en más de un siglo la institución de los "seminarios" realizada por el concilio de Trento. Pero todavía no hemos puesto de relieve la motivación de fondo de su providencial iniciativa: consiste en la convicción de que la calidad del clero depende de la seriedad de su formación. Ahora bien, en tiempos del cardenal Capránica faltaba una esmerada selección de los aspirantes a las órdenes sagradas: a veces se les examinaba en literatura y canto, pero no en teología, en moral y en derecho canónico, con las repercusiones negativas que se pueden imaginar sobre la comunidad eclesial.

Por eso, en las Constituciones de su colegio, el cardenal impuso a los alumnos de teología el estudio de los mejores autores, especialmente de santo Tomás de Aquino; a los de derecho, la doctrina del Papa Inocencio III; y a todos, la ética aristotélica. Además, sin contentarse con las clases del Studium urbis, estableció repeticiones suplementarias impartidas por especialistas directamente dentro del Colegio. Esta programación de los estudios se insertaba en un marco de formación integral, centrada en la dimensión espiritual, que tenía como pilares los sacramentos de la Eucaristía —diaria— y de la Penitencia —al menos mensual— y se sostenía con las prácticas de piedad prescritas o sugeridas por la Iglesia.

También la educación caritativa tenía gran importancia, tanto en la vida fraterna ordinaria como en la asistencia a los enfermos y en lo que hoy llamamos "experiencia pastoral". En efecto, en los días festivos los alumnos debían prestar servicio en la catedral o en las otras iglesias del lugar. Por último, daba una valiosa aportación formativa el estilo comunitario, caracterizado por una fuerte participación de todos en las decisiones concernientes a la vida del Colegio.

Encontramos aquí la misma opción de fondo que tendrán después los seminarios diocesanos, naturalmente con un sentido más profundo de pertenencia a la Iglesia particular, es decir, la elección de una seria formación humana, cultural y espiritual, abierta a las exigencias propias de los tiempos y de los lugares.

Queridos amigos, pidamos al Señor, por intercesión de María santísima y de santa Inés, que el Almo Colegio Capránica prosiga su camino, fiel a su larga tradición y a las enseñanzas del concilio Vaticano II. A vosotros, queridos alumnos, os deseo que renovéis cada día, desde lo más profundo del corazón, vuestra entrega a Dios y a la santa Iglesia, configurándoos cada vez más a Cristo, buen Pastor, que os ha llamado a seguirlo y a trabajar en su viña. Os agradezco esta grata visita y, a la vez que os aseguro mi oración, con afecto os imparto una bendición apostólica especial a todos vosotros y a vuestros seres queridos".

@Nessuna@
00martedì 30 gennaio 2007 00:35
DISCURSO DE BENEDICTO XVI AL NUEVO EMBAJADOR DE RUMANÍA ANTE LA SANTA SEDE (Enero 20)

DISCURSO DEL PAPA BENEDICTO XVI AL SEÑOR MARIUS GABRIEL LAZURCA, NUEVO EMBAJADOR DE RUMANÍA ANTE LA SANTA SEDE


Sábado 20 de enero de 2007




"Señor Embajador:

Me alegra acoger a su excelencia en el Vaticano para la presentación solemne de las cartas que lo acreditan como embajador extraordinario y plenipotenciario de Rumanía ante la Santa Sede. Le ruego que exprese a su excelencia, el señor Traian Basescu, presidente de Rumanía, mis mejores deseos para su persona así como mis deseos de felicidad y prosperidad para el pueblo rumano. Ruego a Dios que acompañe los esfuerzos de cada uno en la obra de edificación de una nación cada vez más fraterna y solidaria.

Al principio de este año, señor embajador, su país se ha alegrado legítimamente de ser admitido oficialmente, después de largos años de esfuerzos, en la Unión europea. La Santa Sede, que desde hace mucho tiempo mantiene relaciones estrechas y fructuosas con Rumanía, como usted mismo ha subrayado, ha acogido esta nueva situación con satisfacción, puesto que consolida cada día más la unidad recuperada del continente europeo, después del largo y triste período de separación de la guerra fría.

Su país tiene una larga tradición cristiana, viva y fecunda en su cultura así como en el dinamismo de las diferentes Iglesias y comunidades eclesiales, y en su participación activa en la vida social. Por eso, me alegro de que Rumanía, con la riqueza de este "innegable patrimonio cristiano (...), que contribuyó ampliamente a modelar la Europa de las naciones y la Europa de los pueblos" (Discurso al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, 8 de enero de 2007: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 12 de enero de 2007, p. 8), aporte su contribución original al edificio europeo, para permitir que no sea solamente una fuerza económica y un gran mercado de bienes de consumo, sino que pueda encontrar un nuevo impulso político, cultural y espiritual, capaz de construir un futuro prometedor para las nuevas generaciones.

Como recordé recientemente al Cuerpo diplomático: "Sólo será posible promover la paz si se respeta a la persona humana, y sólo construyendo la paz se sentarán las bases de un auténtico humanismo integral. Aquí encuentra respuesta la preocupación ante el futuro de tantos contemporáneos nuestros" (ib.).

Desde hace años, su país está comprometido en una profunda obra de renovación de la sociedad, con la finalidad de sanar las heridas del pasado y permitir a todos gozar de las libertades fundamentales y beneficiarse del progreso económico y social. Me alegro por ello, y aliento a los responsables políticos a velar con atención por las exigencias de una solidaridad activa entre todos los estratos de la población, para evitar que con la globalización se abra una brecha cada vez mayor entre los ciudadanos que acceden legítimamente a los beneficios del desarrollo económico y los que se encuentran progresivamente marginados, es decir, excluidos de ese proceso, como se observa lamentablemente en numerosas sociedades modernas.

Asimismo, es importante garantizar a todos el acceso equitativo a una justicia independiente y transparente, capaz de luchar de modo eficaz contra los que no respetan el bien común y manipulan las leyes en provecho propio. Desde esta perspectiva, deseo que se preste también una atención renovada a las familias más pobres, para que puedan educar a sus hijos con dignidad.

Me alegro, además, de los progresos realizados por su Gobierno en la delicada gestión de la restitución de los bienes confiscados a las comunidades religiosas. Es una obra de amplio alcance, impuesta por la justicia y la equidad, que debe permitir a todos los cultos reconocidos encontrar su legítimo lugar en el seno de la sociedad rumana. Deseo asimismo que las normas que regulan la libertad religiosa, que es una libertad fundamental, se respeten plenamente, sobre todo por lo que concierne a la Iglesia greco-católica.

Sé que la Iglesia católica, por su parte, está siempre dispuesta a estudiar con las autoridades competentes, con espíritu de diálogo, los medios para superar las dificultades que puedan surgir en las relaciones mutuas. Esto contribuirá sin duda a la paz social. A este propósito, no puedo menos de expresar mi inquietud con respecto a la cuestión de la catedral de San José de Bucarest, en favor de la cual el arzobispo de Bucarest ha efectuado numerosas reclamaciones ante los organismos competentes del Estado, para preservar el patrimonio histórico que constituye y los valores de fe que representa, no sólo para la comunidad católica sino también para toda la población rumana.

La visita del Papa Juan Pablo II a su país, en 1999, ha marcado -como usted ha dicho- "el corazón y el espíritu de los rumanos". Sobre todo ha permitido un nuevo desarrollo de las relaciones entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa rumana. A la vez que saludo cordialmente, a través de usted, a Su Beatitud Teóctist, Patriarca ortodoxo de Rumanía, que vino a visitar a la Iglesia de Roma en 2002, expreso mis mejores deseos para que los fieles católicos y ortodoxos sigan cultivando relaciones cada vez más fraternas en la vida diaria y progresen igualmente, en todos los niveles, las ocasiones de diálogo. En particular, deseo que el Encuentro ecuménico europeo, que se celebrará en Sibiu el próximo mes de septiembre, constituya una etapa importante en el camino emprendido juntos hacia la unidad.

Permítame saludar también a la comunidad católica de Rumanía, unida en torno a sus pastores. Ha tenido -como recordaba mi predecesor- "la oportunidad providencial de ver prosperar desde hace siglos, una al lado de la otra, las dos tradiciones, la latina y la bizantina, que juntas embellecen el rostro de la única Iglesia" (Juan Pablo II, Discurso a los obispos de Rumanía en visita "ad limina", 1 de marzo de 2003, n. 6: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 7 de marzo de 2003, p. 5), lo cual la obliga a testimoniar particularmente la unidad católica y la califica muy especialmente para trabajar en favor del ecumenismo. Sé que los fieles católicos participan activamente en la vida del país, particularmente en el ámbito espiritual y social, y los animo vivamente a testimoniar con valentía el lugar insustituible de la familia en el seno de la sociedad.

En el momento en que su excelencia inaugura oficialmente sus funciones ante la Santa Sede, le expreso mis mejores deseos para el feliz cumplimiento de su misión. Señor embajador, tenga la seguridad de que entre mis colaboradores encontrará siempre atención y comprensión cordiales.

Sobre usted, sobre su familia, sobre sus colaboradores de la embajada y sobre todo el pueblo rumano invoco de corazón la abundancia de las bendiciones divinas".



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@Nessuna@
00mercoledì 31 gennaio 2007 07:10
Benedicto XVI envía telegrama a las víctimas de las inundaciones en Angola

30 de Enero (VIS / ZENIT) - El Papa Benedicto XVI ha enviado un telegrama de pésame, a través de su Secretario de Estado, Cardenal Tarcisio Bertone S.D.B, al Nuncio Apostólico en Angola, el Arzobispo Giovanni Angelo Becciu, por las víctimas de las inundaciones de los pasados días en este país.

Este es el texto completo:

“El Sumo Pontífice sigue consternado el drama de las poblaciones angoleñas afectadas por las lluvias torrenciales que han provocado luto, devastación y graves daños. Asegura su cercanía a estas poblaciones, encomienda las víctimas a la misericordia de Dios y pide el consuelo y el apoyo para sus familias y para quienes han perdido sus bienes.

Benedicto XVI implora las más grandes bendiciones divinas sobre todos los afectados por este drama, sin olvidar a las personas que participan en las ingentes operaciones de auxilio y reconstrucción”.

Las inundaciones de los días pasados provocaron más de setenta muertos, aunque es difícil calcular el número de las víctimas sobre todo fuera de la capital, Luanda. Centenares de casas quedaron destruidas y miles de personas han perdido el techo.

El gobierno angoleño ha declarado el estado de emergencia y ha destinado fondos por diez millones de dólares para asistir a los damnificados en los próximos meses.

@Nessuna@
00mercoledì 31 gennaio 2007 20:12

Audiencia General de Benedicto XVI en la que presenta a tres de los colaboradores de San Pablo: Bernabé, Silas y Apolo

Audiencia General del Papa Benedicto XVI dedicada a presentar la figura de tres colaboradores de San Pablo: Bernabé, Silas y Apolo.


Miércoles 31 de Enero de 2007




"Continuando con nuestro viaje entre los protagonistas de los orígenes cristianos, hoy nos fijamos en otros de los colaboradores de san Pablo. Tenemos que reconocer que el apóstol es un ejemplo elocuente de hombre abierto a la colaboración: en la Iglesia no quiere hacerlo todo solo, sino que se sirve de numerosos y diversificados colegas. No podemos detenernos en todos estos preciosos ayudantes, pues son muchos. Basta recordar, entre otros, a Epafras (Cf. Colosenses 1,7; 4,12; Filemón 23), Epafrodito (Cf. Filipenses 2,25; 4,18), Tíquico (Cf. Hechos 20,4; Efesios 6,21; Colosenses 4,7; 2 Timoteo 4,12; Tt 3,12), Urbano (Cf Romanos 16,9), Gayo e Aristarco (Cf. Hechos 19,29; 20,4; 27,2; Colosenses 4,10).

Y mujeres que como Febe (Cf. Romanos 16, 1), Trifena y Trifosa (Cf. Romanos 16, 12), Pérside, la madre de Rufo, de quien dice que "es también mi madre" (Cf. Romanos 16, 12-13), sin olvidar a esposos como Prisca y Aquila (Cf. Romanos 16, 3; 1 Corintios 16, 19; 2 Timoteo 4, 19).

Hoy, entre este gran ejército de colaboradores y colaboradoras de San Pablo, nos interesamos por tres de estas personas que tuvieron un papel particularmente significativo en la evangelización de los orígenes: Bernabé, Silas y Apolo.

"Bernabé", que significa "hijo de la exhortación" (Hechos 4,36) o "hijo del consuelo", es el sobrenombre de un judío levita nacido oriundo de Chipre. Trasladado a Jerusalén, fue uno de los primeros en abrazar el cristianismo, tras la resurrección del Señor. Con gran generosidad vendió un campo de su propiedad entregando ese dinero a los apóstoles para las necesidades de la Iglesia (Cf. Hechos 4, 37). Se convirtió en garante de la conversión de Saulo ante la comunidad cristiana de Jerusalén, que todavía desconfiaba de su antiguo perseguidor (Cf. Hechos 9,27). Enviado a Antioquía de Siria, fue a buscar a Pablo, en Tarso, donde se había retirado, y con él pasó todo un año, dedicándose a la evangelización de esa importante ciudad, en cuya Iglesia Bernabé era conocido como profeta y doctor (Cf. Hechos 13,1).

De este modo, Bernabé, en el momento de las primeras conversiones de los paganos, comprendió que había llegado la hora de Saulo, quien se había retirado a Tarso, su ciudad. Allí se fue a buscarlo. En ese momento importante, casi restituyó Pablo a la Iglesia; le entregó, en cierto sentido, una vez más al apóstol de las gentes. De la Iglesia de Antioquia, Bernabé fue enviado en misión, junto a Pablo, realizando el llamado primer viaje misionero del apóstol. En realidad, se trató de un viaje misionero de Bernabé, dado que era él el auténtico responsable, al que Pablo se sumó como colaborador, pasando por las regiones de Chipre y de Anatolia centro-sur, en la actual Turquía, por las ciudades de Atalía, Perge, Antioquia de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe (Cf. Hechos 13-14). Junto a Pablo acudió después al llamado Concilio de Jerusalén, donde, después de un profundo examen de la cuestión, los apóstoles con los ancianos decidieron desligar la práctica de la circuncisión de la identidad cristiana (Cf. Hechos 15, 1-35). Sólo así, al final, permitieron oficialmente que fuera posible la Iglesia de los paganos, una Iglesia sin circuncisión: somos hijos de Abraham simplemente por la fe en Cristo.

Los dos, Pablo y Bernabé, se enfrentaron más tarde, al inicio del segundo viaje misionero, porque Bernabé quería ir a recoger como compañero a Juan Marcos, mientras que Pablo no quería, dado que el joven se había separado de ellos durante el viaje precedente (Cf. Hechos 13,13; 15,36-40). Por tanto, también entre los santos se dan contrastes, discordias, controversias. Y esto es para mi muy consolador, pues vemos que los santos no "han caído del cielo". Son hombres como nosotros, con problemas complicados. La santidad no consiste en no equivocarse o pecar nunca. La santidad crece con la capacidad de conversión, de arrepentimiento, de disponibilidad para volver a comenzar, y sobre todo con la capacidad de reconciliación y de perdón.

Y de este modo, Pablo, que había sido más bien duro y amargo con Marcos, al final se vuelve a encontrar con él. En las últimas cartas de san Pablo, a Filemón y en la segunda Timoteo, Marcos aparece precisamente como "mi colaborador". No nos hace ser santos el no habernos equivocado, sino la capacidad de perdón y reconciliación. Y todos podemos aprender este camino de santidad. En todo caso, Bernabé, con Juan Marcos, regresó a Chipre (Cf. Hechos 15, 39) alrededor del año 49. A partir de entonces se pierden sus huellas. Tertuliano le atribuye la Carta a los Hebreos, lo cual no es inverosímil, pues, siendo de la tribu de Leví, Bernabé podía estar interesado por el tema del sacerdocio. Y la Carta a los Hebreos nos interpreta de manera extraordinaria el sacerdocio de Jesús.

Silas, otro compañero de Pablo, es la forma griega de un nombre hebreo (quizá "sheal", "pedir", "invocar", que constituye la misma raíz del nombre "Saulo"), del que procede también la forma latinizada "Silvano". El nombre de Silas sólo está testimoniado en el libro de los Hechos de los Apóstoles, mientras que Silvano aparece en las cartas de Pablo. Era un judío de Jerusalén, uno de los primeros en hacerse cristiano, y en aquella Iglesia gozaba de gran estima (Cf. Hechos 15,22), al ser considerado profeta (Cf Hechos 15, 32).

Fue encargado de llevar "a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia" (Hechos 15,23) las decisiones tomadas por el Concilio de Jerusalén y de explicarlas. Evidentemente pensaban que era capaz de realizar una especie de mediación entre Jerusalén y Antioquía, entre judeocristianos y cristianos de origen pagano, y de este modo servir a la unidad de la Iglesia en la diversidad de ritos y de orígenes.

Cuando Pablo se separó de Bernabé, tomó precisamente a Silas como nuevo compañero de viaje (Cf. Hechos 15, 40). Con Pablo, llegó a Macedonia (a las ciudades de Filipos, Tesalónica y Berea), donde se detuvo, mientras que Pablo continuó hacia Atenas y después a Corinto. Silas le alcanzó en Corinto, donde colaboró en la predicación del Evangelio; de hecho, en la segunda carta dirigida por Pablo a esa Iglesia, se habla de "Cristo Jesús, a quien os predicamos Silvano, Timoteo y yo" (2 Corintios 1,19). De este modo se explica por qué aparece como coautor, junto a Pablo y a Timoteo, de las dos Cartas a los Tesalonicenses.

Esto también me parece importante. Pablo no actúa como un "solista", como un individuo aislado, sino junto con estos colaboradores en el "nosotros" de la Iglesia. Este "yo" de Pablo no es un "yo" aislado, sino un "yo" en el "nosotros" de la Iglesia, en el "nosotros" de la fe apostólica. Y Silvano es mencionado también al final de la Primera Carta de Pedro, donde se lee: "Por medio de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente" (5,12). De este modo vemos también la comunión de los apóstoles. Silvano sirve a Pablo, sirve a Pedro, porque la Iglesia es una y el anuncio misionero es único.

El tercer compañero de Pablo que hoy queremos recordar se llama Apolo, probable abreviación de Apolonio o Apolodoro. A pesar de que es un nombre de carácter pagano, era un judío fervoroso de Alejandría de Egipto. Lucas, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, le define "hombre elocuente, que dominaba las Escrituras… con fervor de espíritu" (18, 24-25).

La entrada de Apolo en el escenario de la primera evangelización tuvo lugar en la ciudad de Éfeso: allí había viajado para predicar y allí tuvo la suerte de encontrar a los esposos cristianos Priscila y Aquila (Cf. Hechos 18,26), quienes "le tomaron consigo y le expusieron más exactamente el Camino" (Cf. Hechos 18, 26). De Éfeso pasó por Acaya hasta llegar a la ciudad de Corinto: allí llegó con el apoyo de una carta de los cristianos de Éfeso, quienes pedían a los corintios darle una buena acogida (Cf. Hechos 18,27). En Corinto, como escribe Lucas, "fue de gran provecho, con el auxilio de la gracia, a los que habían creído; pues refutaba vigorosamente en público a los judíos, demostrando por las Escrituras que el Cristo era Jesús" (Hechos 18, 27-28), el Mesías.

Su éxito en aquella ciudad tuvo un desenlace problemático, pues algunos miembros de aquella Iglesia, fascinados por su manera de hablar, se oponían a los demás en su nombre (CF. 1 Corintios 1,12; 3,4-6; 4,6). Pablo, en la Primera Carta a los Corintios expresa su aprecio por la obra de Apolo, pero reprocha a los corintios el que laceren el Cuerpo de Cristo, separándose en facciones contrapuestas.

Saca una importante lección de lo sucedido: tanto yo como Apolo --dice--, no somos más que "diakonoi", es decir, simples ministros, a través de los cuales habéis llegado a la fe (Cf. 1 Corintios 3, 5). Cada uno tiene una tarea diferenciada en el campo del Señor: "Yo planté, Apolo regó; mas fue Dios quien dio el crecimiento... ya que somos colaboradores de Dios y vosotros, campo de Dios, edificación de Dios" (1 Corintios 3, 6-9). Al regresar a Éfeso, Apolo resistió a la invitación de Pablo a regresar inmediatamente a Corinto, postergando el viaje a una fecha sucesiva, que nosotros ignoramos (Cf. 1 Corintios 16,12). No nos quedan más noticias suyas, aunque algunos expertos piensan que es el posible autor de la Carta a los Hebreos, cuyo autor, según Tertuliano, sería Bernabé.

Estos tres hombres brillan en el firmamento de los testigos del Evangelio por una característica común, además de por las características propias de cada uno. En común, además del origen judío, tienen la entrega a Jesucristo y al Evangelio, así como el hecho de que los tres fueron colaboradores del apóstol Pablo. En esta misión evangelizadora original encontraron el sentido de su vida y de este modo se nos presentan como modelos luminosos de desinterés y generosidad.

Pensemos por último, una vez más, en esa frase de San Pablo: tanto Apolo como yo somos ministros de Jesús, cada uno a su manera, pues es Dios quien da el crecimiento. Esto es válido también hoy para todos, ya sea para el Papa, como para los Cardenales, los Obispos, los Sacerdotes y los laicos. Todos somos humildes ministros de Jesús. Servimos al Evangelio en la medida en que podemos, según nuestros dones, y pedimos a Dios que Él haga crecer hoy su Evangelio, su Iglesia.

[Traducción del original italiano realizada por Zenit].

Al final de la Audiencia General, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas.

En español, dijo:

"Queridos hermanos y hermanas:

Dedicamos la catequesis de hoy a tres colaboradores de San Pablo. Bernabé, que significa "hijo de la exhortación", fue uno de los primeros judíos que abrazó el cristianismo. Con gran generosidad vendió un campo de su propiedad entregando el dinero a los Apóstoles para las necesidades de la Iglesia. Se hizo garante de la conversión de Pablo ante los cristianos de Jerusalén, que desconfiaban del antiguo perseguidor, y fue su primer compañero de misión. Participó con Pablo en el llamado Concilio de Jerusalén, en el cual se decidió que para ser cristiano no era necesaria la circuncisión.

Silas compartió con Pablo la evangelización en el ámbito cultural griego. Fue encargado de llevar las decisiones del Concilio de Jerusalén a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia.

Apolo, hombre culto, gran conocedor de las Escrituras y lleno de fervor, contribuyó no sólo a anunciar, sino también a profundizar en la naturaleza de la fe en Jesucristo. Pablo, apreciando su trabajo, reprocha a los Corintios que se dividieran en facciones, y les inculca que todos son colaboradores de Dios. Los tres dedicaron generosamente sus vidas a Jesucristo y a la difusión del Evangelio.

Saludo cordialmente a los peregrinos de España y América Latina, especialmente al grupo de jóvenes universitarios de Chile, así como a los demás visitantes venidos de España, Argentina y México. Estos tres colaboradores de San Pablo nos enseñan a seguir fielmente a Cristo y ser testigos de la salvación que ha traído para todos los hombres".


@Andrea M.@
00mercoledì 31 gennaio 2007 23:13
Da audiência geral de hoje
Todos têm tarefas no «campo do Senhor»

CIDADE DO VATICANO, quarta-feira, 31 de janeiro de 2007 (ZENIT.org).- Na evangelização não há solistas, mas todos, desde o Papa até o último leigo, têm uma tarefa precisa no «campo do Senhor», explicou Bento XVI nesta quarta-feira.

Dedicou a audiência geral a apresentar as figuras de três dos colaboradores do apóstolo Paulo -- Barnabé, Silas e Apolo --, em suas aventuras evangelizadoras entre as primeiras comunidades cristãs.

Ao ilustrar o apoio que os três prestaram ao apóstolo dos povos, o bispo de Roma constatou: «Paulo não atua como um ‘solista’, como um indivíduo isolado, mas junto com estes colaboradores no ‘nós’ da Igreja».

Para Paulo, disse aos mais de seis mil peregrinos que o escutavam, não há um «eu», mas o «nós» da Igreja, o «nós» da fé apostólica.

«Cada um tem uma tarefa diferenciada no campo do Senhor», considerou, citando a primeira carta de Paulo aos Coríntios (3, 6-9): «Eu plantei, Apolo regou; mas foi Deus quem deu o crescimento... já que somos colaboradores de Deus e vós, campo de Deus, edificação de Deus.»

«Nesta missão evangelizadora original», explicou o Papa, Barnabé, Silas e Apolo «encontraram o sentido de suas vidas e deste modo nos são apresentados como modelos luminosos de desinteresse e generosidade.»

«Isso é válido também hoje para todos -- declarou na Sala Paulo VI --, seja para o Papa, como para os cardeais, os bispos, os sacerdotes e os leigos.»

«Todos somos humildes ministros de Jesus. Servimos o Evangelho na medida em que podemos, segundo nossos dons, e pedimos a Deus que Ele faça crescer hoje seu Evangelho, sua Igreja.»
@Nessuna@
00giovedì 1 febbraio 2007 19:41
El Papa lamenta que los cristianos sigan siendo perseguidos en el Medio Oriente
Al recibir este jueves a los miembros de Comisión Mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y las Iglesias ortodoxas orientales, el Papa Benedicto XVI lamentó que los cristianos sigan sufriendo serias dificultades en el Medio Oriente.

Al referirse primero al tema del diálogo de la comisión mixta, el Santo Padre destacó que “vuestro encuentro sobre la constitución y la misión de la Iglesia es muy importante para nuestro viaje común hacia el restablecimiento de la comunión plena”.

“La Iglesia Católica y las Iglesias ortodoxas orientales comparten un patrimonio eclesial que hunde sus raíces en la época apostólica y en los primeros siglos del cristianismo. Este patrimonio de experiencia debe marcar nuestro futuro, guiando nuestro camino hacia la plena comunión”, agregó.

Benedicto XVI observó luego que muchos de los presentes venían de países del Oriente Medio, y en este contexto recordó las dificultades que encuentran las minorías cristianas “para sobrevivir en medio de este panorama geopolítico inestable, y que a menudo se sienten tentadas a emigrar. En esas circunstancias, los cristianos de todas las tradiciones y comunidades de Oriente Medio están llamados a ser valientes y decididos con el poder del Espíritu Santo”.

“¡Que la intercesión y el ejemplo de los muchos mártires y santos, que dieron un valiente testimonio de Cristo en esas tierras, sostenga y fortalezca a las comunidades cristianas en su fe!”, concluyó el Papa.

ACI
@Nessuna@
00lunedì 5 febbraio 2007 02:44
S.S. Benedicto XVI recibe en Audiencia a los Príncipes de Liechtenstein
4 de Febrero (www.ZENIT.org) - El Papa Benedicto XVI recibió en Audiencia este sábado Sus Altezas el Príncipe Hans-Adam II y a la Princesa Marie de Liechtenstein, acompañados por su familia.

Una fotografía, que inmortalizó el encuentro cordial. aparece en la primera página de "L’Osservatore Romano" del 4 de febrero de 2007.

El principado de Liechtenstein ha declarado el año 2007 "Año de la familia".

"Dado el hundimiento de los índices de natalidad que también experimenta Liechtenstein y considerando las dificultades que muchas mujeres sienten para reconciliar familia y carrera, el gobierno quiere prestar particular atención este año a la política familiar", explica un comunicado emitido por el Principado.

El Príncipe Hans Adam II de Liechtenstein fue galardonado en 2001 con el reconocimiento "Path to Peace" (Sendero hacia la paz), que asigna la Fundación del mismo nombre de la misión de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Nueva York.

El premio reconoció el compromiso del Príncipe favor de los derechos humanos y de la dignidad de la persona humana.
@Nessuna@
00lunedì 5 febbraio 2007 02:46
Ángelus de Benedicto XVI: “Amar y desear la vida”

El Papa Benedicto XVI reza el Ángelus dominical junto a varios miles de peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro del Vaticano.




"Queridos hermanos y hermanas:

Hoy se celebra en Italia la Jornada por la Vida, promovida por la Conferencia Episcopal sobre el tema "Amar y desear la vida". Saludo cordialmente a cuantos se han congregado en la Plaza de San Pedro para testimoniar su compromiso a favor de la vida, desde la concepción hasta el ocaso natural. Me uno a los Obispos italianos para renovar el llamamiento lanzado varias veces también por mis venerados predecesores a todos los hombres y mujeres de buena voluntad para que acojan el grande y misterioso don de la vida. La vida, que es obra de Dios, no debe negarse a nadie, ni siquiera al más pequeño e indefenso nascituro, y mucho menos cuando presenta graves discapacidades. Al mismo tiempo, haciendo eco a los pastores de la Iglesia en Italia, invito a no caer en el engaño de pensar que se puede disponer de la vida hasta "legitimar su interrupción con la eutanasia, enmascarándola quizá con un velo de piedad humana".

En la Diócesis de Roma comienza hoy la "Semana de la vida y de la familia", ocasión importante para rezar y reflexionar sobre la familia, que es "cuna" de la vida y de toda vocación. Sabemos bien que la familia, fundada en el matrimonio, constituye el ambiente natural para el nacimiento y para la educación de los hijos, y por tanto para asegurar el porvenir de toda la humanidad. Sin embargo, sabemos también que atraviesa una profunda crisis y que tiene que afrontar numerosos desafíos.

Por tanto, es necesario defenderla, tutelarla y valorarla en su carácter único e irrepetible. Si este compromiso compete en primer lugar a los esposos, también es prioritario deber de la Iglesia y de toda institución pública apoyar a la familia a través de iniciativas pastorales y políticas, que tengan en cuenta las necesidades reales de los cónyuges, de los ancianos y de las nuevas generaciones.

Un clima familiar sereno, iluminado por la fe y por el santo temor de Dios, favorece además el surgimiento y florecimiento de vocaciones al servicio del Evangelio. Me refiero en particular, no sólo a quienes están llamados a seguir a Cristo en el camino del sacerdocio, sino también a los religiosos, a las religiosas, a las personas consagradas, a quienes recordamos el viernes pasado en la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.
Queridos hermanos y hermanas, recemos para que con un esfuerzo constante a favor de la vida y de la familia nuestras comunidades se conviertan en lugares de comunión y de esperanza, en las que se renueva, a pesar de las muchas dificultades, el gran "sí" del amor auténtico a la realidad del ser humano y de la familia, según el proyecto originario de Dios.

Pidamos al Señor, por intercesión de María Santísima, que crezca el respeto por el carácter sagrado de la vida, se tome cada vez mayor conciencia de las auténticas exigencias familiares, y aumente el número de quienes contribuyen a realizar en el mundo la civilización del amor".

[Traducción del original italiano realizada por Zenit].

Al final del Ángelus, el Papa saludó a los peregrinos en seis idiomas.

Estas fueron sus palabras en español:

"Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española aquí presentes, así como a los que participan en esta oración mariana a través de la radio y la televisión. Pidamos a la Virgen María que nos ayude a responder con generosidad a la llamada de Cristo, para que lleguemos a ser verdaderos apóstoles y testigos del evangelio de la salvación para todos los hombres. ¡Feliz domingo!"

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00martedì 6 febbraio 2007 02:05
Asegura Benedicto XVI a los jóvenes del mundo que el amor es posible.

Benedicto XVI ha enviado un mensaje a los chicos y chicas del mundo, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud 2007, en el que se plantea un único objetivo: mostrarles que el amor es posible.

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 4 febrero 2007 (ZENIT).-«Cada persona siente el deseo de amar y de ser amado. Sin embargo, ¡qué difícil es amar, cuántos errores y fracasos hay que registrar en el amor! Hay quien incluso llega a dudar si el amor es posible», reconoce el Santo Padre en su misiva.

«Pero si carencias afectivas o desilusiones sentimentales pueden hacernos pensar que amar sea una utopía, un sueño inalcanzable, ¿hay que resignarse?», se pregunta el obispo de Roma.

«¡No! --responde-- El amor es posible» y explica que el objetivo de su mensaje consiste en «contribuir a revivir en cada uno de vosotros, que sois el futuro y la esperanza de la humanidad, la fe en el amor verdadero, fiel y fuerte»

«Un amor que genera paz y alegría; un amor que une a las personas, haciéndolas sentirse libres en el mutuo respeto», aclara en el mensaje con motivo de la Jornada que se celebrará en el mundo, a nivel diocesano, el próximo Domingo de Ramos, 1 de abril.

La misiva papal ilustra tres momentos o realidades que permiten a los chicos y chicas del mundo llegar al «descubrimiento» del amor.

En primer lugar, el Papa les explica que Dios es la «fuente del amor». «Dios es amor» dice el Papa al citar la primera carta de Juan (4,8.16), «no quiere decir sólo que Dios nos ama, sino que el ser mismo de Dios es amor».

En segundo lugar, Jesús constituye la revelación plena del amor de Dios.

«¿Cómo se nos manifiesta Dios-Amor?», pregunta el Papa y responde: «Aunque en la creación ya están claros los signos del amor divino, la revelación plena del misterio íntimo de Dios se ha realizado en la Encarnación, cuando Dios mismo se hizo hombre».

«En Cristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, hemos conocido el amor en todo su alcance», insiste.

«La manifestación del amor divino es total y perfecta en la Cruz», indica, citando a san Pablo cuando dice «la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros».

«Es más --insiste--, el Crucificado, que después de la resurrección lleva para siempre los signos de la propia pasión, pone de relieve las "falsificaciones" y mentiras sobre Dios, que se ocultan bajo el manto de la violencia, la venganza y la exclusión».

«Cristo es el Cordero de Dios, que carga con el pecado del mundo y erradica el odio del corazón del hombre. Ésta es su verdadera "revolución": el amor».

El Papa llega así al tercer momento de su reflexión o realidad con la que quiere que los jóvenes descubran o redescubran el amor: la experiencia del amor de Cristo debe llevar a «amar al prójimo como Cristo nos ama», les dice.

«Ya en el Antiguo Testamento Dios había dicho: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" --recuerda--, pero la novedad de Cristo consiste en el hecho de que amar como Él nos ha amado significa amar a todos, sin distinción, también a los enemigos, "hasta el extremo"».

La carta concluye ilustrando «el secreto del amor», es decir, el «indispensable apoyo de la Gracia divina».

«Sólo la ayuda del Señor nos permite huir de la resignación frente a la enormidad de la tarea a llevar a cabo y nos infunde el valor de realizar lo que humanamente es impensable», indica.

Y para ello recomienda a los jóvenes que descubran la Eucaristía, «la gran escuela del amor».

«Cuando se participa en forma regular y con devoción en la Santa Misa --explica--, cuando se transcurren en compañía de Jesús eucarístico prolongadas pausas de adoración, es más fácil comprender la anchura, la longitud, la altura y la profundidad de su amor que excede a todo conocimiento».

El Papa ha dado cita a todos los jóvenes del mundo del 15 al 20 de julio en Sydney (Australia) con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (http://www.wyd2008.org).
@Andrea M.@
00mercoledì 7 febbraio 2007 20:32
La audiencia general del 7 de febrero 2007
La Iglesia crece con las familias verdaderamente cristianas, constata el Papa

Al presentar al matrimonio Priscila y Áquila, colaboradores de san Pablo apóstol

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 7 febrero 2007 (ZENIT.org).- La Iglesia, desde hace dos mil años, crece gracias a las familia cristianas, constató Benedicto XVI en la audiencia general de este miércoles en la que presentó a un matrimonio de la Iglesia primitiva, Priscila y Áquila.

La evocación de estos dos colaboradores cercanos de san Pablo apóstol, a quien en alguna ocasión salvaron la vida, llevó al Papa a afirmar que «toda casa puede transformarse en una pequeña iglesia».

Siguiendo con la serie de catequesis que está ofreciendo sobre figuras destacadas entre los primeros cristianos, el pontífice meditó en esta ocasión, junto a miles de peregrinos congregados en el Aula Pablo VI, sobre esta pareja que había sido expulsada de Roma junto a los judíos por el emperador Claudio.

Llegaron a Corinto alrededor del año 50 y allí conocieron a Pablo. Como era fabricante de tiendas, como ellos, le acogieron en su casa.

Después, Priscila y Áquila se trasladaron a Éfeso y, como cuenta el mismo apóstol Pablo, en su casa se reunían los cristianos de esa ciudad para escuchar la Palabra de Dios y celebrar la Eucaristía.

A estas reuniones o asambleas los cristianos las llamaron en griego «ekklesía», en latín «ecclesia», es decir, «iglesia».

«De este modo, podemos ver precisamente el nacimiento de la Iglesia en las casas de los creyentes», reconoció el Papa.

Sólo en el siglo III, nacerían «los auténticos edificios del culto cristiano», recordó el Papa. En los dos primeros siglos, sin embargo, «las casas de los cristianos se convierten en auténtica “iglesia”».

Áquila y Priscila siguieron desempeñando esta «función preciosísima» más tarde, al regresar a Roma, la capital del imperio, como lo atestigua el apóstol Pablo en la carta a los Romanos, en la que expresa a este matrimonio no sólo su gratitud, sino el agradecimiento de todas las Iglesias de la gentilidad.

«Hay algo que es seguro --añadió el Papa--: a la gratitud de esas primeras Iglesias, de la que habla san Pablo, se debe unir también la nuestra, pues gracias a la fe y al compromiso apostólico de los fieles laicos, de familias, de esposos como Priscila y Áquila, el cristianismo ha llegado a nuestra generación».

«Podía crecer no sólo gracias a los apóstoles que lo anunciaban --aclaró--. Para arraigarse en la tierra del pueblo, para desarrollarse vivamente, era necesario el compromiso de estas familias, de estos esposos, de estas comunidades cristianas, de fieles laicos que han ofrecido el “humus” al crecimiento de la fe».

«Y siempre, sólo así, crece la Iglesia --subrayó--. En particular, esta pareja demuestra la importancia de la acción de los esposos cristianos».

«Cuando están apoyados por la fe y por una intensa espiritualidad, su compromiso valiente por la Iglesia y en la Iglesia se hace natural».

«La cotidiana comunión de su vida se prolonga y, en cierto sentido, se sublima al asumir una común responsabilidad a favor del Cuerpo místico de Cristo, aunque sólo sea de una pequeña parte de éste. Así sucedió en la primera generación y así sucederá frecuentemente», reconoció.

Del ejemplo de Priscila y Áquila el Papa sacó una segunda lección: «toda casa puede transformarse en una pequeña iglesia».

«No sólo en el sentido de que en ella tiene que reinar el típico amor cristiano, hecho de altruismo y recíproca atención, sino más aún en el sentido de que toda la vida familiar, en virtud de la fe, está llamada a girar en torno al único señorío de Jesucristo».

De hecho, «la Iglesia, en realidad, es la familia de Dios», concluyó.

Pueden consultarse las catequesis precedentes del Papa sobre los primeros cristianos en la sección «Audiencia del miércoles» de la página web de Zenit (www.zenit).
@Andrea M.@
00mercoledì 7 febbraio 2007 20:34
Lo que ha dicho el Santo Padre durante la audiencia
Benedicto XVI presenta a los esposos y primeros cristianos Priscila y Áquila

Intervención en la audiencia general de este miércoles

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 7 febrero 2007 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención en la audiencia general que pronunció Benedicto XVI este miércoles dedicada a presentar a un matrimonio que formaba parte de la Iglesia primitiva, los esposos Priscila y Áquila.


Queridos hermanos y hermanas:

Dando un nuevo paso en esta especie de galería de retratos de los primeros testigos de la fe cristiana, que hemos comenzado hace unas semanas, tomamos en consideración hoy una pareja de esposos. Se trata de los cónyuges Priscila y Áquila, que se encuentran en la órbita de los numerosos colaboradores que gravitaban en torno al apóstol Pablo, a quienes ya había mencionado brevemente el miércoles pasado. En virtud de las noticias con que contamos, esta pareja de esposos desempeñó un papel muy activo en tiempos de los orígenes de la Iglesia, tras la Pascua.

Los nombres de Priscila y Áquila son latinos, pero tanto el hombre como la mujer eran de origen judío. Al menos Áquila, sin embargo, procedía geográficamente de la diáspora, de la Anatolia del norte que se asoma al Mar Negro, en la actual Turquía; mientras que Priscila, cuyo nombre abreviado, Prisca, es utilizado en ocasiones, era probablemente una judía procedente de Roma (Cf. Hechos 18, 2). Como quiera que sea, desde Roma habían llegado a Corinto, donde Pablo se encontró con ellos al inicio de los años cincuenta; allí si asoció a ellos y, dado que ejercían el mismo oficio de fabricantes de tiendas para uso doméstico, como cuenta Lucas, fue acogido incluso en su casa (Cf. Hechos 18, 3).

El motivo de su llegada a Corinto había sido la decisión del emperador Claudio de expulsar de Roma a los judíos que residían en la urbe. El historiador romano Suetonio nos dice, al hablar de este acontecimiento, que había expulsado a los judíos porque «provocaban tumultos a causa de un cierto Cresto» (Cf. «Vidas de los doce Césares, Claudio», 25). Se ve que no conocía bien el nombre --en vez de Cristo escribe «Cresto»-- y tenía una idea muy confusa de lo que había sucedido. De todos modos, se daban discordias dentro de la comunidad judía en torno a la cuestión de si Jesús era el Cristo. Y para el emperador estos problemas eran simplemente motivo de expulsión de todos los judíos de Roma. Se deduce que los esposos habían abrazado la fe cristiana ya en Roma, en los años cuarenta, y que ahora habían encontrado en Pablo a alguien que no sólo compartía con ellos esta fe --que Jesús es el Cristo--, sino que era también apóstol, llamado personalmente por el Señor resucitado. Por tanto, el primer encuentro tiene lugar en Corinto, donde le acogen en la casa y trabajan juntos en la fabricación de tiendas.

En un segundo momento, se trasfieren a Asia Menor, a Éfeso. Allí desempeñaron un papel determinante para completar la formación cristiana del judío alejandrino Apolo, de quien hablamos el miércoles pasado. Dado que él sólo conocía someramente la fe cristiana, «al oírle Áquila y Priscila, le tomaron consigo y le expusieron más exactamente el Camino» (Hechos 18, 26). Cuando en Éfeso el apóstol escribe su Primera Carta a los Corintios, junto a sus saludos, envía explícitamente también los de «Áquila y Prisca, junto con la Iglesia que se reúne en su casa» (16,19).

De este modo, sabemos el papel importantísimo que esta pareja desempeñó en el ámbito de la Iglesia primitiva: es decir, el de acoger en su propia casa al grupo de los cristianos del lugar, cuando se reunían para escuchar la Palabra de Dios y para celebrar la Eucaristía. Es precisamente ese tipo de reunión que en griego se llama «ekklesía», la palabra latina es «ecclesia», la italiana «chiesa» [la española «iglesia», ndr.], que quiere decir convocación, asamblea, reunión.

En la casa de Áquila y Priscila, por tanto, se reúne la Iglesia, la convocación de Cristo, que celebra allí los sagrados misterios. De este modo, podemos ver precisamente el nacimiento de la Iglesia en las casas de los creyentes. Los cristianos, de hecho, hasta el siglo III, no tenían lugares propios de culto: éstos fueron, en un primer momento, las sinagogas judías, hasta cuando la originaria simbiosis entre Antiguo y Nuevo Testamento se deshizo y la Iglesia de la gentilidad se vio obligada a darse una identidad propia, siempre profundamente arraigada en el Antiguo Testamento.

Después, tras esta «ruptura», los cristianos se reúnen en las casas, convirtiéndose así en «Iglesia». Y por último, en el siglo III, nacen los auténticos edificios del culto cristiano. Pero aquí en la primera mitad del silo I y en el siglo II, las casas de los cristianos se convierten en auténtica «iglesia». Como ya he dicho, juntos leen las Sagradas Escrituras y se celebra la Eucaristía. Es lo que sucedía, por ejemplo, en Corinto, donde Pablo menciona a un cierto «Gayo, huésped mío y de toda la Iglesia» (Romanos 16, 23), o en Laodicea, donde la comunidad se reunía en la casa de una cierta Ninfas (Cf. Colosenses 4, 15), o en Colosas, donde la reunión tenía lugar en la casa de un tal Arquipo (Cf. Filemón 2).

Al regresar posteriormente a Roma, Áquila y Priscila siguieron desempeñando esta función preciosísima también en la capital del imperio. De hecho, Pablo, al escribir a los romanos, les envía este saludo particular: «Saludad a Prisca y Áquila, colaboradores míos en Cristo Jesús. Ellos expusieron sus cabezas para salvarme. Y no soy solo en agradecérselo, sino también todas las Iglesias de la gentilidad; saludad también a la Iglesia que se reúne en su casa» (Romanos 16, 3-5). ¡Qué extraordinario elogio de esos dos cónyuges encierran estas palabras! Lo eleva nada más y nada menos que el apóstol Pablo. Reconoce explícitamente en ellos dos a auténticos e importantes colaboradores de su apostolado. La referencia al hecho de haber arriesgado la vida por él está probablemente en relación con algún gesto a favor suyo durante alguno de sus encarcelamientos, quizá en la misma Éfeso (Cf. Hechos 19,23; 1 Corintios 15,32; 2 Corintios 1,8-9). Y el hecho de que Pablo asocie su gratitud a la de todas las Iglesias de la gentilidad, aunque la expresión pueda parecer una hipérbole, da a entender la grandeza de su radio de acción y, de todos modos, su influencia a favor del Evangelio.

La tradición hagiográfica posterior ha dado una importancia sumamente particular a Priscila, aunque queda en pie el problema de una identificación suya con otra Priscila mártir. En todo caso, tenemos tanto una iglesia dedicada a santa Prisca, en el Aventino, como las catacumbas de Priscila, en la Vía Salaria.

De este modo, se perpetúa la memoria de una mujer que ha sido seguramente una persona activa y de gran valor en la historia del cristianismo romano. Hay algo que es seguro: a la gratitud de esas primeras Iglesias, de la que habla san Pablo, se debe unir también la nuestra, pues gracias a la fe y al compromiso apostólico de los fieles laicos, de familias, de esposos como Priscila y Áquila, el cristianismo ha llegado a nuestra generación. Podía crecer no sólo gracias a los apóstoles que lo anunciaban. Para arraigarse en la tierra del pueblo, para desarrollarse vivamente, era necesario el compromiso de estas familias, de estos esposos, de estas comunidades cristianas, de fieles laicos que han ofrecido el «humus» al crecimiento de la fe.

Y siempre, sólo así, crece la Iglesia. En particular, esta pareja demuestra la importancia de la acción de los esposos cristianos. Cuando están apoyados por la fe y por una intensa espiritualidad, su compromiso valiente por la Iglesia y en la Iglesia se hace natural. La cotidiana comunión de su vida se prolonga y en cierto sentido se sublima al asumir una común responsabilidad a favor del Cuerpo místico de Cristo, aunque sólo sea de una pequeña parte de éste. Así sucedió en la primera generación y así sucederá frecuentemente.

De su ejemplo podemos sacar otra lección que no hay que descuidar: toda casa puede transformarse en una pequeña iglesia. No sólo en el sentido de que en ella tiene que reinar el típico amor cristiano, hecho de altruismo y recíproca atención, sino más aún en el sentido de que toda la vida familiar, en virtud de la fe, está llamada a rotar en torno al único señorío de Jesucristo. Por eso, en la Carta a los Efesios, Pablo compara la relación matrimonial con la comunión esponsalicia que se da entre Cristo y la Iglesia (Cf. Efesios 5, 25-33). Es más, podríamos considerar que el apóstol conforma la vida de la Iglesia con la de la familia. Y la Iglesia, en realidad, es la familia de Dios.

Honramos, por tanto, a Áquila y Priscila como modelos de una vida conyugal responsablemente comprometida al servicio de toda la comunidad cristiana. Y encontramos en ellos el modelo de la Iglesia, familia de Dios para todos los tiempos.

[Traducción del original italiano realizada por Zenit. Al final de la audiencia, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo:]


Queridos hermanos y hermanas:

Priscila y Áquila era un matrimonio que desempeñó un importante papel al servicio de la Iglesia primitiva, colaborando estrechamente con el apóstol san Pablo, y llegando incluso a arriesgar su vida por él, como atestigua en su carta a los Romanos. Expulsados de Roma con todos los judíos, por orden del emperador Claudio, llegaron a Corinto donde acogieron en su casa al grupo de fieles que se reunían para las celebraciones litúrgicas, como era costumbre entre los cristianos. En verdad, gracias a la fe y a la entrega apostólica de testigos como Priscila y Áquila, el cristianismo ha llegado hasta nosotros. De modo particular, esta pareja nos demuestra cuánto es importante el compromiso de los esposos cristianos en la Iglesia. Además, nos enseñan cómo cada hogar se puede transformar en una pequeña iglesia, donde reine el amor cristiano y donde toda la vida familiar tenga como centro a Cristo.

Saludo cordialmente a los visitantes de lengua española. En especial, saludo a los peregrinos de la diócesis de Plasencia, con su Obispo Monseñor Amadeo Rodríguez Magro, así como a los demás grupos parroquiales de España y de Latinoamérica. Deseo saludar además al grupo de Policías locales de Valencia, que colaboraron en el gran Encuentro Mundial de las Familias. Muchas gracias! Os animo a todos a seguir el ejemplo de los primeros cristianos, y a ofrecer, en vuestra vida matrimonial y familiar, un testimonio coherente de amor a Cristo y de servicio a los demás. ¡Gracias por vuestra visita!

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00sabato 10 febbraio 2007 21:11

DISCURSO DE BENEDICTO XVI AL NUEVO EMBAJADOR DE COLOMBIA ANTE LA SANTA SEDE


DISCURSO DEL PAPA BENEDICTO XVI AL SEÑOR JUAN GÓMEZ MARTÍNEZ, NUEVO EMBAJADOR DE COLOMBIA ANTE AL SANTA SEDE


Viernes 9 de febrero de 2007




"Señor Embajador:

1. Me complace recibir de sus manos las Cartas que lo acreditan como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República de Colombia ante la Santa Sede. Le doy mi más cordial bienvenida a este encuentro con el que inicia su misión y le agradezco las amables palabras que me ha dirigido, así como el deferente saludo que el Señor Presidente, el Doctor Álvaro Uribe Vélez, ha querido hacerme llegar por medio de usted, como expresión de la cercanía espiritual del pueblo colombiano al Papa.

Vuestra Excelencia viene a representar ante la Santa Sede a una Nación que, a lo largo de su historia, se ha distinguido por su identidad católica. Sus palabras me han recordado, y me han permitido comprobar una vez más, el vivo afecto y la filial devoción de los colombianos al Sucesor de Pedro, como fruto de una arraigada vivencia de la fe cristiana, y que se manifiesta además en el aprecio de los fieles hacia los Obispos y sus colaboradores, tratando de mantener las tradiciones y las virtudes heredadas de los mayores.

2. No pasan desapercibidos ante el mundo los importantes esfuerzos que su país ha hecho para buscar la paz y la reconciliación, junto con el empeño por fomentar el progreso y unas instituciones democráticas más sólidas. Son de alabar los objetivos alcanzados para una mayor seguridad y estabilidad social, así como en la lucha contra la pobreza. También hay que destacar la constante preocupación en materia de educación, favoreciendo el acceso de todos los ciudadanos a los programas escolares y universitarios, pues la educación es el cimiento de una sociedad más humana y solidaria.

No obstante, como usted ha mencionado, en su país se siguen dando complejas situaciones en el campo político y social. Conozco los desafíos que entraña el llevar adelante un diálogo de paz, necesario a pesar de los múltiples escollos que surgen en el camino. Persisten, además, otros problemas en la sociedad que atentan contra la dignidad de las personas, la unidad de las familias, un justo desarrollo económico y una conveniente calidad de vida. Teniendo en cuenta tanto los logros como las dificultades, animo a todos los colombianos a continuar en sus esfuerzos para conseguir la concordia y el crecimiento armónico de la nación. Estas aspiraciones sólo alcanzan su plena realización cuando Dios es considerado como el centro de la vida y de la historia humana.

3. Por esto aprecio que Vuestra Excelencia haya subrayado la importante labor de la Iglesia católica para la reconciliación nacional. En efecto, además de la participación directa de algunos Obispos, sacerdotes y religiosos en las acciones encaminadas a construir la paz, su voz ha resonado también en los momentos decisivos de la vida colombiana, recordando cuáles son las bases insustituibles del verdadero progreso humano y de la convivencia pacífica, exhortando a los católicos y a los hombres de buena voluntad a seguir el camino del perdón y de la responsabilidad común para instaurar la justicia.

4. Como Pastor de la Iglesia Universal, no puedo dejar de expresar a Vuestra Excelencia mi preocupación por las leyes que conciernen a cuestiones muy delicadas como la transmisión y defensa de la vida, la enfermedad, la identidad de la familia y el respeto del matrimonio. Sobre estos temas, y a la luz de la razón natural y de los principios morales y espirituales que provienen del Evangelio, la Iglesia católica seguirá proclamando sin cesar la inalienable grandeza de la dignidad humana. Es necesario apelar también a la responsabilidad de los laicos presentes en los órganos legislativos, en el Gobierno y en la administración de la justicia, para que las leyes expresen siempre los principios y los valores que sean conformes con el derecho natural y que promuevan el auténtico bien común.

5. El inicio de su misión ante la Santa Sede me ofrece también la oportunidad de recordar lo que ya dije el mes pasado en mi discurso al Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede. Al hablar sobre varios países, me referí “en particular a Colombia, donde el largo conflicto interno ha provocado una crisis humanitaria, sobre todo por lo que se refiere a las personas desplazadas. Se deben hacer todos los esfuerzos necesarios para pacificar el país, para devolver las personas secuestradas a sus familias, para volver a dar seguridad y una vida normal a millones de personas. Esas señales darían confianza a todos, incluso a los que han estado implicados en la lucha armada” (8 enero 2007).

Es mi ardiente deseo que en su país se ponga fin a este cruel flagelo de los secuestros, que atentan de manera tan grave a la dignidad y a los derechos de las personas. Acompaño con mi oración a quienes se hallan injustamente privados de la libertad y expreso mi cercanía a sus familias, confiando en su pronta liberación.

A este respecto, las numerosas instituciones dedicadas a la caridad, siguiendo los proyectos pastorales de la Conferencia Episcopal y de las diócesis, están llamadas a prestar asistencia humanitaria a los más necesitados, especialmente a los desplazados, tan numerosos en Colombia, así como a las víctimas de la violencia. De este modo dan también testimonio del esfuerzo de la Iglesia que, siempre en el marco de su propia misión y en las circunstancias que vive la nación, es artífice de comunión y de esperanza.

6. Al terminar este encuentro, deseo manifestarle nuevamente mis anhelos de que en su Patria se consolide la paz tan anhelada, así como la reconciliación. Ruego a Dios Padre que haga fructificar todos los esfuerzos realizados con este fin. Invoco también la intercesión de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá sobre el querido pueblo colombiano, sobre el Señor Presidente y los demás gobernantes, y especialmente sobre Vuestra Excelencia y su distinguida familia, deseándole un gran acierto en el cumplimiento de la alta misión que le ha sido confiada".

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00sabato 10 febbraio 2007 21:16
Nombramientos de S.S. Benedicto XVI (Febrero 10)

10 de Febrero (www.ssbenedictoxvi.org) - Este sábado la Oficina de Prensa de la Santa Sede hizo público que en otros Actos Pontificios el Papa Benedicto XVI:

• Aceptó la renuncia al gobierno pastoral de la Diócesis de Speyer (Alemania), presentada por Monseñor Anton Schlembach, en conformidad al canon 401 § 1 del Código de Derecho Canónico.


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• Aceptó la renuncia al gobierno pastoral de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba (Cuba), presentada por Monseñor Pedro Claro Meurice Estíu, en conformidad al canon 401 § 1 del Código de Derecho Canónico.


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• Nombró Arzobispo Metropolitano de Santiago de Cuba (Cuba) a Monseñor Dionisio Guillermo García Ibáñez, hasta ahora Obispo de Santísimo Salvador de Bayamo y Manzanillo.

El Arzobispo electo nació el 31 de Enero de 1945 en Guantánamo. Después de su Licenciatura obtuvo la Maestría en Ingeniería en 1972, con especialización en Telecomunicaciones; desempeñó su profesión en la Compañía Telefónica Estatal en la Provincia de Santiago hasta 1980, año de su ingreso al Seminario de San Basilio de Santiago de Cuba. Continuó su formación sacerdotal Seminario Nacional de San Carlos y San Ambrosio en La Habana.

Fue ordenado Sacerdote en Guantánamo el 8 de Julio de 1985, fue nombrado Párroco de Niquero y Campechuela. En 1991 fue transferido a la Parroquia de Manzanillo. También ha sido Responsable de la Patoral Juvenil en la Arquidiócesis de Santiago de Cuba. En 1992 participó como consultor de la Conferencia Episcopal Cubana a la IV Conferencia del Episcopado Latino Americano en Santo Domingo.

Nombrado primer Obispo de Santísimo Salvador de Bayamo y Manzanillo el 9 de Diciembre 1995, recibió su ordenación episcopal el 27 de Enero siguiente.
Actualmente es Vice-Presidente de la Conferencia Episcopal Cubana.


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• Elevó a la Prefectura Apostólica de Nepal (Nepal) al rango de Vicariato Apostólico, con la misma denominación y configuración territorial.


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• Nombró Primer Vicario Apostólico de Nepal (Nepal), al Reverendo Padre Anthony Francis Sharma, S.I., actual Prefecto Apostólico de Nepal, asígnandole la sede titular Obispal de Gigti.

El Reverendo Anthony Francis Sharma, S.I., nació en Kathmandu, capital de Nepal, el 12 de Diciembre de 1937.

Ingresó a la Compañía de Jesús el 28 de Julio de 1956, fue ordenado Sacerdote el 4 de Mayo de 1968.

Por algunos años dió clases en varias escuela de la zona de Darjeeling (India), fue nombrado Superior Eclesiástico de Nepal el 9 de Abril de 1984, cuando era Rector del “St. Joseph’s Collage” en Darjeeling. El 8 de Noviembre de 1996, cuando la Misión “sui iuris” es elevada a Prefectura Apostólica, el Padre Sharma se convierte en su Primer Prefecto Apostólico.

Datos Estadísticos

El nuevo Vicariato Apostólico de Nepal se entiende en un area de 147,181 kms. con una población de cerca de 23'700 mil habitantes de los cuales 6,681 son católicos, tiene 5 parroquias, 2 casi parroquias, 6 estaciones de misión y 22 sub estaciones, 11 sacerdotes diocesanos y 40 religiosos. Los seminaristas mayores son 5 y los religiosos 112. Cuentan con 44 institutos de educación y 16 de beneficencia.


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• Confirma la elección hecha el 8 de febrero de 2007 por el Sínodo de Obispos de la Iglesia Siro-Malankar del Excelentísimo Isaac Mar Cleemis Thottunkal, Arzobispo Metropolitano de Tiruvalla, a Arzobispo Mayor de Trivandrum de los Siro-Malankares.

El Arzobispo electo nació el 15 de Junio de 1959 en Mukkoor, Eparquía de Tiruvalla, en el Estado de Kerala. Fue ordenado Sacerdote el 11 de Junio de 1986 por la Eparquía de Bathery. De 1989 a 1991 fue Vice-Rector del Seminario de Bathery y Párroco de la Catedral. De 1991 a 1996 estudió en la Facultad de Teología del Angelicum de Roma, donde obtuvo el Doctorado.

El 29 de Mayo de 2001, fue nombrado Obispo Auxiliar de la Arquieparquía de Trivandrum de los Siro-Malankares, con el encargo de Visitador Apostólico en Norte América y Europa.

El 11 de Septiembre de 2003 fue nombrado Obispo Residencial de la Eparquía de Tiruvalla de los Siro-Malankares.

El 15 de Mayo de 2006, después de la elevación de Eparquía a Sede Metroplitana, fue promovido como Arzobispo Metropolitano de Tiruvalla.
@Nessuna@
00lunedì 12 febbraio 2007 05:16
Benedicto XVI ilustra el sentido de la Jornada Mundial del Enfermo


Intervención con motivo del Ángelus

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 10 febrero 2007 (ZENIT.org).- Publicamos las palabras que dirigió Benedicto XVI este domingo al rezar la oración mariana del Ángelus.



Queridos hermanos y hermanas:
La Iglesia hace memoria hoy de la primera aparición de la Virgen María a santa Bernadette, acaecida el 11 de febrero de 1858, en la gruta de Massabielle, en Lourdes. Un acontecimiento prodigioso que ha hecho de esa localidad, situada en los Pirineos franceses, un centro mundial de peregrinaciones y de intensa espiritualidad mariana.

En aquel lugar, desde hace ya casi 150 años, resuena con fuerza el llamamiento de la Virgen a la oración y a la penitencia, eco casi permanente de la invitación con la que Jesús comenzó su peregrinación en Galilea: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva» (Marcos 1,15). Ese santuario se ha convertido, además, en meta de numerosos peregrinos enfermos, que al ponerse a la escucha de María Santísima, reciben aliento para aceptar sus sufrimientos y para ofrecerles por la salvación del mundo, uniéndoles a los de Cristo crucificado.

A causa de este lazo entre Lourdes y el sufrimiento humano, hace quince años, el querido Juan Pablo II quiso que, con motivo de la fiesta de la Virgen de Lourdes, se celebrara también la Jornada Mundial del Enfermo. Este año, el corazón de esta celebración se encuentra en la ciudad de Seúl, la capital de Corea del Sur, adonde he enviado como representante al cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud. A él y a cuantos están allí congregados les envío un cordial saludo.

Quisiera extender mi saludo a los agentes sanitarios de todo el mundo, consciente de la importancia que tiene en nuestra sociedad su servicio a los enfermos. Sobre todo deseo manifestar mi cercanía espiritual y mi afecto a nuestros hermanos y hermanas enfermos, con un particular recuerdo para aquellos que están afectados por enfermedades particularmente graves o dolorosas: a ellos se dedica en particular en esta Jornada nuestra atención. Es necesario apoyar el desarrollo de los tratamientos paliativos que ofrezcan una asistencia integral y que dispensen a los enfermos incurables ese apoyo humano y acompañamiento espiritual que tanto necesitan.

En la tarde de hoy, en la Basílica de san Pedro, se congregarán numerosos enfermos y peregrinos en torno al cardenal Camillo Ruini, quien presidirá la celebración eucarística. Al final de la santa misa, tendré la alegría, al igual que el año pasado, de mantener un encuentro con ellos, reviviendo el clima espiritual que se experimenta en la Gruta de Massabielle. Quisiera encomendar ahora a la protección de la Virgen Inmaculada, con la oración del Ángelus, los enfermos y los que sufren en el cuerpo y en el espíritu en el mundo entero.

[Traducción del original italiano realizada por Zenit. Tras rezar el Ángelus, el Papa dirigió un saludo a los peregrinos en varios idiomas. Estas fueron sus palabras en español:]

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española. De modo especial, saludo a los grupos parroquiales de Alcorcón, El Puerto de Santa María, Olveral, Setenil y Chiclana de la Frontera, venidos de España. En este domingo en que se celebra la Jornada Mundial del Enfermo, encomendemos a la protección materna de la Virgen María a cuantos sufren alguna enfermedad y a sus familiares, para que sientan también en todo momento el consuelo de la ternura y misericordia del Señor. ¡Feliz domingo!

[© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana]



@Andrea M.@
00lunedì 12 febbraio 2007 10:01
Un articulo más sobre este tema
Benedicto XVI pide desarrollar los tratamientos paliativos para enfermos graves

En la Jornada Mundial del Enfermo

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 10 febrero 2007 (ZENIT.org).- Al celebrar la Jornada Mundial del Enfermo en la fiesta de la Virgen de Lourdes, Benedicto XVI lanzó este domingo un llamamiento a desarrollar los tratamientos paliativos.

«Es necesario apoyar el desarrollo de los tratamientos paliativos que ofrezcan una asistencia integral y que dispensen a los enfermos incurables ese apoyo humano y acompañamiento espiritual que tanto necesitan», afirmó al rezar la oración mariana del Ángelus.

En su saludo a los miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa recordó que en este año ha querido dedicar esta Jornada a la asistencia material y espiritual a los enfermos incurables o terminales (Cf. Mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial del Enfermo 2007).

La decimoquinta edición de esta celebración, que fue creada por Juan Pablo II tiene como eje central las celebraciones de Seúl, capital de Corea del Sur. El cardenal mexicano Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, es el enviado especial del Papa en ese acontecimiento.

El Papa envió un saludo «a los agentes sanitarios de todo el mundo, consciente de la importancia que tiene en nuestra sociedad su servicio a los enfermos».

Y sobre todo manifestó su «cercanía espiritual y afecto a nuestros hermanos y hermanas enfermos, con un particular recuerdo para aquellos que están afectados por enfermedades particularmente graves o dolorosas».

Recordando que las apariciones de la Virgen de Lourdes tuvieron lugar hace casi 150 años (el 11 de febrero de 1858), el obispo de Roma invitó a los enfermos «a ponerse a la escucha de María Santísima», pues así recibirán «aliento para aceptar sus sufrimientos y para ofrecerles por la salvación del mundo, uniéndoles a los de Cristo crucificado».

El Papa debía mantener un encuentro en la tarde de este domingo con miles de enfermos, que precedentemente habían participado en una celebración eucarística en la Basílica de San Pedro del Vaticano, presidida por el cardenal Camillo Ruini, obispo vicario para la diócesis de Roma.
@Andrea M.@
00lunedì 12 febbraio 2007 17:43
Misa celebrando la Jornada Mundial del Enfermo
En el rostro de cada enfermo brilla el rostro de Cristo, explica el Papa

Encuentro en la Jornada Mundial del Enfermo

CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 11 febrero 2007 (ZENIT.org).- En el rostro de cada enfermo brilla el rostro de Cristo, constató Benedicto XVI este domingo al celebrar la Jornada Mundial del Enfermo.

Este es el mensaje que dirigió en la noche a los enfermos al final de la misa que presidió el cardenal Camillo Ruini, obispo vicario de Roma, en la Basílica de San Pedro del Vaticano, para los enfermos, muchos de ellos venidos gracias a la Obra Romana para las Peregrinaciones.

«En el rostro de todo ser humano, en particular si sufre o está desfigurado por la enfermedad, brilla el rostro de Cristo, quien dijo: “cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mateo 25, 40)», dijo el Papa.

El Santo Padre quiso que esta Jornada sirva para «hacer experimentar la cercanía material y espiritual de toda la comunidad cristiana» a los enfermos.

«Es importante no dejarles en el abandono y en la soledad, mientras tienen que afrontar un momento tan delicado de su vida», aclaró.

«Por tanto, tienen gran mérito aquellos que, con paciencia y amor, ponen a su servicio las competencias profesionales y el calor humano», añadió.

«Pienso en los médicos, en los enfermeros, en los agentes sanitarios, en los voluntarios, en los religiosos y religiosas, en los sacerdotes, que sin reservas se inclinan ante ellos, como el buen samaritano, que no prestan atención a su condición social, al color de la piel o a la pertenencia religiosa, sino sólo a aquello que necesitan», afirmó.

Tras la misa tuvo lugar una procesión con las antorchas que hizo revivir en la Plaza de San Pedro el ambiente que se experimenta en Lourdes al caer la noche.

El pensamiento del Papa al final de su discurso se dirigió precisamente «a la gruta de Massabielle, donde se encuentran el dolor humano y la esperanza, el miedo y la confianza».

«¡Cuántos peregrinos, consolados por la mirada de la Madre, encuentran en Lourdes la fuerza para cumplir más fácilmente la voluntad de Dios, incluso cuando cuesta renuncia y dolor», reconoció.

«Que la antorcha que lleváis encendida entre las manos sea el signo de un sincero deseo de caminar con Jesús, fulgor de paz que ilumina las tinieblas y nos lleva a ser luz y apoyo para quien vive junto a nosotros», les dijo el pontífice.

«Que nadie que se encuentra en situaciones de duro sufrimiento se sienta nunca solo o abandonado», concluyó.
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